Erika Miranda vive un gran momento en sus 30 años de trayectoria artística con la reciente presentación de su obra “Entre tangos y gatos” en el teatro Achá, el pasado jueves y viernes de esta semana y la próxima puesta en escena de Quillacollo, que será el siguiente sábado.

La artista cochabambina nació el 16 de marzo de 1976, creció en la Llajta y llevó adelante sus estudios superiores en el extranjero.

“A mis 13 años tomé clases de ballet. Luego, jazz. Después quise profesionalizarme y por eso me fui a la Argentina”, describe Miranda. 

La bailarina qhochala vivió en tierras vallunas hasta el 2006, cuando se le presentó la oportunidad de estudiar en la Universidad Nacional de Artes de Buenos Aires, Argentina.

Erika obtuvo una licenciatura en composición coreográfica y se especializó en comedia musical.

“La universidad solo da cobertura para seis estudiantes extranjeros por año. Presentas los documentos y te hacen audiciones. La primera semana es danza clásica. La segunda se trata de la contemporánea. Rendí el examen en 2006 y quedé entre los mejores postulantes foráneos”, explica Miranda.

En la universidad tuvo como formadores a Mecha Fernández, Ricky Paskus, Sandy Brandawer, Sergio Arroyo y Vanina Bucovick, entre otros.

En danza clásica, sus profesores fueron Mónica Soutto, Nelson Silvestri y Martha Torrico, entre otros.

En danza contemporánea, la cochabambina trabajó con Alejandra Libertela,Claudia Barreta, Jazmín Guiaurdillo, Edgardo Mercado y Mariela Rugueri, entre otros.

En la danza jazz, tuvo “la formación más sólida” con Manuel Vallejos, a quien consideran una eminencia en el modern jazz. 

Además, Erika tuvo una formación complementaria con Sandy Brandawer, Daniel Bartra, Verónica Pecollo y Elizabeth Chapenrouge.

Desde 2008 (paralelamente a sus estudios), la artista boliviana trabaja para el canal internacional infantil Nickelodeon y hace espectáculos artísticos en Buenos Aires.

Miranda llegó a Cochabamba el año pasado como parte del elenco que realizó el show de “Peppa Pig”, que tuvo lugar en las instalaciones del club Olympic.

También trabajó en obras como “Chavo del Ocho”, “Backyardigans”, “Doki” y “Aldea Mágica”.

Su trabajo artístico la llevó a desenvolverse en otros países como Brasil, Uruguay, Paraguay, República Dominicana y Puerto Rico.

Su contacto con el arte inició en 1989 y se quedó en Cocha por 17 años hasta que se mudó a Buenos Aires donde está viviendo y trabajando hace 14 años. 

Erika dirige y actúa. Con base en toda la experiencia acumulada a su paso por la Argentina y con las giras internacionales, ella quiere ayudar al arte nacional, apuntando a shows de primer nivel.