Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 18:15

Eliana Ohanian: bajó 50 kilos y ahora lidera una cruzada saludable

Es ingeniera en nutrición y ciencia de alimentos. Aplicó todo su proceso de desintoxicación en su propio emprendimiento, denominado Ketolab, que busca cambiar la vida de otras personas, como le pasó a ella.    

Eliana Ohanian: bajó 50 kilos y ahora lidera una cruzada saludable

Hace cuatro años Eliana Ohanian Sotomayor pesaba 118 kilos, tenía problemas en las plantas de los pies, hernia, hemorroides y psoriasis artrítica, entre otros males. Cada mañana “tomaba valor” para levantarse y empezar a trabajar pese al dolor que le significaba moverse. Un día sintió que tocó fondo, que no podía estar peor. Dejó de ir a los médicos tradicionales porque no le generaba ningún resultado y buscó, por su lado, algo que le ayude a sentirse mejor. Tomó un curso de aceites esenciales y no paró más hasta revolucionar su vida por completo: bajó 50 kilos, inició un emprendimiento y lidera una cruzada saludable en Cochabamba. 

Eliana estudio Ingeniería en Nutrición y Ciencia de Alimentos en Estados Unidos. Trabajó durante muchos años en el área de producción innovando comestibles en diferentes empresas, tuvo un restaurante e impulsó la movida de Djs en Cochabamba. Su vida siempre estuvo rodeada de gente, amigos y familia, pero, en el fondo, algo no estaba bien. 

Su relación con la buena alimentación empezó hace cuatro años durante un viaje que realizó a Colombia. Allí, descubrió que el olor de la cúrcuma de aquel país era distinto al proveniente de Bolivia. Luego de investigar descubrió que en nuestro país la mezclan con harina y achiote, así que emprendió un viaje a Chapare, se compró la planta en raíz, la deshidrató y creó su propia cúrcuma, que utiliza como medicina natural y condimento. 

En ese momento de descubrimiento, Eliana pasaba por su peor momento de salud. Los problemas eran innumerables y ya llevaba varios años lidiando con ellos. “Yo ponía mis pies en el suelo cada mañana y me quería morir del dolor. Tenía que respirar unos 15 minutos para darme el coraje de pararme”, cuenta. 

A raíz de ese problema descubrió que tenía hernia de hiato, le dijeron que debía operarse, pero ella se rehusó. Después, empezó a sufrir de hemorroides y, luego, de psoriasis artrítica. “Ningún médico ve el núcleo; uno veía los pies, otro la hernia, otro la hemorroides. Deberían aprender nutrición porque todo nace de ahí, es el núcleo”, afirma. 

Durante tres años aguantó y aprendió, incluso, a “convivir” con esas molestias, aunque el dolor, sumado a sus 118 kilos, se volvió insoportable. 

A la izquierda, Eliana luego de empezar su primer detox. A la derecha, Ohanian en la actualidad.

Recuerda un episodio particular, cuando estaba en el médico y le iban a poner seis dosis de corticoides; explotó porque sentía que la estaban “envenenando” y se fue a buscar alguna alternativa propia. “Sentí que toqué fondo y que si me ponían esas seis ampollas no salía más”. 

En aquel momento se sentía desorientada, con muchas preguntas, pero sin respuestas. Decidió pasar un curso de aceites esenciales que daban en Estados Unidos para probar otras alternativas. En el taller conoció el problema del síndrome de intestino permeable y eso se quedó en su cabeza. Investigó más y descubrió que, de los 15 síntomas que indican que uno tiene esa enfermedad, ella tenía 10. Así, tomó otros cursos más hasta llegar a la sopa de huesos. “Me decía ‘qué voy a perder, así como estoy, nada’”, cuenta. 

Comenzó a elaborar el concentrado, le añadió cúrcuma y empezó la dieta detox, en noviembre de 2017. Ese fue el inicio de un camino sin retorno. “Empecé la dieta y me dio un ataque de hemorroides, fue fatal, pero no me dolía los codos, entonces hice el balance entre los dolores y decidí continuar, pero no dije nada a nadie, sabía que no me dejarían probar”, indica Eliana. 

El segundo mes le pasó lo mismo y al tercero también. Investigó más y descubrió la “regresión de dolencias”. Eliana explica que, cuando el cuerpo se está desintoxicando, elige sanar dolencias antiguas, entonces hace memoria de todo lo que padeció. Sus codos le dejaron de do-ler, su cuerpo empezó a desinflamarse.  

Relata que el cuarto mes de detox empezó a disfrutar más ese cambio. Se sentía mejor, se fue desinflamando, no bajó de peso inmediatamente, pero el cambio era evidente. 

Lo que inició como una alternativa para sentirse bien ella misma, se convirtió en su forma de vida, su trabajo y su pasión. 

“Ya bajé 50 kilos en tres años. Para mis 45, que cumplo en marzo, voy a estar mejor que nunca en mi vida. Nunca había entrado en un pantalón talla 7, y ahora uso talla 7 luego de empezar en 22”. 

Cambiar los hábitos y estudiar la parte psicoló-gica también fue esencial para ella. “Hacer el detox no solo te limpia el cuerpo, la mente y el alma. Uno se esconde en algo, yo me escondía en el peso”, indica. 

Durante el proceso de desintoxicar su cuerpo, también empezó a curar su alma. Eliana comenta que la muerte de su hermano en un accidente aéreo, en 2000, fue un golpe muy duro para ella. Ya tenía un antecedente: su papá falleció en un accidente similar cuando ella estaba en cuarto básico. Así, uno a uno revivió sus dolores y los comenzó a curar. Dejó el alcohol y el tabaco. “Me he preguntando ¿quién soy ahora después de 50 kilos?, ¿qué viene ahora?, ¿cómo continúo? Quiero ser mi mejor versión, cueste lo que cueste”.

Dejó su trabajo porque quería ser consecuente con sus valores, no depender de nadie y dedicarse a la nutrición, que es su pasión. “Sin querer fui armando una empresa que sería mi rescate”, dice.

SOPAS HECHAS CON MAGIA 

Los primeros tres meses de su tratamiento fueron una “tortura”, pero a los seis se dio cuenta que debía compartir el cambio que estaba viviendo. Así nació “Wisa, hecho con magia”. 

Luego de animarse a emprender, el siguiente paso era lograr que las personas crean que las sopas funcionan. Su principal prueba era ella misma. “La gordita ya no estaba tan gordita. La gente me veía haciendo mis sopas. Empecé a bajar y subir las escaleras, estaba más energética”. 

Más personas se sumaron y fue incrementando su gama de productos junto con su socia Carla Quiroga. Wisa se volvió un producto de Ketolab, que es el nombre actual de la empresa que aglutina las sopas a base de colágeno, la línea de condimentos a base de cúrcuma y otros más. De hecho, esta especia es el ingrediente favorito de todas sus preparaciones por sus múltiples beneficios desinflamatorios. “Es como ibuprofeno natural”, asevera Ohanian.

El plan que ofrece Ketolab consiste en hacer la limpieza detox durante nueve días cada mes: los primeros tres días es el plan intensivo, que consiste en comer por jornada un smothie de naranja, jengibre y zanahoria en la mañana; al medio día una sopa con huevo y palta; a media tarde un jugo verde; y en la noche otra vez una sopa con huevo y palta. 

Los otros tres días son el plan reparador, que consiste en quitar dos sopas y aumentar una comida libre de carbohidratos. Los tres últimos días ya incluyen dos comidas. “A todos los clientes que vienen les digo que hagan tres meses seguidos porque algo pasa con el cuerpo en ese tiempo”, asevera. 

La pandemia fue crucial para hacer crecer el emprendimiento. Tuvieron que hacer entregas todo el día y promocionar más sus productos. Eso ayudó a sostener los empleos de las personas que trabajan en Ketolab. 

En la misma línea de su emprendimiento, fomenta el reciclaje, la reducción de basura y contaminación. Es una de las pioneras en la recolección de ecoladrillos en Cochabamba. Ketolab se convirtió en una idea sostenible y ecoamigable en todo sentido. 

La vida de Eliana es una montaña rusa de emociones. A poco de cumplir 45 años quiere seguir aprendiendo, sanando y mejorando la versión de ella misma

Actualmente, está escribiendo un libro que compila los últimos 20 años de su vida para contar toda su experiencia y la revolución que atravesó. Le encantaría dar charlas y poder ayudar a otras personas. “Todos tenemos una historia, vivimos dolores, poder encontrar y sanar es lo más importante en la vida. Si yo escogí esta vida, yo la gano, voy a triunfar. Nunca hay que darse por vencido”, finaliza.  l