¿La depresión en el deporte?

“Tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos". Estas fueron las palabras de Simone Biles, considerada por muchos como la mejor gimnasta de todos los tiempos, pocas horas después de abandonar la final olímpica por equipos tras hacer solo el primer ejercicio, el de salto.
La tenista japonesa Naomi Osaka, número dos del mundo y vencedora de cuatro títulos del Grand Slam, anunciaba en mayo de este año que se retiraba de Roland Garros. "Creo que lo mejor para el torneo, para otros jugadores y para mi bienestar es que me retire para que todo el mundo pueda centrarse de nuevo en el tenis que se está jugando en París". Osaka sufría episodios de depresión desde 2018.
El ciclista holandés Tom Dumoulin, vencedor del Giro de Italia de 2017 y segundo en el Tour de Francia de 2018, se tomó un "tiempo para reflexionar", apuntando que el peso de la presión mediática y del público era "más difícil de administrar" de lo que esperaba.
El nadador australiano Ian Thorpe, ganador de nueve medallas olímpicas y once títulos mundiales, revelaba en su autobiografía “This is me” que vivió durante mucho tiempo instalado en la depresión, incluso que llegó a considerar seriamente la posibilidad del suicidio. En el libro, Thorpe asume que la depresión es un mal común entre los atletas de élite.
Uno de los primeros en hablar de este tema fue el tenista André Agassi, en su libro biográfico “Open” que escribió junto a J. R. Moehringer. Allí, en ese testimonio tan bien escrito, va contando los motivos que después generaron su sufrimiento psíquico.
Cada vez más los deportistas empiezan a hablar de algo que hace unos años era imposible de decir: el factor emocional, marcado sobre todo por la depresión.
Algunos psicólogos del deporte hablan del Síndrome de Burnout en el deporte. Este se considera un fenómeno multidimensional y multicausal, caracterizado por el cansancio emocional y físico, la disminución de logros y la devaluación deportiva. El elemento causal del síndrome es el estrés que se genera como consecuencia de un proceso ineficaz de adaptación del deportista ante situaciones de sobreexigencias y sobreentrenamiento, lo que tiende a terminar en el estancamiento del deportista o el abandono de su carrera deportiva.
Se puede destacar también el componente determinante del estrés crónico en el que se halla inmerso el deportista.
Indudablemente el estrés y la presión diaria a la que se enfrentan estos deportistas de élite incide, pero ¿podemos hablar de una depresión general o una manifestación clínica exclusiva de estos tiempos en el deporte? ¿O tendrán que ver con que los deportistas están hablando finalmente de algo que sucede desde hace mucho tiempo?
La depresión es noticia, mucho más cuando se la asocia a personas mundialmente conocidas. Los medios le están dedicando muchos minutos al tema a partir de testimonios variados y opiniones técnicas. Un tema complejo que a veces termina convirtiéndose en exceso de información, donde no solamente no se esclarece el tema, sino que muchas veces genera un efecto contrario a lo que pretende hacer: la confusión generalizada.
El término depresión en la medida que no se recorte en su singularidad puede transformarse en una enfermedad a secas o, lo que es aún más complicado, puede confundirse con una epidemia en la cual cualquiera de nosotros puede caer. Esto implica una dificultad de poder escuchar lo que se esconde bajo ese velo que enmarca la tristeza.
A mi modo de ver, nada más lejano que eso. Es necesario hacer un abordaje diferencial de la depresión ya que duelo, melancolía, angustia, inhibición, pasaje al acto, rechazo del inconsciente, tristeza, dolor de existir, son algunas de las formas que asumen las depresiones. ¿Se trata de lo mismo todas estas expresiones del dolor psíquico?
Es importante escuchar a los deportistas de uno en uno, a Simone Biles, Naomi Osaka, Tom Dumoulin, Ian Thorpe y a André Agassi entre otros, pero desde su historia singular y única, esa que construye la manifestación clínica conocida como depresión o en algunos casos como Síndrome de Burnout. Pero siempre desde sus propias características personales, porque si no cederemos a la confusión generalizada nombrándolos desde una “enfermedad” general, por encima de la persona que la padece. Y nuevamente el deportista será un deportista mudo en su sufrimiento.