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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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La depresión y la ansiedad, los dos trastornos que alteran a los cochabambinos

Las mujeres son el grupo más afectado en el departamento, que se ubica en el segundo lugar con más casos en Bolivia. Los pacientes se triplicaron entre 2020 y 2021. Entre los factores que propician la vulnerabilidad están los problemas sociales, laborales, medioambientales y de género. La Gobernación trabaja en un plan integral de salud mental, con el objetivo de poner en el foco esta problemática poco visibilizada en el país.

La secretaria de Salud de la Gobernación, Daysi Rocabado, en trabajo de socialización del plan. Las mujeres son el grupo más afectado por trastornos de salud mental en Cochabamba.    ARCHIVO
La secretaria de Salud de la Gobernación, Daysi Rocabado, en trabajo de socialización del plan. Las mujeres son el grupo más afectado por trastornos de salud mental en Cochabamba. ARCHIVO
La depresión y la ansiedad, los dos trastornos que alteran a los cochabambinos

Una opresión que comienza en la boca del estómago, se extiende por el esófago y el pecho y te deja sin respiración. Así, brevemente, se podría describir un episodio de ansiedad. Algo que pasaron 10.914 personas en Cochabamba en 2021. A otros no les faltó el aire, pero sí les sobró la tristeza. A 6.054 cochabambinos exactamente, quienes fueron diagnosticados con depresión. Estos dos trastornos se triplicaron en los últimos años en el departamento sin que los servicios médicos dedicados a su atención lo hicieran también, lo que dejó a los pacientes en un limbo entre el temor, la incertidumbre y el prejuicio. 

Ambos datos se suman al diagnóstico que realizó la Secretaría de Salud de la Gobernación de Cochabamba para elaborar el Plan Integral de Salud Mental del Departamento de Cochabamba, que comenzó a funcionar a finales de 2022 y busca consolidarse este 2023 como respuesta a estas problemáticas poco atendidas en el país. 

¿QUÉ PASA CON LA SALUD MENTAL EN BOLIVIA?

La secretaria de Salud de la Gobernación, Daysi Rocabado, explica que revisaron los registros de morbilidad de los últimos cinco años en los 48 municipios de Cochabamba. En esa búsqueda hallaron que, en 2020 y 2021, hubo una frecuencia mayor de enfermedades de salud mental en comparación con gestiones anteriores. 

“Los datos nos preocuparon mucho porque había casos de niños, de cinco a once años, que presentaron períodos de crisis de ansiedad y depresión”, afirma. 

Esto motivó una búsqueda de datos dentro del Sistema Nacional de Información en Salud – Vigilancia Epidemiológica (SNIS-VE) para tener un panorama general de lo que sucedía en ese momento en el país y el departamento.  

Así determinaron que, en 2017, la prevalencia de la ansiedad era del 3.1% y de la depresión del 4.2% a nivel nacional. Sin embargo, durante el período 2020-2021, ambos trastornos aumentaron en 9.8% y 7.4%, respectivamente, lo que ubica a Bolivia por encima de la media de los países de Latinoamérica. Asimismo, el primer semestre de este 2022, se sumó 34.507 casos de trastornos de conducta, depresivos, ansiedad, psicóticos, consumo de sustancias psicoactivas y episodios de epilepsia. 

Rocabado señala que el grupo etario más afectado en Cochabamba tiene entre 20 y 39 años, considerada la edad más productiva. De las 1.487 personas que tenían trastorno de ansiedad en 2020, aumentó a 3.640 en 2021. Y, en el caso de la depresión, subió de 752 a 2.196 casos entre 2020 y 2021. Entre tanto, los episodios psicóticos se cuadruplicaron de 296 a 1.502. 

El segundo grupo de cochabambinos afectado está entre 40 y 49 años. Los episodios depresivos incrementaron de 327, en 2020, a 809, en 2021. En el caso de la ansiedad, de 934, en 2020, pasó a 1.772, en 2021. Y los episodios psicóticos subieron de 56 a 472. 

Las personas de 60 años y más son el tercer grupo con más casos de trastornos de salud mental en el departamento. La ansiedad pasó de 1.634 a 2.967; la depresión, de 808 a 1.386; y los episodios psicóticos, de 102 a 235. 

Una de las motivaciones para elaborar el plan es que Cochabamba es el segundo departamento de Bolivia con más personas que presentan estas patologías, con 13.307 casos, solo después de La Paz, que está en primer sitio, con 16.073 diagnósticos, y antes de Santa Cruz, con 12.197. El resto de los departamentos suma 27.726. 

Rocabado sostiene que estas cifras son alarmantes. Aun sin tener los datos finales de 2022, ya se evidencia un aumento con relación a gestiones anteriores: en 2020, año que comenzó la pandemia, se registró 43.615 casos referidos a salud mental, como patologías de ansiedad y depresión, y en 2021, 69.303. 

“Vimos con preocupación la escasez de psiquiatras en el sistema público”, manifiesta Rocabado. Actualmente, solo hay dos psiquiatras en el Hospital Viedma con ítem y dos temporales; un psicólogo en el Hospital del Sur y dos en el Hospital del Norte. 

LAS MUJERES, LAS MÁS AFECTADAS 

Mientras cumplen sus labores como trabajadoras —ya sea en una oficina, una calle o un mercado—, cuidan a sus hijos o sortean episodios de algún tipo de violencia, las mujeres bolivianas atraviesan episodios de depresión y ansiedad. Ellas son las más afectadas por estos trastornos. Entre 2018 y 2022, del total de casos de trastornos de salud mental, el 56% son mujeres.  

“Nos preocupa las largas jornadas que las mujeres tienen que desarrollar día a día. Muchas de ellas, a parte de trabajar fuera del hogar, en una oficina, una institución, aun en el comercio, siguen haciéndose cargo del bienestar de la familia”, explica Rocabado. 

“Son personas que se desgastan mucho emocionalmente, tienen muchas responsabilidades y labores que debieran ser equilibradas con el esposo, la familia. Creemos que ese es un factor que puede generar algún tipo de problema mental en el día a día de las mujeres”, añade. 

Un subgrupo dentro del sector femenino afectado son las mujeres que están atravesando el postparto, un cambio trascendental que puede conllevar cambios leves en el estado de ánimo, así como sentimientos de preocupación, infelicidad y agotamiento durante las primeras semanas después de dar a luz. Sin embargo, pese a esta situación, es común que las madres callen sus miedos y preocupaciones ante el temor de ser juzgadas por su entorno,

Rocabado asevera que hay ciclos de la vida donde las personas están más vulnerables a tener algún tipo de trastorno. Otro grupo etario seriamente afectado son los niños y adolescentes. El diagnóstico de la Secretaría de Salud muestra que, en 2021, se incrementaron los casos de ansiedad (33 pacientes) y depresión (10) en menores de 5 a 9 años, al igual que en aquellos que están entre los 10 y 14 años: 169 con ansiedad y 196 con depresión. 

Según señala la médica, durante esa edad comienzan a cambiar el cuerpo debido a las hormonas y la maduración sexual, como la llegada de la menstruación, en el caso de las mujeres, y las primeras eyaculaciones en los varones. “Es un cambio muy importante. Los padres tienen que estar presentes acompañando, mucho más porque hemos sido adolescentes, hemos tenido la vivencia”, dice. 

Además de la edad, existen otros factores que ponen en vulnerabilidad a las personas, como los problemas medioambientales, sociales, laborales y de género. 

UN PLAN DE PREVENCIÓN

A partir de la evaluación y los datos obtenidos en torno a la situación de salud mental en Cochabamba, la Gobernación, a la cabeza de la Secretaría de Salud, elaboró el Plan Integral de Salud Mental del Departamento de Cochabamba, que busca responder a las necesidades urgentes de la población en este tema.  

Para lograr una mayor incidencia, se hizo alianzas con el gabinete psicológico de la carrera de Psicología de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), que destinó a 25 estudiantes a 25 centros de salud. Paralelamente, se reunieron con la Organización Panamericana de Salud (OPS), la Sociedad de Psiquiatría de Cochabamba, docentes de la carrera de Psiquiatría de la UMSS, Parasoll y entidades voluntarias que trabajan en el  cuidado de la salud mental.  

El plan fue elaborado por la psiquiatra Dorita Zamora y pasó por un largo proceso de revisión a cargo de la médica Daysi Rocabado y el equipo de apoyo. 

“Hemos conformado un grupo muy interesante para poder cuidar de la salud mental de los cochabambinos”, dice Rocabado. 

A través de este plan, contrataron un médico psiquiátrica, Marcelo Rojas, en el Servicio Departamental de Salud (SEDES) de Cochabamba, para que sea encargado específicamente de salud mental.  

Por ahora, como parte del plan, ya cumplieron los objetivos de conformar el Comité Asesor Departamental de Salud Mental, activar las unidades de salud mental del SEDES, desarrollar el programa de incidencia e integrar las acciones de los municipios. 

Entre las metas para este 2023 está actualizar el diagnóstico situacional departamental de salud mental, contar con líneas de investigación en el tema en los municipios y desarrollar programas de promoción de salud y prevención de trastornos mentales. 

Rocabado explica que un punto importante dentro del plan es romper el estigma y hablar del suicidio para prevenirlo. Eso implica cambiar los mitos que existen en la sociedad en torno a estos casos. “Lo central del plan es hablar de salud mental, porque los cochabambinos no tenemos la costumbre de hablar de nuestras emociones, nuestras tristezas, tendemos a reservar eso”, dice. 

“Estamos trabajando para lograr que la gente entienda que tener un problema de salud mental es como tener un problema en una muela, en el estómago, en los pulmones, en cualquier parte del cuerpo”. 

También se difundió los datos registrados con el personal médico del departamento entendiendo el rol fundamental que juegan en el momento de identificar un trastorno. Además, se hizo énfasis en la vulnerabilidad que existe en el sector debido al trabajo que realiza, como enfrentarse a la muerte a diario o combatir virus desconocidos como la COVID-19. “También los médicos debemos revisar objetivamente nuestras emociones y, si sentimos que no podemos manejar, por ejemplo, el estrés, tenemos la obligación de acudir a un profesional del área de salud mental”, recomienda Rocabado. 

UN TRABAJO EN CONJUNTO

La labor de socialización con las autoridades de los 48 municipios del departamento está encaminada. La Secretaria de Salud considera clave este punto para lograr establecer la salud mental como política pública. “Creemos que es muy importante que los alcaldes de los 48 municipios conozcan, de una manera clara, qué enfermedades afectan a la población de sus municipios”.

El plan integral está articulado dentro de dos proyectos de promoción de salud y enfermedades, como Municipios Saludables, que ya inició trabajos en Mizque, Cliza y Sacaba. 

Dentro de los datos que la Secretaría de Salud encontró junto con el psiquiátrico San Juan de Dios, se evidenció que, luego de Cercado, Tiraque y Villa Tunari son los municipios que presentan más casos relacionados a la salud mental. “Queremos determinar cuál es la ruta crítica para saber dónde debemos intervenir”, dice Rocabado. 

El objetivo actual es hacer diagnósticos macros en los municipios faltantes para evidenciar cuáles son los factores sanitarios que afectan la salud mental de la población. 

¿DÓNDE IR?

El primer paso para tratar un trastorno mental es reconocer que se necesita ayuda, buscarla y aceptarla. Mediante el plan se puede acudir al psiquiátrico San Juan de Dios, el Hospital Viedma, la carrera de Psicología y Medicina de la UMSS y se puede llamar al número gratuito 168. 

Asimismo, como parte de la Comité recientemente conformado, se cuenta con psicólogos en el hospital materno Germán Urquidi, el hotel Cochabamba y el Hospital del Sur.  

“No hay que tener en nuestra cabeza esas imágenes de películas en las que a un paciente lo ponen en una habitación blanca con una camisa de fuerza (…) Es como cualquier enfermedad. Si encontramos temprano el problema y podemos medicar, van a poder pasar ese mal momento, seguir trabajando, produciendo, disfrutando sus proyectos de vida”, dice Rocabado.

La opresión del pecho se va junto con el insomnio, la tristeza y la sensación de desamparo. Y aunque el primer paso de buscar ayuda pueda estar cargado de vergüenza y prejuicios, la respiración vuelve y la calma llega. l