Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 17:34

LECTURAS SUTILES

La dependencia al poder nubla la visión

La dependencia al poder nubla la visión

Al igual que cualquier dependencia a drogas convencionales como el alcohol, la marihuana, cocaína etc., la dependencia al poder tiene las mismas consecuencias devastadoras.

El proceso para llegar a la dependencia tiene varias fases, estas se inician con el consumo experimental y, como su nombre lo dice, es experimentar qué efecto produce la droga; si este efecto es placentero, se pasa al consumo social con el objetivo de compartir o socializar; sin embargo, además del efecto físico, que es satisfactorio, existe un efecto psicológico, es decir, el valor que cada uno le da a la droga, como, por ejemplo, sentirse más valiente, valorado, aceptado y escapar de realidades dolorosas. De acuerdo al valor que se le asigne a este efecto psicológico, se pasará al abuso de la droga. En ese momento se empieza a alterar distintas áreas del desenvolvimiento humano, es decir, se empieza a generar problemas familiares, de pareja, académicos, laborales y emocionales. Ahora bien, el paso del abuso a la dependencia es una línea invisible donde la persona ya no puede vivir sin la droga, siendo la característica principal de esta etapa la presencia del Síndrome de Abstinencia, que genera ansiedad, irritabilidad y malhumor, entre algunas de las sensaciones y para evitarlas se recurre a una multitud de conductas desadaptativas que van desde mentir, robar, manipular, hasta conductas extremas que están fuera de la legalidad, sin medir en ningún momento las consecuencias de esto.

Si se considera al poder como una droga no convencional, se entiende que pasa por el mismo proceso y sus efectos son iguales a los producidos por las drogas convencionales. Se inicia haciendo un uso experimental del poder y eso tiene efectos positivos en uno. Luego, un uso social donde se experimenta sensaciones agradables, tanto físicas como psicológicas; uno podría detenerse en eso y hacer un adecuado uso del poder, pero si este permite que la persona se sienta importante, valorada y/o respetada, entonces se le asigna un valor que no tiene y cada vez se requiere más, por lo que se pasa a la etapa del abuso. 

En esta etapa empiezan a alterarse, como se mencionó anteriormente, las áreas en las que se desenvuelve el ser humano, se presentan agresiones, manipulaciones, conductas prepotentes, etc., con la idea de someter al otro para seguir manteniendo el control. Cuando se es dependiente, se quiere el poder absoluto y su ausencia genera también Síndrome de Abstinencia y, para evitar esta sensación desagradable, se recurre a las ya mencionadas conductas desadaptativas que tienen consecuencias devastadoras.

Saber manejar el poder es como beber una copa de vino en una cena, se socializa, no afecta a ninguna área de desenvolvimiento e incluso puede ser saludable; se tiene introyectado el concepto de humildad, que implica saber que cada uno es un ser humano único e invalorable, pero no se es ni más ni menos que nadie, por lo que no se necesita someter a nadie para la reafirmación como individuo.  En la dependencia al poder, como toda droga, ya no se desea compartir, se pasa del liderazgo democrático al liderazgo autocrático, por lo que tampoco se estimulará a la formación de nuevos líderes, ni a la posibilidad de tener competencia. En esta etapa, los valores personales se alteran, la visión se nubla y solo se ve la realidad desde una perspectiva individualista.

NOTA: Para cuaquier consulta o comentario, contactarse con Claudia Méndez Del Carpio (psicóloga) responsable de la columna, al correo [email protected] o al telefono/Whatsapp +591 62620609. Visítanos en Facebook como    

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