Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
  • Actualizado 08:55

LECTURAS SUTILES

COVID-19: de la precipitación al no saber habilitante

Jorge Faccendini
Psicoanalista
jorgefaccendini@gmail.com
Rosario-Argentina
Jorge Faccendini Psicoanalista [email protected] Rosario-Argentina
COVID-19: de la precipitación al no saber habilitante

En Argentina, estamos ingresando en la cuarta fase del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO). En cada una se fueron habilitando distintas actividades, con protocolo de higiene y seguridad mediante. Cada vez que se permitió una reapertura, se planteó como necesaria una espera de, al menos, 14 días para evaluar los efectos de esa medida antes de tomar otra. Tiempo estipulado desde los criterios médicos respecto de la curva de contagios de la COVID-19.

En el campo de la salud mental, resultó llamativo la cantidad de analistas que salieron rápidamente a anticipar los efectos y consecuencias que este ASPO traería a toda la población, independientemente de sus condiciones habitacionales, económicas, familiares y subjetivas, entre otras consideraciones. Sostener esta posición desde el psicoanálisis es, como mínimo, una contradicción, ya que se desatiende un principio constitutivo y fundamental, el trabajar con las marcas y efectos que algo produce. Nosotros no podemos adelantarnos a saber qué marca o efecto producirá un acontecimiento. Debemos recordar que el trabajo del análisis siempre es après-coup. 

Asimismo, al ser un acontecimiento global, sin duda dejará una marca en lo social que tampoco hoy podemos predecir y será particular en cada sociedad. Marca en el orden social que se articulará con lo subjetivo. Puesto que también habrá una huella subjetiva y particular de este suceso en cada uno de nosotros. Entonces, no podemos anticiparnos a la marca social y tampoco a la subjetiva. 

De lo que se trata, en tanto analistas, es de dar tiempo a que las marcas se produzcan porque no podemos saber aún qué dejará este suceso. Y en esta situación cabe destacar la prudencia del discurso médico y político argentino que orienta la decisión respecto del ASPO, sobre a abrir algo y esperar el tiempo requerido para ver qué efecto produce. 

En muchas ocasiones, desde el psicoanálisis, criticamos al discurso médico sin atenuantes, pero en este escenario, los precipitados han sido los analistas que no se detuvieron ni se han dado el tiempo necesario para permitirse escuchar lo nuevo que pueda surgir. Debemos recordar que es el no saber lo que nos permite la sorpresa de escuchar, vale decir, desde donde se fundamenta nuestra práctica.

Si nos adelantamos a coagular una supuesta marca, estamos yendo a contramano de toda práctica analítica, dejando de lado lo que el paciente tenga para decir ahí, olvidando que porta un saber que ni él mismo sabe. 

Para finalizar, Freud recomendaba no teorizar un caso clínico que aún estuviera bajo tratamiento. En este sentido, todos y cada uno de nosotros se encuentra bajo tratamiento. Lo que no impide, por supuesto, una elaboración parcial y transitoria. Como tampoco obstaculiza la posibilidad de armar un dispositivo de escucha para alojar un malestar. Por ejemplo, actualmente, formo parte de un grupo de analistas destinado a brindar una escucha a los agentes del sistema de salud abocados en la atención de la COVID-19. Dispositivo que no queda signado bajo la marca de un saber anticipatorio respecto de la demanda a recibir, sino que se abre, desde el no saber habilitante, a lo nuevo por recibir.