Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Corredor de los Andes, un circuito por la Patagonia

Se trata de una iniciativa argentina que abarca unos 300 kilómetros al pie de la cordillera y ofrece un amplio abanico de propuestas naturales.

Corredor de los Andes, un circuito por la Patagonia

En 2019, varias localidades del sur de Argentina dieron vida al Corredor de los Andes, una iniciativa que abarca unos 300 kilómetros al pie de la cordillera y que ofrece un amplio abanico de propuestas. Hacia el verano, el verde del bosque patagónico y los lejanos picos nevados se abrazan con los imponentes lagos y los serpenteantes ríos montañosos en la diversa oferta de turismo de aventura; mientras la humeante gastronomía típica se hace una en las tardes de té galés con torta y se complementa magistralmente con la prodigiosa cerveza artesanal.

Entre El Manso y El Bolsón, en el extremo suroeste de la provincia Río Negro, y Corcovado, pasando por Esquel, en el centro del Chubut, provincia de la Patagonia argentina, estos 300 kilómetros se recorren en unas cinco horas de viaje en auto. Cuatro accesos internacionales conectan a la Argentina con Chile y una decena de pueblos comparte   ríos, lagos y bosques, con el cobijo de la cordillera de los Andes en el oeste inmenso e imponente. 

La mítica Ruta 40 es el canal guía, del que se desprenden otras trazas nacionales y provinciales que conectan las localidades. El paisaje hermana el aire, la tierra y el agua, confluyendo en panoramas inigualables para los gustosos de la fotografía y del paisaje majestuoso.

Amén de las bellezas propias que tienen en común estos destinos, las ofertas familiares son el común denominador que sorprenden a grandes y chicos. El Corredor permite paseos, aprovechando cada día, pasando la noche en hostales, hoteles o cabañas, para retomar la actividad por la mañana. Sin dudas, la naturaleza patagónica, con sus variantes, es la mejor aliada para esta aventura sin igual.

Los gustosos del agua mansa se sorprenderán en los inmensos lagos cristalinos, donde la pesca con mosca y los paseos náuticos permiten disfrutar de un paisaje exultante. Y quienes buscan vivir experiencias emocionantes con la adrenalina a todo vapor, encontrarán su premio en el rafting por los rápidos ríos de montaña: una de las opciones predilectas, tanto para grupos de amigos como para familias con niños y jóvenes.

Por tierra, la flora patagónica en primavera y verano estalla en colores, con la predominancia de verdes intensos que se destacan en primer plano con el imponente fondo de la Cordillera que tiene blanca nevada en sus picos. Cabalgatas y diversos recorridos de caminatas y cicloturismo, tanto en las zonas más altas como en los valles, son ideales para tomar dimensión cercana de la riqueza natural y las actividades productivas de la región.

Este tesoro no es un bien inagotable y, por lo tanto, en cada parada se invita al visitante a tomar conciencia del valor de patrimonio natural que lo rodea, conocer la necesidad imperiosa de cuidarlo y de promover su defensa y resguardo. Cada rincón de este indescriptible paisaje cordillerano ha sobrevivido a incontables movimientos tectónicos y a la creciente actividad humana. Ahora, espera a los turistas más aventureros y con ganas de explorar el lado del “fin del mundo”. l