Copoazú: un 'súper fruto' amazónico para promover la bioeconomía
Es conocido como el cacao blanco y considerado un fruto rentable para la exportación. Además, permitiría reforestar las áreas dañadas de los bosques.

El copoazú, también conocido como cacao blanco, es un árbol que se encuentra en la cuenca amazónica y que hoy las comunidades que lo cultivan en Bolivia, Brasil, Colombia y Perú quieren convertirlo en la insignia de la bioeconomía, en una alternativa para reforestar el principal pulmón del mundo.
En la Amazonía se distinguen sus hojas de color verde brillante y sus frutos de cáscara café, que son del tamaño de un melón y poseen una pulpa blanca, rica en fósforo, pectina y vitamina C.
Este producto tiene el atractivo de poderse aprovechar de forma integral, ya que la pulpa se usa en jugos, dulces, mermeladas, helados, gaseosas y cerveza, entre otros, y de la almendra se pueden hacer productos similares al chocolate y extraer manteca para cosméticos.
Perú y Bolivia exploran mercados
En Bolivia, la superficie de bosques amazónicos perdida durante 2020 fue de 2.3 millones de hectáreas. Ahora, el objetivo es conquistar los paladares locales para luego dar el salto internacional a la par que se protege el medioambiente.
Con ese propósito, en 2021 se llevó a cabo en La Paz una feria en la que se expusieron las bondades de la Amazonía, entre ellas las del copoazú. "Queremos insertar estos productos para tener acceso a un mercado seguro y un precio justo", dice Juan Carlos Santos, director de la institución Soberanía Alimentaria.
También la Amazonía peruana registró la deforestación más alta en dos décadas en 2020 al perder 203.272 hectáreas de bosque.
En julio del mismo año y pese a la pandemia del coronavirus, Perú exportó sus primeras 15 toneladas de semilla seca de copoazú a Rusia. En 2021, otras 14 toneladas más con certificación orgánica para ser utilizadas en chocolatería fina.
Colombia y Brasil firman acuerdo
Según las mediciones del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales, la deforestación en la Amazonía brasileña en 2021 fue la mayor de los últimos 15 años, con más de 13.000 kilómetros cuadrados de vegetación nativa devastada.
En el caso de Colombia, la Amazonía ocupa cerca de la mitad del territorio nacional. Cifras del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales indican que el 70% de la deforestación en el país se concentra en esta región y sigue en aumento al haber llegado a 109.302 hectáreas en 2020.
Allí, el copoazú es considerado "un fruto rentable, que resulta atractivo para la exportación y, además, permite reforestar las áreas dañadas, por lo que puede ser la base de nuestra bioeconomía", asegura Ricardo Andrés Calderón, director de Agrosolidaria Florencia.
Esta organización, que agrupa a familias agricultoras, procesadoras y distribuidoras, está empeñada en que este "súper fruto" conquiste el mercado internacional y revitalice la economía de la zona.
Para ello, firmó un acuerdo de suministro de manteca de copoazú por tres años prorrogables con el fabricante y comercializador brasileño de productos de belleza y cuidado personal Natura.
El reto de este proyecto, explica Calderón, "es construir una bioeconomía y que las poblaciones de la Amazonía vivamos de lo que nos ofrece la tierra sin tener que talar la selva o llenarla de vacas".
De este modo, los productores de Brasil, Perú, Bolivia y Colombia coinciden en que el potencial del copoazú permite salvaguardar la biodiversidad, luchar contra la deforestación, fortalecer la identidad regional y obtener ganancias, con lo que quedaría más que demostrada la razón por la que se le conoce como el "súper fruto" amazónico.