Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 22:24

Cementerios paceños convertidos en museos a cielo abierto

En la sede de Gobierno encontramos camposantos patrimoniales convertidos en lugares turísticos.

 

EFE
EFE
Cementerios paceños convertidos en museos a cielo abierto

“Un día en el Cementerio” es el nombre de la actividad que permite a los estudiantes de secundaria realizar visitas guiadas en días específicos al Cementerio General, al Judío y al Alemán, tres camposantos con distintas temáticas.

Nueve años han transcurrido desde la primera versión de esta actividad, a la que, en los dos últimos años, se han sumado las comunidades judía y alemana permitiendo que los escolares visiten sus camposantos en la urbe paceña.

Por ejemplo, la frondosa vegetación, incluidos dos pinos traídos de Alemania al cementerio Alemán le ha valido ser considerado un "cementerio bosque".

Estas visitas forman parte de un programa de educación patrimonial que el Gobierno Municipal Autónomo de La Paz tiene en marcha y que busca aprovechar con ese fin la riqueza histórica que albergan sitios como su emblemático Cementerio General, y la incoporación del patrimonial Cementerio Judío y el Alemán.

VIVIENDO LA MEMORIA

Esta iniciativa, organizada por la Secretaría Municipal de Culturas, es parte del "Programa de Resignificación del Cementerio General-Viviendo la Memoria", que busca revalorizar ese camposanto, Patrimonio Histórico y Arquitectónico de la ciudad desde 2018.

La propuesta apunta a "ver al cementerio como un museo a cielo abierto, proponiendo a los profesores que sea un espacio didáctico alternativo", explica a EFE Ely Arana, analista de investigación histórica de la Unidad de Patrimonio Cultural Municipal.

En el caso particular del Cementerio General, las temáticas que se pueden abordar son tan diversas que van, desde conflictos bélicos o asuntos políticos, pasando por grandes literatos bolivianos, arquitectura o escultura.

“Un día en el Cementerio es también una manera de hacer que los estudiantes conozcan lo que es el concepto de patrimonio, que abarca todo lo que las comunidades valoran en la tradición", señala por su parte el jefe de la Unidad de Patrimonio Inmaterial de la Alcaldía, José Bedoya.

“Y no solamente son monumentos, sino es toda esta otra parte que son los mitos, los ritos, aquello que nos hace identificarnos con cultura", agrega.

Bedoya recuerda que en ninguno de estos dos cementerios “son permitidas las visitas de forma abierta, por lo que es una oportunidad única para los estudiantes de conocer más de otras culturas".

ENTRE KIPÁS Y PIEDRAS EN LAS TUMBAS

Enclavado en la ladera este de La Paz, en el barrio San Antonio, se encuentra el Cementerio Judío, declarado en 2013 Patrimonio Histórico y Cultural por ser una parte importante de la memoria colectiva de la ciudad paceña.

El camposanto es producto de las migraciones judías a La Paz, al necesitar esa comunidad un espacio "para poder realizar correctamente y de acuerdo a su religión sus ritos mortuorios", indica a EFE el guardia municipal Carlos Ángel Huallpara.

Cuando llegaron a esta ciudad en la década de 1930, los judíos enterraban a sus muertos en el Cementerio General, pero como no tenían posibilidad de cumplir con todas sus tradiciones allí, decidieron comprar un terreno para tener su propio camposanto, que tuvo su primer entierro en 1941.

Los hombres deben cubrir sus cabezas en señal de respeto para visitar el camposanto, por lo que el encargado del lugar entrega kipás o solideos judíos a los escolares que no llevan gorras antes de iniciar el recorrido.

Salvado ese detalle, los estudiantes empiezan la visita al cementerio en los salones de lavatorio y velatorio, donde los guías les explican los preparativos para despedir al difunto antes del entierro, que se debe efectuar lo más pronto posible.

“El cuerpo se coloca en un ataúd de madera sin ningún tipo de adorno y siempre se busca que esté lo más cerca a la tierra para que se cumpla el mandato de las escrituras: polvo eres y en polvo te convertirás", indica Bedoya.

También hay un memorial erigido para honrar a las víctimas del Holocausto, el asesinato de seis millones de judíos a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), con múltiples placas en hebreo y español y una estrella de David blanca que resalta entre el predominante mármol gris del piso.

Varios pinos apadrinados por los familiares de los fallecidos flanquean el camino hacia las tumbas, que consta de un espacio para los entierros de la comunidad en general, otro para los niños y el tercero para quienes se suicidaron.

“En algunos trechos hay recipientes con pequeñas piedras para que los visitantes las coloquen sobre la tumba de sus seres queridos, con la  creencia de que las flores cortadas mueren pronto, mientras que la piedra no se marchita, no va a desaparecer", apunta.

HERENCIA ALEMANA

Una vuelta al este paceño es necesaria para la última visita dentro del programa municipal hasta el barrio de Villa Copacabana, colindante con San Antonio, que acoge desde 1950 al Cementerio Alemán.

"Al igual que los judíos, los alemanes buscaban un espacio propio para enterrar a sus muertos en La Paz y lo hallaron en la que fue la hacienda ‘Bad Penny’", precisa a EFE la guía municipal Mónica Sanco.

El verde de los numerosos árboles de este cementerio resalta en medio de las viviendas aledañas, como los muros elevados que le rodean y su imponente capilla.

Precisamente, por su frondosa vegetación, incluidos dos pinos traídos de Alemania, es considerado un "cementerio bosque".

Casi al ingreso hay un memorial de piedra que lleva una cruz y una placa con un mensaje que traducido al español reza: "Para las víctimas de la guerra, el terror y la violencia", en conmemoración de los fallecidos en las dos guerras mundiales.

El principal edificio es la capilla, de estilo   neovernacular, con muros de piedra y cuatro pilares en la fachada, además de un revestimiento de madera coronado con una enorme cruz.

El techo emula a las construcciones en Alemania donde "cae mucha nieve" en el invierno y los tejados tienen que tener “las pendientes muy bajas para que esta se deslice", explica Sanco.

Un Cristo crucificado de madera y las banderas boliviana y alemana reciben a los dolientes en el interior de la capilla.

El objetivo de la visita es mostrar a los estudiantes "el aporte de los alemanes a Bolivia, al comercio y también hablarles sobre su cultura", explica Sanco.

Los jóvenes tienen permitido el paso hacia el sector de las tumbas, donde están prohibidas las cámaras fotográficas y filmadoras, para conocer sobre algunos alemanes gestores de grandes industrias farmacéuticas, papeleras o alimentarias que hoy son marcas emblemáticas paceñas.

Como Alejandro Wolf, creador de una cervecera en 1877 que luego se convirtió en la Cervecería Boliviana Nacional, la principal del país en la actualidad.

O Ernest Schilling, un farmacético que llegó a Bolivia en 1925 y casi una década después fundó la Droguería Hamburgo, actualmente la Droguería Inti que produce el Mentisán, un ungüento mentolado indispensable en los botiquines bolivianos.

Los esposos Georg y Christine Stege, quienes abrieron en 1910 una fábrica de embutidos que actualmente es una de las más conocidas en Bolivia.

O Jonny Von Berger, cofundador en 1930 de La Papelera, una de las primeras fábricas de ese tipo en el país, son también parte de este legado que pervive más allá de la muerte.

CEMENTERIO HISTÓRICO

El Cementerio General, ubicado en la zona noroeste de La Paz,  es uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad. Entre sus pasillos se alberga mucha historia. Hay una cantidad importante de personalidades reconocidas que están enterradas en este camposanto como presidentes, líderes políticos, escritores de renombre y personas que pelearon en la Guerra del Chaco.

Al recorrer sus calles y pabellones, uno puede percibir tranquilidad. Asimismo, si uno levanta la vista al cielo, se pude apreciar el teleférico rojo. Desde el interior de las cabinas, existe una vista panorámica del lugar.

Cada año la Alcaldía paceña organiza visitas guiadas para los estudiantes de secundaria. La temática de este año es el periódo de las dictaduras, que comprenden de 1964 a 1982. Los guías explican a los jóvenes sobre las víctimas de estos hechos sangrientos. El recorrido culmina con una visita al jesuita Luis Espinal, quien fue secuestrado, torturado y asesinado. También al canadiense Mauricio Lefebvre, quien murió acribillado.

Pero al margen de los recorridos guiados, cuando uno pasea por los callejones puede ver a uno de los personajes más populares, cuya tumba no carece de flores. Se trata Carlos Palenque, a quien aún lo recuerdan con cariño.

El Cementerio General es un museo a cielo abierto que recibe a cientos de personas diariamente.