Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Camila Velazco, la boliviana que pasó de mirar las estrellas a conocer Marte

La joven, que trabaja en la Agencia Espacial Francesa, cuenta su proceso de formación, lo que más extraña de Bolivia y lo que le falta al país para alcanzar un nivel de mayor desarrollo.  

Camila  Velazco,  la boliviana que pasó de mirar las estrellas a conocer Marte. CORTESÍA
Camila Velazco, la boliviana que pasó de mirar las estrellas a conocer Marte. CORTESÍA
Camila Velazco, la boliviana que pasó de mirar las estrellas a conocer Marte

Cuando era niña le pidió a su papá que pusiera un tragaluz transparente en su techo para  mirar las estrellas; el espacio infinito la cautivaba. Años después, a sus 29, inscribió su nombre en uno de los grandes hitos científicos de la humanidad. En el rover Perserverance —que aterrizó en Marte para buscar indicios de vida, recabar datos del pasado geológico e incluso registrar sonidos de la superficie— está grabado “Camila Velasco”, el nombre de la joven boliviana que migró al otro lado del mundo hace más de una década y halló en el planeta rojo su pasión como ingeniera espacial. Ahora, trabaja en la Agencia Espacial Francesa (CNES) y, en colaboración con la Agencia Espacial Japonesa, desarrolla el proyecto llamado Martian Moons eXploration que busca llegar a Phobos, una de las lunas de Marte. 

Aquella niña reservada, inquieta y soñadora, como describe su papá, Enrique Velazco, se convirtió en la primera ingeniera aeroespacial de Bolivia y abrió un camino —complejo, sí, pero no imposible— para que otras mujeres de nuestro país sueñen en grande, tanto que sus metas lleguen al universo, como, por ejemplo, Marte. 

Desde Francia, la joven paceña cuenta que, luego de cumplir uno de sus sueños más grandes, aún tiene muchos por realizar, entre ellos viajar por el mundo y, sobre todo, ayudar a preservar la Tierra.

“Para nosotros fue una alegría ver que algo en lo que Camila había puesto tanto esfuerzo, dedicación y entusiasmo culminó exitosamente. Hemos estado de cerca, sufriendo con ella, pero, también, alegrándonos”, afirma Enrique y añade que su hija siempre sintió una fascinación especial por el universo. “Le gustaba echarse en el pasto con nosotros y mirar el cielo y las estrellas”. De hecho, Velazco cuenta que, cuando Camila era niña, cambiaron el techo de su dormitorio y pusieron un tragaluz esmerilado, pero ella reclamó. “Nos pidió que le pongamos vidrio transparente y que sea sobre su cama porque quería dormir mirando las estrellas y la Luna”.

Camila es la menor de tres hermanos, hija de Enrique Velazco y María de los Ángeles Landeau. Está casada con el ingeniero aeronáutico francés Gauthier LeChenadse. Asimismo, es amante de los deportes, le gusta el fútbol, las cami-natas y escalar al aire libre, entre otras actividades. 

En una entrevista con ASÍ, Camila des-cribe su proceso de formación, el arduo trabajo que implica destacar en el área que eligió, cómo lo hizo y, más a fondo, cuenta lo que más extraña de Bolivia y lo que le falta al país para alcanzar un nivel de desarrollo mayor. 

ASÍ. ¿Cómo decidiste estudiar  Ingeniería Aeroespacial?

Camila Velazco (CV). Siempre me fascinaron la física, el espacio infinito y los astros, pero no puedo decir que la carrera de Ingeniería Aeroespacial hubiera sido mi elección desde el principio. En el colegio Franco-Boliviano, en La Paz, tuve excelentes profesores que alimentaron mi interés y curiosidad por la ciencia, la física y el espacio, que después se convirtieron en una sed de conocimientos y ambición de profundizar mis estudios. Se me presentó la oportunidad durante el recorrido universitario en Francia; comienza por dos años de estudios intensivos en lo que llaman las preparatorias científicas, luego sigue un concurso clasificatorio a nivel nacional y, según los resultados, otros tres años de escuela superior de ingeniería.

ASÍ. Al ser una carrera tan compleja, ¿cómo conseguiste abrirte un espacio en esa área?

CV. Además del acceso tradicional a las universidades a las que pueden aspirar todos los bachilleres de colegio, en Francia existe el recorrido de estudios supe-riores llamado Grandes Écoles, las grandes escuelas de ingeniería, a las que solo se ingresa mediante un concurso eliminatorio después de pasar dos años de clases preparatorias intensivas. Tuve la suerte de ingresar a la mejor “prepa” de Francia gracias a mi beca y ahí obtuve la formación necesaria para postular e ingresar al Instituto Superior de Aeronáutica y del Espacio (ISAE), en Toulouse. 

ASÍ. ¿Qué ha sido lo más complejo de tu carrera y cuáles son tus mayores logros?

CV. A finales de 2018, cuando estábamos terminando el modelo de      SuperCam que debía ser enviado a la NASA, después de alrededor de dos años de fabricación y tests, un malfuncionamiento en una de las cámaras de ensayos de entorno térmico tuvo por consecuencia la quema completa de toda la parte óptica del instrumento. Se había vuelto en cenizas todo nuestro trabajo. Fue una situación muy dolorosa para todos los que formábamos parte del proyecto. Sin embargo, en ningún momento fue una opción para nadie admitir esa derrota como resultado final. Vino gente de la Agencia Espacial Francesa (CNES) y de la NASA para ayudarnos a organizar nuestros recursos humanos y poder volver a cons-truir la cámara. Fueron seis meses de trabajo día y noche, no habían fines de semana, no había horarios de trabajo, pero logramos hacer un nuevo SuperCam y con un rendimiento altamente superior al que habíamos perdido. Creo que, o al menos lo espero, ese será siempre uno de los momentos más complejos de mi carrera, pero también uno de los mayores logros.

ASÍ. ¿Cómo surgió la oportunidad de participar en el rover Perseverance?

CV. Luego de recibir mi diploma del ISAE, en 2015, logré una posición en el Instituto de Investigación en Astrofísica y Planetologia (IRAP), estuve durante tres años y medio como integrante del equipo AIT de Ensamblaje, Integración y Pruebas. El grupo fue el encargado de fabricar la SuperCam junto con los científicos tanto de la NASA, como del Concejo Nacional de Estudios Espaciales de Francia (CNES). 

ASÍ. ¿Qué sentiste cuando Perseve-rance aterrizó en Marte y tú eras parte de aquel hito para la humanidad?

CV. No sabría explicarlo, una mezcla de miles de cosas… la más recurrente, por supuesto, "por favor no te estrelles”, (dice entre risas). Son siete minutos de terror, realmente, que se sienten como una eternidad y el corazón late demasia-do fuerte y a la vez uno ya no respira.

No sé si volveré a sentir ese estrés inmenso que me hacía temblar, o la dicha y alivio inmensos al saber que todo sa-lió bien, pero pienso que siempre me acordaré del momento de íntima y profunda felicidad que viví al compartirlo con mi familia, pese a la distancia.

ASÍ. ¿Qué otros proyectos estás desarrollando actualmente? 

CV. Al terminar mi rol en el proyecto de la SuperCam, en julio del año pasado, postulé y fui seleccionada para un cargo en la Agencia Espacial Francesa (CNES), cuyo objetivo es llevar adelante un nuevo trabajo de investigación espacial en colaboración con la Agencia Espacial Japonesa. El proyecto se llama Martian Moons eXploration (Exploración de las lunas de Marte). Nosotros construiremos un rover (más pequeño que Perseverance) que se posará sobre la superficie de Phobos, una de las lunas de Marte, para estu- diar su composición y entender su proceso de formación.

ASÍ. ¿Cómo ves a Bolivia desde el exterior?, ¿qué crees que falta y qué podría mejorar para que más mujeres alcancen logros como los tuyos?

CV. Bolivia no se menciona mucho y cuando se lo hace es para reflejar los conflictos políticos y sociales. En tanto no superemos esos estériles debates y le demos la importancia debida a temas como la educación —como el mecanismo fundamental de transmisión de cultura y de valores humanos, sociales y de compromiso ambiental— difícilmente podremos construir una sociedad en la que las oportunidades para todos sea la estrategia fundamental del desarrollo sostenible.

Bolivia no necesita más figuras políticas y promesas vacías, Bolivia necesita que se saque a la gente de la ignorancia en la que tan hábilmente nos mantienen, que se abran los ojos hacia lo que queda del verdadero tesoro que aún tene-mos: la naturaleza y nuestra diversidad. No cometamos los errores que se cometieron hace décadas en países desarrollados: creer que podemos des-truir nuestro entorno natural sin sufrir las consecuencias.

ASÍ. ¿Qué es lo que más extrañas de Bolivia?

CV. Extraño las montañas, el aire que se hace escaso en las alturas de mi ciudad. Extraño la cultura, la lengua, la comida, mis amigos y familia. Extraño esos paisajes maravillosos que tenemos, la selva, el altiplano… ¡Extraño Bolivia!

ASÍ. ¿Podrías dar algún mensaje a las niñas o jóvenes bolivianas que, quizás, igual que tú, sueñan con llegar, de alguna forma, al espacio?

CV. No importa el punto de partida, importa siempre tener el objetivo en mente. Trabajar duro, ser humilde y honesto, no solo con los demás, sino consigo mismo. Venimos de un país pequeño, tal vez, pero es un país con infinitas riquezas: su cultura, su diversidad, su historia. Dejemos de sentirnos menos y mostremos que podemos ser más. 

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