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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Britney Spears: la lucha por obtener su libertad se apaga

Tras la decisión de una juez, el patrimonio de la cantante, calculado en 60 millones de dólares, continuará en manos de su padre, James Spears. Ella alegó que, incluso, no le dejaban tener hijos ni casarse. 

Tras la decisión  de una juez, el patrimonio de la cantante, calculado en 60 millones de dólares, continuará en manos de su padre, James Spears. GETTYIMAGES
Tras la decisión de una juez, el patrimonio de la cantante, calculado en 60 millones de dólares, continuará en manos de su padre, James Spears. GETTYIMAGES
Britney Spears: la lucha por obtener su libertad se apaga

Luego de que Britney Spears buscó tomar nuevamente las riendas de su vida y compareció la semana pasada frente a la juez Brenda Penny para solicitar poner fin a la tutela que ejerce su padre, James Spears, sobre ella, la   respuesta fue negativa apagando así la lucha que enfrentaba para obtener su libertad luego de 13 años. 

El progenitor de la estrella del pop entregó unos documentos en los que asegura que no ha tenido poder sobre Britney en los últimos años y solicita que se investiguen sus “alegaciones serias sobre trabajo forzado, terapia médica forzada, cuidado médico inadecuado y privación de derechos personales”. 

Durante la visita a la juez, la artista vertió una serie de declaraciones que evidenciaron su descontento con su situación legal y despertó la empatía de sus fanáticos. “No estoy contenta. No puedo dormir. Estoy enojada y deprimida. Lloro todos los días”, dijo de forma dramática en un apasionado testimonio dado a través de Zoom. 

Desde 2008, su padre, Jamie Spears, junto a un fideicomiso, supervisa por decisión judicial desde las finanzas hasta los detalles más minúsculos de la vida de la cantante desde que esta sufrió un colapso nervioso ante los ojos de todos. La artista, que lleva sin cantar desde finales de 2018, alza la voz con su testimonio y un verdadero tono de hartazgo. “Señoría, mi papá y todos los involucrados en esta custodia, incluida mi manager, que tuvo un papel clave en mi castigo... deberían estar en prisión”, aseguró con molestia Spears, de 39 años, quien amenazó con demandar a su familia por lo que le han hecho.

El abogado de Spears, Samuel Ingham, dijo que el testimonio de su clienta no fue editado, filtrado ni controlado. Lo que la corte escuchó durante 20 minutos fue a Britney en estado puro, una mujer que estuvo en la cima de la industria musical y que fue silenciada. Hoy está enojada. 

Durante su última audiencia dijo que estaba lista para compartir su historia con el mundo. “Antes creía que nadie me iba a creer. Creía que la gente se burlaría de mí. Pero ahora quiero recuperar mi vida. Ha sido suficiente”, aseguró la cantante, a la que la juez tuvo que pedir en un par de momentos hablar más despacio para que el encargado de la transcripción judicial pudiera escribir todo.

La última ocasión que Spears compareció en su caso fue en mayo de 2019, cuando dijo al tribunal, a puerta cerrada, que el acuerdo de tutela le parecía demasiado riguroso. A causa de este su padre la había forzado a internarse en un centro de salud mental como forma de castigo des-pués de haber protestado en un ensayo, e incluso la obligó a dar un concierto en contra de su voluntad cuando estaba enferma con fiebre. “Me obligan a ir tres veces por semana a un psiquiatra”, contó.

Además, pidió reducir su tiempo con el psicólogo a una sesión por semana, ya que no cree “en la terapia”. “Siempre he pensado que puedo llevar mis problemas a Dios”, añadió la estrella.

Algunos documentos legales muestran que la cantante ya estaba incómoda con el arreglo desde hace años. En 2014, había pedido a su abogado eliminar a su padre como tutor porque este estaba bebiendo demasiado, según ha revelado The New York Times, que explica que el control que ejercía era absoluto. Este decidía hasta la gente a la que podía conocer y con la que se podía quedar. En esta audiencia, Spears dio detalles más íntimos. “Quiero casarme y tener un bebé”, afirmó. “Pero tengo un DIU para que no me embarace”, dando a entender que su custodia legal no quiere que tenga más hijos (la cantante tiene ya dos).

La relación padre e hija ha tenido muchos altibajos durante una trayectoria de décadas. Pero el año que marcó un punto de quiebra fue 2019. En enero de ese entonces Britney sorprendió al mundo al anunciar la cancelación de Domination, la serie de conciertos que ofrecía en Las Vegas. ¿El motivo? La salud de su padre. Una dolencia en el colón lo tuvo 28 días en el hospital y al borde de la muerte desde finales de 2018. “Tenemos una relación muy especial y quiero estar este tiempo con mi familia así como esta ha estado siempre conmigo”, escribió Britney en las redes sociales.

Las presentaciones de Las Vegas representaban desde 2013 la principal fuente de ingresos para la artista, que no publica un álbum desde 2016. Durante la audiencia dijo que fue “forzada” a realizar los conciertos en la ciudad de Nevada bajo la amenaza de que si no lo hacía se enfrentaría a una demanda. Como castigo por su resistencia, su médico le quitó los medicamentos que llevaba tomando cinco años y los sustituyó por litio. “Es un medicamento muy, muy fuerte comparado a lo que tomaba. Te puede causar daños mentales si tomas demasiado o lo extiendes por más de cinco meses. Me lo recetó y me sentía borracha. Ni siquiera podía tener una conversación con mi mamá o papá”, confesó.

La pausa de 2019 se fue extendiendo. Primero durante semanas y después por meses. El pasado febrero, The New York Times ofreció con un documental algunas claves de la tormenta que tocaba el núcleo de la familia. “Framing Britney Spears” (“Encuadrando a Britney Spears”) utiliza el testimonio de gente cercana a la artista para poner en duda la custodia. Algunos de los entrevistados afirmaban que la decisión era innecesaria para una mujer que tiene una vida muy distinta a la de hace 13 años.

En 2020, el abogado Ingham, quien fue designado por la corte porque Spears no puede elegir defensa sin el consentimiento de la tutela, afirmó al juez que la cantante temía a su padre. La artista llegó a amenazar con dejar su carrera si su padre seguía con la custodia. Jamie Spears, de 68 años y quien cobra 16.000 dólares mensuales por ser el guardián legal, asumió un poder “obsesivo” sobre la vida de su hija. Incluso, llegaba a aprobar sus amistades y le limitaba el gasto a 2.000 dólares semanales, a pesar de que la fortuna de la estrella de Baby One More Time es de casi 60 millones de dólares.

El pasado noviembre, Lynne Spears, la madre de Britney, quien se divorció de Jamie en 2002, calificó ante la corte de “tóxica” la relación entre padre e hija. La mujer se sumó a quienes piden eliminar al padre la figura de guardián legal. 

La decisión de la juez sobre mantener la tutela de Britney generó una ola de rechazo. Muchos esperan que su lucha continúa hasta obtener su “libertad”.