Los libros viven de los lectores. Obras literarias de alto valor están muertas si permanecen en los estantes, pero cobran vida y trascienden cuando son leídas, consultadas, disfrutadas o polemizadas. Con esa lógica, la periodista Elizabeth Paravicini abrió su pequeña biblioteca de autores favoritos para ponerlos a disposición de quienes quieren disfrutar de una buena lectura con acceso gratuito en un lugar acogedor.

Para comenzar con este proyecto, su colección de libros de la escritora chilena Isabel Allende, una de sus favoritas, ha sido trasladada a un librero de Dumplings ubicado en un innovador lugar de comida rápida donde el flujo de clientes es permanente. Durante los primeros días, los libros expuestos llamaron la atención de los clientes, algunos fueron tomados por quienes esperaban sus pedidos o disfrutaban de las especialidades del lugar. Fue un buen comienzo.

El objetivo es promover la lectura en tiempos de crisis en los que la gente no tiene ni el dinero para comprar libros ni el tiempo para leer, por un lado; y por otro, la crisis del papel que está golpeando al impreso en general. 

Las generaciones de los más jóvenes se informan, se comunican por las redes sociales. Ni libros ni periódicos en físico. Seguramente, por eso, alguien dijo que los libros están en peligro de extinción. Las redes sociales han remplazado a los medios para informar y convertido en canalizadores de usuarios que escriben u optan por leer en sus dispositivos. Cada vez parecen menos los que disfrutan de leer un libro en físico, de sentir el olor a tinta y papel y de pasar las páginas con delicadeza como señal de respeto al libro.

Paravicini sostiene que el libro es altamente preciado porque contiene magia y arte del autor para llevar al lector a lugares, épocas, comunidades, mundos desconocidos y tramas apasionantes que elevan el espíritu, abren escenarios insospechados.

Durante su larga trayectoria periodística, de más de 40 años, aprendió primero de sus jefes y luego de sus estudiantes que soñaban con escribir, que la expresión precisa de las ideas depende de la riqueza del lenguaje. Y a ella se la adquiere solo a través de la lectura, de la pasión por sumergirse en las tramas de cada obra. El que no lee, no escribe.

En principio son sus propias colecciones, sus propios   libros. Sin embargo, el librero de Dumplings está abierto a quien quiera leer o poner su libro favorito para inyectarle nueva vida o enriquecer la colección. El mismo libro en varias manos es el sueño de la periodista hoy retirada ya de las lides de los medios de comunicación. Está segura que los amantes de la buena literatura se irán sumando poco a  poco, y los que atesoran libros saben que -una vez leídos- van a parar a estantes del que, quizás, nunca más vuelvan a salir.  

El proyecto es mantener una colección de un autor o temática por dos semanas más o menos. Si el libro está en lectura de alguien que eventualmente llega al lugar de Dumplings, podrá dejar un marcador para continuar en su próxima visita. Si el mismo libro está siendo leído por varias personas, cada una dejará un marcador de diferente color y el libro se mantendrá en una pequeña sección de “Libros en Lectura”, para que cada quien avance a su ritmo, a su tiempo, mientras las colecciones temporales van cambiando. 

El acceso a los libros es gratuito. Están esperando a ser leídos, están esperando enamorar a los lectores, a despertar su curiosidad, a profundizar el conocimiento, a cultivar el hábito de la lectura, a alentar a los escritores, a ampliar el universo de la buena literatura, a descubrir y valorar talentos literarios. 

Elizabeth Paravicini García, periodista de larga trayectoria en periódicos y televisión. Ahora retirada, fue docente universitaria, dirigente sindical, presidente de la Asociación de Periodistas de Cochabamba, Tribunal de Honor, ciudadana meritoria. Miembro de  organizaciones periodísticas nacionales e internacionales. 

Autora y coautora de varios libros de valor documental y de investigación.