Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 22:24

Ariel Rodríguez, el boliviano número uno del kick boxing mundial

El deportista entrenó durante seis meses para dar lo mejor en la pelea. Le bastó cinco minutos para noquear a su contrincante. Cuenta su travesía para llegar a ese momento. 

Ariel Rodríguez, el boliviano número uno del kick boxing mundial. NOÉ PORTUGAL
Ariel Rodríguez, el boliviano número uno del kick boxing mundial. NOÉ PORTUGAL
Ariel Rodríguez, el boliviano número uno del kick boxing mundial

Ariel Rodríguez es un deportista cochabambino y, además, el campeón mundial de kick boxing de la categoría 75 kilogramos. 

Entrena desde que era niño. Su primer contacto con el deporte fue el taekwondo, luego se dedicó al box y finalmente empezó kick boxing, hace más de 13 años. “Yo entreno desde los 7 u 8 años, más o menos, en la escuela de mi papá. (Desde esa edad) empezó a intrigarme un poco todo lo que son las artes marciales. Gracias a lo que él me ha guiado, he entrenado más en esta disciplina”, narra Rodríguez.

Poco a poco, fue enriqueciendo su técnica. Rodríguez relata cómo fue su paso por estos deportes y cómo llegó al kick boxing: “He empezado con el taekwondo (porque) me ha inculcado mi hermana, Fabiola Rodríguez.            Después, he seguido mi entrenamiento con el kárate en la escuela de mi padre. Él, también, en casa, me ha dado algunas enseñanzas. Hemos colgado un saco y me empezó a enseñar boxeo. Me gustó mucho. Posteriormente, sabiendo patear y boxear, empecé a hacer kick boxing”. 

Desde su inicio en las artes marciales, Ariel colecciona un vasto número de premios y medallas. “Tengo en mi poder nueve títulos que hasta ahora están conmigo. No me los han quitado, los estoy defendiendo bastante bien. Tengo cuatro nacionales, dos internacionales, uno sudamericano, uno panamericano y otro nacional”, detalla. 

Pero eso no es todo, el deportista enfrentó el mayor de los retos este año: pelear el mundial de kick boxing. 

Irrefutable fue la victoria que coronó al cochabambino. Le fue suficiente un round para noquear al ecuatoriano Luis Maldonado, en el coliseo del Instituto Americano. 

Ni bien se percató de que logró el cinturón en apenas un asalto, no ocultó su emoción y se entregó a los festejos, abrigado por el cariño del público.

Este título mundial es un hito para el deporte en Bolivia, pero también para la carrera y la vida de Rodríguez. “Es mi sueño. Esta pelea es algo que he buscado durante muchos años. He ido peleando, he ido viendo cada país, cada departamento. He representado a Bolivia muchas veces, he sido campeón nacional, internacional, sudamericano… Y, para mí, esto es como la cúspide, lo más alto que puedo llegar. Realmente me siento nervioso, orgu-lloso y tengo un buen presentimiento de que me puedo llevar el título porque he dedicado gran parte de mi vida a esto y sé que puedo lograrlo”, aseguró el deportista poco antes de competir.

La posibilidad de alcanzar la victoria es el resultado de mucho esfuerzo. “Su-frimos los deportistas siempre con lo mismo. Todas las cosas son demasiado caras (…). Por eso, el apoyo es tan importante. Yo tengo algunas empresas que me apoyan y realmente estoy muy feliz por eso, porque sin ellos no se puede lograr nada”, relata. 

También hace hincapié en lo importante que es su equipo Fight Dragon para él, pues le están abriendo muchas puertas. 

A lo largo de este camino, además de enfrentarse a este tipo de retos, ha tenido grandes satisfacciones. El enorgullecer a su familia es uno de sus logros más relevantes. “Lo más importante para mí es mi papá, la verdad. Quiero demostrar que puedo, que puedo seguir, que puedo llegar lejos y realmente me siento orgulloso porque él me ve así, con sus ojos brillantes y me encanta eso. Mi papá ya está  mayorcito y quiero que esté orgulloso de mí. Esa es mi mayor motivación”, confiesa Ariel.

El secreto de Rodríguez para continuar con su larga trayectoria como deportista, pese a las trabas, es ser una persona constante y disciplinada. 

En ese sentido, Ariel aconseja a los deportistas más jóvenes que se están  acercando a esta actividad lo siguien-te: “No se rindan. El camino se pone duro cuando empiezas a tener un objetivo, pero lo que está haciendo la vida es prepararte para lo que viene. Realmente, al principio quise desistir muchas veces porque era muy duro, pero ya ahora me siento muy orgu-lloso de donde estoy”, finaliza Ariel.