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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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ANBA, la escuela que entrena a niños y los prepara para brillar en el ajedrez

La Academia Nacional Boliviana de Ajedrez es la más galardonada del departamento. La escuela se caracteriza por ser solidaria y trabajar con niños de Aldeas Infantiles SOS, menores que sufren déficit de atención u otros de escasos recursos. 

ANBA, la escuela    que entrena a niños  y los prepara para   brillar en el ajedrez.CORTESÍA
ANBA, la escuela que entrena a niños y los prepara para brillar en el ajedrez.CORTESÍA
ANBA, la escuela que entrena a niños y los prepara para brillar en el ajedrez

El ajedrez es uno de los deportes más estratégicos del mundo. Las 64 casillas que conforman el tablero son el escenario de dos jugadores que aplican todos sus conocimientos en cada ronda hasta acorralar al rey y lograr el jaque mate.

El juego tiene múltiples beneficios: estimula la capacidad de análisis y síntesis; incentiva la creatividad y la imaginación; entrena la memoria y ayuda a prevenir el Alzheimer; e incrementa la capacidad lectora.

Eso es parte de todo lo que los niños aprenden y adquieren en la Academia Nacional Boliviana de Ajedrez (ANBA), una escuela que forma a menores en esta disciplina y les da la oportunidad de reforzar sus capacidades y brillar con su talento. 

Mauricio Colque Ayaviri, de 27 años, es el fundador de ANBA y un apasionado por este deporte desde que era niño. Él formó a cientos de menores en la academia, quienes obtuvieron, hasta ahora, 18 de las 36 medallas departamentales, y otras más nivel nacional, lo que demuestra el alto nivel de capacitación que tiene la escuela. 

ANBA también se destaca por su la labor solidaria. Colque explica que la academia es inclusiva y apoyan a los niños de bajos recursos, lo más importante es el talento y las ganas de superarse. 

UN SUEÑO CUMPLIDO

Colque nació en el norte de Potosí, en Catavi, pero creció en El Alto. Allí dio sus primeros pasos en el ajedrez, junto con su maestro Hugo Wallany, en la Academia Nacional Boliviana de Ajedrez —escuela que él continuó tiempo después— cuando tenía ocho años. Luego, en 2001, se mudó a Cochabamba con su familia y trajo consigo su pasión por este deporte. 

“Mi maestro siempre será una imagen para mí porque en El Alto, donde no tienen muchas oportunidades, hizo crecer el ajedrez de una manera fenomenal”, destaca Colque.

En 2010, mientras salía del colegio, vio un letrero que anunciaba clases de ajedrez gratuitas en una iglesia y uno de los religiosos lo invitó a enseñar. Él, con solo 17 años, aceptó entusiasmado. Permaneció allí durante dos años hasta que decidió crear su propia escuela y seguir el legado de su maestro, quien tenía el sueño de ampliar su academia a todo el país. De esa forma nació ANBA en Cochabamba, en 2012, en el garaje de su casa, en Ticti Norte. 

Posteriormente, en 2015, se trasladó a un ambiente más grande donde recibía más niños y así fue creciendo poco a poco la escuela. Después, en 2017, cuando Colque ingresó a estudiar Derecho en la Universidad Mayor de San Simón decidió que era momento de ampliar la academia y abrió un espacio en la calle 16 de Julio y Sucre, donde permaneció hasta que llegó la pandemia. 

Con temores, dudas y algunas barreras, ANBA fue creciendo. Mauricio comenta que uno de los impulsos que recibió la escuela fue recibir a los niños de Aldeas Infantiles SOS. La presencia de los menores le fue dando vida a la institución. 

En 2019 y 2020 los niños comenzaron a participar en concursos y a obtener premios fruto de su talento y dedicación. La perseverancia es parte de la enseñanza.

UNA ACADEMIA INCLUSIVA

En aquel garaje donde comenzó el sueño de ANBA, 10 niños fueron los primeros estudiantes que confiaron en Mauricio. Actualmente, cuenta con más de 100 menores de manera virtual. 

Colque define la escuela como inclusiva. Trabajan con niños de hogares, otros que sufren Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y algunos de bajos recursos. El objetivo es que todos se sientan como en casa y puedan reforzar sus habilidades, superar sus temores y abrirse un espacio en el deporte.

La mayoría de estudiantes de Mauricio participa en competencias a nivel departamental y nacional. De las 36 medallas que otorgó la Asociación de Ajedrez de Cochabamba hasta la fecha, ANBA cuenta con 18. 

El año pasado salieron subcampeones nacionales y tienen el actual título de campeón infantil. Además, poseen otros trofeos a nivel escuela. 

Colque destaca que la mayor parte de los niños comenzaron desde cero, no tenían nada de conocimientos sobre el ajedrez y fueron aprendiendo paso a paso en la escuela. 

Para lograr un alto nivel competitivo, la academia cuenta con tres entrenadores cubanos que enseñan a distancia a los estudiantes que están en una etapa avanzada y otros cinco que trabajan con los que están aprendiendo; paralelamente, Colque supervisa a todos los estudiantes.

Según explica el joven, en la escuela se enseña el ajedrez competitivo. “Es un deporte y como tal necesita entrenamiento constante”, describe. 

Aconseja que los menores de 10 años entrenen tres veces a las semana alrededor de una hora y media por día; a los sub 16 les recomienda dos horas. También, resalta que inculca el hábito de lectura y que eso es parte del entrenamiento durante la semana, además de hacer ejercicios en casa. 

ANBA recibe estudiantes desde los cinco años y no tiene límite de edad, ya que lo importante son las ganas de aprender. 

ANBA, UNA ESCUELA SOLIDARIA

Desde sus inicios, ANBA se caracterizó por ser una escuela de ajedrez solidaria y empática con los niños de escasos recursos. Por ello, Colque becó a muchos pequeños talentosos que no podían pagar la mensualidad. Además, varias veces otorgó descuentos a los mejores estudiantes. 

“Por donde vivía la gente no tiene mucho dinero, entonces era muy complicado que los niños pasen clases, por eso muchos se han vuelto mis ahijados”, cuenta con una sonrisa. 

Marina, Nicolás y Laura son algunos de los nombres que resalta Colque y cuenta cómo conoció a cada uno de ellos y cómo fue creciendo su relación.

También menciona a las hermanas Gareca, a quienes becó para que puedan estudiar. Asimismo, relata la historia de Marisol Escóbar, de nueve años, quien es de Alquile y a la fecha ganó cuatro medallas. Sander Colque es otro menor al que Mauricio apadrinó y quien ganó campeonatos departamentales.

“Enseñar es lo que le da sentido a mi vida. Cada vez que veo un niño, siempre me saca una sonrisa”, afirma. 

LA PANDEMIA, UN DESAFÍO 

Al igual que muchos negocios, la llegada del coronavirus COVID-19 a Bolivia puso en dificultades a ANBA. La academia se paralizó durante la cuarentena, pero el alquiler siguió corriendo, lo que obligó a Colque a cerrar la escuela y volver a su casa. “A veces no alcanzaba ni para el alquiler. Cuando se levantó la cuarentena e hice mis cuentas, estaba en negativo”. 

Volvió a trabajar desde su casa para terminar de pagar todas las deudas. En agosto decidió que era momento de retornar al ruedo, así que, para promocionar la escuela, dio dos semanas gratuitas de clases, de 08:00 a 22:00. 

Luego, en octubre de 2020, reabrió ANBA, en la calle Sucre y 16 de Julio, a unas casas de la anterior sede. “Los torneos nacionales nos han ayudado mucho, eso hizo que más niños se inscriban. En vacaciones todo mejoró y ya estamos más estables”, comenta.

“El mejor pago es ver a los niños alegres. Cada aniversario les pido que nunca se olviden de esta academia y si quieren formar ANBA, que lo hagan”, señala.

El ajedrez es un deporte que requiere dedicación y ofrece beneficios para quienes lo practican. En Cochabamba, los niños que quieran adentrarse en este mundo cuentan con una alternativa. 

Todo comenzó como un deseo personal y, con los años, se fue consolidando hasta convertirse en una familia que crece cada vez que un niño se suma y se vuelve parte de ANBA. “Quiero sacar un campeón internacional, es mi sueño”, finaliza Colque.

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