Mitos y realidades sobre el amor y la sexualidad de los adultos mayores
La revista New England Journal of Medicine publicó un estudio que consideró entrevistas y encuestas a más de tres mil adultos en Estados Unidos, cuya edad oscilaba entre los 57 y 85 años.
A nivel general, llamó mucho la atención que la mayoría de los participantes manifestara que lleva una vida sexual activa, manteniendo re- laciones íntimas con sus parejas al menos tres veces al mes.
Estos datos demuestran que los adultos mayores viven y disfrutan su sexualidad a plenitud, rompiendo el mito de que el amor y el sexo solo les pertenecen a los jóvenes.
CONCEPTOS CLAROS
Mito: la práctica sexual para los adultos mayores es dañina.
Realidad: está comprobado que la práctica sexual ayuda a mantener la salud y la juventud. Una sexualidad periódica y satisfactoria favorece al aumento de las defensas, mejora la autovaloración y el sentimiento de felicidad y conexión con la pareja.
Incluso, en los casos de postinfartos es recomendable continuar con la vida sexual después de dos meses o cuando el médico lo indique.
Mito: la satisfacción sexual se da mayormente durante la juventud.
Realidad: el goce no es exclusivo de los jóvenes. Muchas mujeres no logran una sexualidad plena hasta pasados los 40, y otras lo hacen 10 años después.
Al llegar a la madurez, tanto hombres como mujeres dejan de lado la preo-cupación por el desempeño y llevan al sexo a una dimensión más espiritual y emotiva, con lo cual logran una mayor plenitud.
Mito: los cambios en la edad madura entorpecen la sexualidad.
Realidad: quienes envejecen manteniendo interés por la vida social, su pareja, la recreación y el cuidado de su cuerpo, también tienen una sexua- lidad plena y activa. Son valores y conductas que también suelen pasar de generación en generación.
Entre los 75 y 85 años, un 38 por ciento de varones tiene vida sexual activa, mientras que solo el 17 por ciento de las mujeres mantiene relaciones. Esta dife-rencia se debe, posiblemente, a valo-res y creencias socioculturales.
Mito: los adultos mayores no tienen orgasmos.
Realidad: es cierto que la presión sanguínea se debilita y la sensibilidad de los órganos sexuales disminuye, por lo que se necesita mayor motivación para excitarse y un estímulo más prolongado sobre las zonas erógenas. Este juego previo incrementa el deseo, la excitación y el orgasmo, fases de la respuesta sexual.
Mito: el adulto mayor no tiene inte-rés ni puede vivir plenamente su sexualidad.
Realidad: ya sea que viva en pareja o no, la manera en la que viva su se-xualidad dependerá de su estado de salud físico y emocional, de la relación con su pareja y de la experiencia que haya tenido en esta área.
Es decir, si cuando era más joven el sexo era relevante y frecuente, entonces lo seguirá siendo en la vejez, aunque no en forma tan frecuente.
Mito: el adulto mayor no necesita
de una relación amorosa tras un
divorcio y/o la viudez, especialmente después de los 60.
Realidad: es importante analizar el porqué de nuestros miedos, ya que el amor no tiene edad; sólo cambia con los años.
En esta etapa de la vida, el amor y la pasión hacen que las personas rejuvenezcan en todo sentido. La nueva ilusión se convierte en motor importante para vivir y disfrutar al máximo. Quizá se experimente de manera distinta, pero no por ello, menos intensa.