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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Shin Godzilla (2016): ¿Puede Godzilla simbolizar una pandemia?

Tercera parte de una serie de textos que rastrean en algunas de las más célebres apariciones del monstruo japonés, que ha vuelto a protagonizar una reciente película, Godzilla vs. Kong (Adam Wingard, 2021), aún en cartelera local.
Shin Godzilla (2016): ¿Puede Godzilla simbolizar una pandemia?

Los 2.000 no sólo trajeron un crecimiento acelerado del internet y la globalización, sino también nuevas interpretaciones de Godzilla y grandes cambios en la saga del monstruo de las profundidades. Lamentablemente, la nueva trilogía denominada la serie del milenio no tuvo una buena recepción en taquilla, lo cual significó una nueva desaparición de Godzilla de la pantalla grande durante una década. Por sus 50 años, Toho decidió celebrar con una película llamada Godzilla Final wars, la máxima expresión de los excesos, desaciertos y espectáculo de la filmografía del icono japonés. Sólo basta mencionar que en esta cinta conviven alienígenas, mutantes y un line up interminable de monstruos, tanto aliados como enemigos, de Godzilla.

Diez años después, por los sesenta años de la saga, Toho concedió los derechos de Godzilla a la productora Legandary y Warner Bros para la elaboración de un segundo intento de la industria americana por adaptar al monstruo japonés. El primer intento estuvo en manos de Tristar Pictures en 1998. A pesar de ser una versión bastante conocida, la crítica y la taquilla no fueron muy amables con ella. Los mayores argumentos en contra de ella fue que quitó el “God” de “Godzilla”. Es decir, fue un monstruo que buscaba imitar más a un dinosaurio de Jurassic Park que al destructor Tokio. En ese sentido, el segundo intento, Godzilla (2014), logra una interpretación bien lograda y respetuosa de la tradición de la saga a pesar de sus claros errores. El éxito de la versión norteamericana sobre las últimas versiones japonesas demandó de Toho un nuevo reboot que recupere la esencia del filme de 1954 pero adaptada a estos nuevos tiempos. Así es como nace el proyecto de Shin Godzilla (2016), ganador de siete premios de la Academia japonesa, incluyendo mejor película y mejor director.

Residuos radioactivos en el mar producen que una criatura ancestral evolucione rápidamente y ponga en peligro a la bahía de Tokio. Distintas instancias gubernamentales se reúnen inmediatamente para definir en qué consiste esta amenaza. No obstante, mientras las autoridades discuten sin ningún progreso, el monstruo ya llega a las costas y produce mucha destrucción y muertes a su paso. Sorpresivamente, el monstruo regresa al mar debido al calor generado por la radiación de su cuerpo.

En su ausencia, el gobierno prepara un equipo científico para investigar este ser sin los obstáculos de los protocolos y etiqueta japonesa, pero el tiempo no les alcanza para elaborar un plan para combatir a “Gojira” antes de su regreso. Por lo tanto, las autoridades intentan atacar con las fuerzas armadas niponas y las aeronaves de la Fuerza Aérea norteamericana. En vez de lograr su cometido, la bestia desencadena un desastre nuclear equiparable a las bombas de Nagasaki e Hiroshima. Después de la demostración de su poder, el monstruo cae dormido durante mucho tiempo.

Este hecho desencadena en la presión internacional por lanzar armamento nuclear a Tokio para acabar con Godzilla. Sin embargo, decididos a no repetir la historia, el equipo japonés colabora con entidades francesas para inyectarle coagulantes y congelarlo. Logran ejecutar su estrategia con éxito. Sin embargo, una toma final muestra seres humanoides formándose en la cola del monstruo de las profundidades.

Una de las primeras observaciones de la evolución del significado de Godzilla es como en distintos momentos llega a representar algunos hechos trágicos que vivió Japón en los últimos años. Por ejemplo, cuando Godzilla ingresa arrastrándose a las calles de Tokio, su movimiento rememora a la destrucción producida por el terremoto del 2011. Por otro lado, la radiación en el suelo japonés tras el aliento atómica de Godzilla, de alguna forma también evoca el accidente nuclear de Fukushima del mismo año.

Por otra parte, en este filme se recupera la intensidad de la metáfora de la bomba atómica que tuvo la cinta de 1954. La ciudad en llamas, miles de vidas perdidas, millones de personas sin hogar y los sobrevivientes recuperándose en centros hospitalarios rememoran las pesadillas vividas después de ambas bombas atómicas. De igual manera, recupera el temor del lanzamiento de una nueva bomba debido a la presión de las Naciones Unidas por acabar con Godzilla, ya que se convirtió en una amenaza internacional. En cierta forma, repite este componente que ya fue añadido en la película de 1984.

Otro aspecto interesante es su avance en el discurso en contra de la energía nuclear. Si la primera cinta analizada argumentaba contra las pruebas de armamento nuclear y la segunda en contra del uso de la energía nuclear en general, este filme critica el manejo de los residuos radioactivos por las potencias mundiales. 

Una de las nuances de esta versión es la comprensión de la psique de Godzilla, la cual es más notable en la banda sonora de Shiro Sagisu – la cual complementa excelentemente la música compuesta por Akira Ifukube. En Persecution Of The Masses se vislumbra cuán incompasiva y fría puede ser la naturaleza con la humanidad mientras acaba con la vida de miles de personas en un desastre. No obstante, en Who Will Know escuchamos a una bestia confundida que destruye y lastima por el dolor infringido en su cuerpo.

Probablemente, el acierto más grande de esta producción cinematográfica es la crítica a la burocracia y las dinámicas de poder en Japón. Para una cultura y gobierno que tiene protocolos para prácticamente cualquier situación, la aparición de una crisis tan descomunal requiere un cambio en la forma de interactuar y resolver conflictos. Además de presentar una alternativa, la película se burla de estos comportamientos sin acudir a exageraciones distorsionadas. Por otro lado, hay un tinte humanista, e incluso nacionalista, en el tercer acto. Al igual que sus predecesoras, son los científicos quienes encuentran la solución a la crisis. Asimismo, el equipo de Japón idea y ejecuta el plan ganador. No obstante, esta vez lo hace a partir del intercambio y colaboración con otros países que se extienden a su aliado EE.UU. En este caso, la cooperación con Francia es clave para el congelamiento de Godzilla. 

De todos los filmes que sucedieron a la película original de 1954, Shin Godzilla es la que mejor adapta su esencia a su contexto histórico. Si bien es la primera cinta de las versiones japonesas que no utiliza la técnica del hombre disfrazado, la animación computarizada no renuncia a una estética fantasiosa ni a la tradición del personaje. Por otro lado, recupera ciertos aspectos de la ciencia ficción al añadir elementos como las fases de evolución de Godzilla y sus ciclos de energía. Finalmente, su narrativa tiene un ritmo frenético, ya que la historia se centra en la manera en que la nación nipona enfrenta una amenaza inminente y la reapertura de sus profundas heridas del inconsciente colectivo.