Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Sesión Ukamau 50/30: homenaje a Yawar Mallku y La nación clandestina

Las proyecciones en conmemoración de los 50 y 30 años de ambas películas en Cochabamba se realizarán este martes y miércoles en La Libre, avenida Humboldt casi Calancha, desde las 19:00. El aporte es de 20 bolivianos.
Sesión Ukamau 50/30: homenaje a Yawar Mallku y La nación clandestina
Cineclubcito prepara la sesión homenaje titulada Ukamau 50/30, proyectando Yawar Mallku y La nación clandestina, dos películas realizadas por el Grupo Ukamau y dirigidas por el maestro Jorge Sanjinés, instaladas con toda justicia entre las producciones más importantes y significativas del cine boliviano y mundial.

El proceso de producción de estas películas, distantes 20 años una de la otra, se caracteriza por representar tanto un punto de partida, con Yawar Mallku (1969), como un punto final, con La Nación Clandestina (1989), en lo que significa el mayor aporte del Grupo Ukamau y Jorge Sanjinés a la cinematografía boliviana y mundial: “el plano secuencia integral”, recurso narrativo que traduce visualmente la concepción circular del tiempo aymara, y el vínculo del individuo de esa cultura con su entorno natural y social. Es sobre todo, una profunda forma de conocer y entender la realidad boliviana.

Lo que estaba germinando en los primeros cortometrajes de Jorge Sanjinés, Revolución (1963) y Ukamau (1966), se hace explícito y determinante en la experiencia de producción de su primer largometraje, Yawar Mallku (1969). Película concebida para alertar a los indígenas de los propósitos esterilizadores de los cuerpos de paz estadounidenses, con la complicidad del gobierno boliviano de turno, es durante su proceso de producción, que provoca el re-direccionamiento en las búsquedas estéticas, políticas y formales del naciente Grupo Ukamau.

Después de evaluaciones críticas internas, el grupo se da cuenta que el cine que estaban desarrollando hasta el momento, si bien tenía logros técnicos y un alto reconocimiento en ciudades y festivales del extranjero, éste no llegaba a transmitir los mensajes propuestos a las comunidades campesinas aymaras para las que habían sido producidos. “No bastaba que la película estuviera manifestando su voluntad de cooperación, que se alineara a su lado, que se arriesgara, inclusive por ellos. Comprendimos que el problema no era otro que el de la forma, el del lenguaje utilizado para tratar “sus” problemas y tratar de hablar en ‘su’ nombre”, afirmó Jorge Sanjinés.

A partir de estas reflexiones y comprensiones, el Grupo Ukamau se encamina en la férrea búsqueda de “otro” lenguaje, uno que se desprenda del abecedario cinematográfico establecido en los textos y centros de formación cinematográfica occidentales tradicionales.

Comprendieron que las lógicas indígenas no eran las que ellos asumían conocidas o entendían como correctas y, en primer lugar, había que analizar y entender que el indígena aymara primero se piensa como grupo y después como individuo. Comprendieron algo elemental, que primero esta el interés colectivo antes que el interés personal–individual, entonces a ello concentraron sus nuevos esfuerzos teóricos y prácticos.

Enfrascados en ésa búsqueda producen cinco películas: El coraje del pueblo (1971), El enemigo principal (1973), Fuera de Aquí (1977), Las banderas del amanecer (1984) hasta llegar, veinte años después de Yawar Mallku, a La Nación Clandestina, película que para muchos significa la culminación de ese intenso trabajo concentrado en poder proponer, desde un trabajo teórico-práctico, un lenguaje apropiado para el cine boliviano y que logra acercarse a esa relación del hombre aymara con el tiempo, espacio y su propia concepción de lo colectivo e individual. Entonces, surge el plano secuencia integral, un movimiento coreográfico de la cámara que logra transmitir ese sentido de integración que vive cotidianamente la colectividad andina y su noción del tiempo cíclico, no lineal.

En esa trama de rechazo y reconciliación propuesta en La nación clandestina, tenemos a Sebastián Mamani, protagonista de la película, un desarraigado. Un ser que se pierde y, después de un período de errancia, recupera su lugar de origen. A través de la vida y la muerte de Sebastián, se asiste a la construcción de un sujeto nacional, no solamente el despertar de una conciencia indígena como anteriores películas del Grupo Ukamau. Entonces aquel grupo de jóvenes cineastas dio un paso fundamental en la búsqueda de un lenguaje coherente con sus destinatarios. La construcción de ese sujeto nacional se ve en esa condición errante de Sebastián Maisman y Sebastián Mamani.

La figura y danza de Jacha Tata Danzante representa la reconciliación con su pasado, con su memoria colectiva. Y la imagen de los dos Sebastianes, el Maisman y el Mamani, uno enmascarado para su muerte y el otro revelado para sí mismo y la nueva vida, plantean de forma elocuente los complejos procesos que ese sujeto, entre dos mundos, debe sufrir para mirar con lucidez su pasado y su futuro.

Aquellos fracasos que habían significado las exhibiciones de Yawar Mallku en las áreas rurales de Bolivia no fueron causadas únicamente por un problema de comunicación cultural sino más bien por la representación que asumía una película realizada por gente que no pertenecía a su cultura, que no hablaban su idioma ni compartían su cosmovisión. A partir de esa crisis es que fue posible llegar a La nación clandestina, una película madura, envolvente y con personalidad propia, además de su alto poder poético y político. Son a estas películas icónicas y determinantes, a las que este mes de mayo del 2019 el Cinéclubcito rinde homenaje.

Programador del Cineclubcito – Facebook: Cinéclubcito