Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Ser músico en tiempos de covid

Una mirada a la situación y dificultades que los artistas bolivianos vivieron el pasado año durante la pandemia
Guitarra rota.   Matthew-Woodson
Guitarra rota. Matthew-Woodson
Ser músico en tiempos de covid

“Muchos compañeros artistas, en su afán de salir para conseguir ingresos, contrajeron la enfermedad (de la covid-19), algunos incluso murieron”, cuenta Freddy Mendizabal, músico pianista y docente del conservatorio nacional, en la ciudad de La Paz.

En el imaginario común, se cree que los artistas viven de otras cosas, y que su actividad artística llega a ser secundaria para sus ingresos, cuando esto no podría estar más lejos de la realidad. El relato del entrevistado, muestra lo dura que fue y sigue siendo la situación para los artistas.

Desde el 17 de marzo, día que comenzaron a regir las restricciones sanitarias por la pandemia en Bolivia, los músicos tuvieron que parar sus actividades repentinamente, que iban desde conciertos, hasta lecciones. A medida que fue avanzando el tiempo, varios rubros fueron reabriendo de a poco sus actividades, más los artistas fueron de los últimos rubros en hacerlo, de hecho, aún no lo hacen por completo, complicando su situación económica cada día más. 

¿Y las autoridades?

Recientemente, los músicos fueron recobrando cierto espacio, dándose modos para obtener algunas ganancias. “Se han formado diferentes asociaciones, sindicatos y agrupaciones que han elaborado protocolos con el Sedes [El Servicio Departamental de Salud] hace más de cinco meses, pero lamentablemente no hubo una respuesta efectiva” afirma Luigi Baudoin, músico y compositor de la ciudad de Cochabamba. 

Lo que cuenta el entrevistado da a conocer uno de los tantos obstáculos para los artistas, y es la poca importancia de las autoridades a su sector. Baudoin afirma, además, que recién a la fecha de la entrevista (18 de noviembre de 2020) se logró el compromiso de las mismas, donde se evaluarán (recién) las medidas de bioseguridad para un eventual retorno de los conciertos en Cochabamba. 

El entrevistado expresa su molestia sobre la respuesta de las autoridades, donde afirma que es tardía, las mismas no especifican las exigencias de las autoridades con los artistas, pese a que habrían presentado protocolos de seguridad. “En otros países lo primero que hicieron fue establecer políticas de apoyo al arte y la cultura con financiamientos, subvenciones, rebajas o condonaciones en los impuestos, porque evidentemente iba a ser uno de los sectores más afectados, aquí estamos protestando para que nos dejen trabajar”, concluye, atribuyendo estas fallas a la burocracia y asegurando que la economía naranja está invisibilizada por las autoridades. 

Algo no tan distinto sucede en La Paz, donde Mendizabal, cuenta que, si bien la Oficialía Mayor de Culturas de la alcaldía de esa ciudad ayudó en su momento, no logró que los ingresos para el sector sean los mismos, y lógico, se debe tener en cuenta que el sector tuvo que cortar las actividades repentinamente. Este critica la falta de apoyo de muchas instituciones privadas, ya que muy pocas ayudaron al sector en su momento.

¿Pero por qué se tendría que apoyar al sector artístico? 

Pues este sector se conforma por muchas personas que viven del mismo, según Mendizabal, muchos colegas que viven de su trabajo musical y al día. Muchos tuvieron que recurrir a vender ropa, barbijos y otras cosas. Esto no sólo pasa en La Paz. 

No se debe olvidar que el sector cultural es uno de los más importantes para el país, compuesto de artesanos, músicos, pintores, escultores, entre otros. Las actividades de este rubro representan parte de la imagen del país, de hecho, se destinaba un 3% del presupuesto total hasta antes de la pandemia, que va desde el turismo hasta el ocio y la diversión, generando ingresos para muchas familias y teniendo representación en todo el país, sobre todo en las ciudades capitales e intermedias. 

A ver, pongamos un ejemplo: Un concierto ‘pequeño’ genera ingresos a los músicos que amenizarán el concierto, lógicamente tendrán un escenario donde se montará luces y amplificación, por lo menos. Esto ya representa ganancia para las personas que realizarán dicho montaje. El ingreso también va para el dueño del pub o salón donde se realizará el evento, y si el mismo es al aire libre, habrá personas que pondrán un puesto de venta de comida o bebidas. Es más, es posible que haya personas que ganarán por el alquiler de las mesas y sillas, sin contar a las empresas de bebidas que proveen a los pubs o taxistas, entre otros. Complicado, ¿no? Ahí podemos tener la aproximación de lo que representa lo artístico en nuestro país. 

Poniéndonos en los zapatos de los músicos, Baudoin explica que el movimiento cultural es enorme en todo el país, a pesar de no ser cuantificado, genera miles de empleos a personas que viven de esta economía naranja. 

La situación no sólo es difícil en ciudades grandes como La Paz y Cochabamba, Sucre, una ciudad de casi 300.000 habitantes, tiene una situación similar, más aun viendo que se destina un presupuesto grande para esta ciudad por su turismo y su cultura artística. 

En esta ciudad, se dieron marchas de los sectores artísticos y nocturnos contra las disposiciones del COEM (Comité de Operaciones de Emergencias Municipal) y exigiendo retomar sus actividades, bajo las amenazas que, si éste no se daba, iban a retomar a la fuerza.

Rober Mérida, músico y compositor sucrense, afirma que la postura de amenaza no es buena, más es entendible, teniendo en cuenta que estos sectores tienen que comer.

“Invertir en el sector artístico es como una alcancía sin fondo, porque inviertes demasiado y obtienes muy poca ganancia. Eso quiere decir que, para obtener ganancias reales, uno tiene que estar en este ambiente mucho tiempo, y con esta inactividad de tantos meses, lo más probable es que la mayoría de la gente del sector haya perdido demasiado y recuperarse también demandará tiempo” afirma Mérida.

En Sucre, como en otras ciudades como Potosí o Tarija, muchas actividades volvieron con un porcentaje de público, como el fútbol. Por lo que Mérida considera esta situación como atenuante, para que las autoridades permitan un aforo permitido.

Sin embargo, a pesar que la medida parece un salvavidas, Mérida recuerda que las autoridades en Sucre no especifican muy bien los protocolos de bioseguridad que se deben guardar, considerándolas inentendibles en algunos casos y de mucha inversión por parte de los lugares que acogerían eventos artísticos, lo que complica más aún el panorama.

¿Y en el futuro?

El panorama económico para los músicos es complejo, y se complica más cada día que pasa, así como la posibilidad de un rebrote del coronavirus, que sería una estocada final para este sector, que apenas se reactiva de a poco. Para Freddy Mendizabal, la reactivación es algo a mediano plazo. Se muestra optimista con la reactivación, más cree que será difícil por el escaso ingreso económico que fueron obteniendo este tiempo, en actividades virtuales de streaming y conciertos en vivo, lo que apaleó un poco la situación, más no lo suficiente. 

Baudoin se muestra más pesimista, y con razón, argumenta que muchos locales donde se realizaban eventos tuvieron que cerrar sus puertas, así como muchas personas ligadas al rubro tuvieron que cambiar de ocupaciones. “Si no se retoman las actividades, el sector va a sufrir un embate mortal, el futuro lamentablemente no es muy alentador, aunque se retomen las actividades, los gastos que se van a tener para asumir los protocolos y la vuelta de la confianza del público para asistir a los eventos, entre muchas otras variables”, cierra.

¿Se puede sacar algo bueno de esto?

En Facebook o YouTube se puede apreciar que los artistas han buscado alternativas para conseguir ingresos, lo que ha diversificado los medios con los que los músicos buscan llegar al público. 

Del mismo modo, lo que más rescata Mendizabal, es el espíritu de cooperación entre artistas, ya que destaca que la ayuda provino entre artistas al principio de la pandemia. “Se podía observar a músicos de prestes o bandas, colaborando con artistas de rock, blues o jazz. Eso se valora, que nos hayamos dado una mano que generará proyectos a futuro”, asegura. 

Y cómo no, si hoy los artistas se tienen el uno al otro para apalear la crisis, así como el olvido generalizado a un sector. Como señala el entrevistado, el apoyo y la empatía de los artistas fue lo más positivo, quizás lo único, pero se demostró la unión de los mismos frente a una situación terrible e incierto. 

Mientras tanto, Mérida señala que la situación artística innovó por completo, recurriendo a prácticas virtuales poco utilizadas, lo que generó llegar al público, aunque esto no siempre fue positivo, ya que cuando se tuvo que cobrar por la entrada, no fue muy bien recibido.

Concluye además, creyendo que el sector se unió, “si en un futuro la unión perdura y se hace más fuerte, muy de seguro el sector será más escuchado por las autoridades, uniéndose con todos los sectores artísticos y otras actividades que engloban a este rubro”, cierra.

¿Nosotros podemos ayudar?

¡Claro que sí! El apoyo para los artistas musicales en Bolivia es algo que se pide desde hace muchos años, sin embargo, es en esta pandemia donde se requiere más. Se tiene que dejar en claro que los músicos viven de esta actividad, y detrás de ellos hay otros rubros que generan ingresos para muchas personas, que en ocasiones viven del día. 

Con esto claro, los fanáticos podemos ayudar en los streamings, comprando entradas virtuales para que los artistas puedan generar algún ingreso, compartiendo los eventos, así como siguiéndolos en sus plataformas de YouTube o Spotify. Se pueden comprar discos o mercancía de las bandas, así como incentivar a nuestros cercanos a hacer lo mismo.

Como población, se puede exigir a las autoridades una mayor atención al sector artístico, que es parte de la identidad y la cultura del boliviano, más no se debería esperar para apoyar a este sector, que está golpeado por la pandemia. Esperemos que el sector artístico en general no decaiga, y que, en específico, el musical logre reponerse de esta dura crisis. 

A pesar de la situación complicada que enfrentan los artistas, deberíamos quedarnos con el mensaje de Rober Mérida, uno de los entrevistados, quien confía en el público para reactivar el sector. “Este tiempo de pandemia fue difícil para todos, sin embargo, los artistas en general estuvimos ahí para la gente, con la música a distancia, por eso siento que la gente agradecerá con la misma retribución en el futuro”. 

Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Privada Boliviana Cochabamba