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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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De ser músico callejero a tocar para el presidente: Black Pumas habla sobre su largo recorrido

Diálogo con Eric Burton, cantante de la banda estadounidense, mientras se preparaba para encabezar la edición online del Festival Marvin.
Black Pumas, dirigida por el cantante y compositor Eric Burton (izquierda) y el guitarrista y productor Adrian Quesada (derecha). JODY DOMINGUE
Black Pumas, dirigida por el cantante y compositor Eric Burton (izquierda) y el guitarrista y productor Adrian Quesada (derecha). JODY DOMINGUE
De ser músico callejero a tocar para el presidente: Black Pumas habla sobre su largo recorrido

No es difícil reconocer cuando uno se encuentra frente a una banda muy especial. Todas las señales aparecen en el radar cuando se escucha a los Black Pumas. Directo desde el corazón de Austin, Texas, Eric Burton y Adrian Quesada se disponen hace poco más de dos años a conquistar el mundo. Si en sus comienzos la idea central era la de desarrollar un concepto innovador con eje –he aquí el desafío– en algunos de los sonidos más tradicionales de la música moderna, la realidad es que el éxito se encargó de cambiarles de forma radical una hoja de ruta tan tranquila como consistente. De aquella química inicial a un muy exitoso presente en el que se disponen a encabezar la edición online del Festival Marvin, sin dudas que ha corrido muchísima agua debajo del puente.

Y ni hablar si consideramos que durante el año que debía encontrarlos instalándose de forma definitiva como una las bandas más interesantes de la escena, llegó la interminable pandemia del COVID-19. Una tragedia inesperada que obligó a que el mundo se detenga y que por el momento parece lejos de haber finalizado. Más allá de esto, el cantante de Black Pumas, Eric Burton, mantiene una visión optimista respecto del presente y del futuro: “Me siento muy optimista para este año, ante todo porque estamos ante la posibilidad de tocar nuevamente delante de nuestros fanáticos. Es muy emocionante, porque también estamos haciendo nuestro nuevo disco y creo que la gente quiere escuchar nuestras nuevas canciones”.

A pesar de un ascenso tan meteórico como extraño, no hay que dejar de lado el hecho de que la cuarentena permitió que otros factores clave del sonido de Black Pumas terminen de asentarse, algo que evidentemente forma parte de un ADN tan complejo como ligado a las emociones: “Es interesante la tarea de encontrar espacios para evolucionar artísticamente tanto en lo personal como en sociedad. Adrian y yo somos personas que crecemos día a día y buscamos hacer música que nos conmueva en ese momento. Necesitamos reflexionar y reflejar lo que sucede en los tiempos en que vivimos, así que cada transición, cada crítica, cada premio recibido, no han sido más que pura motivación para que podamos llegar a muchas más personas con nuestro mensaje y poder mantenernos siempre honestos”.

La historia de Black Pumas tiene en Austin, Texas a un punto geográfico central. Considerada una de las nuevas mecas musicales de los Estados Unidos, esta pequeña ciudad fue el lugar en el que dos talentos crudos y filosos pudieron unir fuerzas y encontrar un espacio óptimo para desarrollar un estilo por demás alejado de los sonidos que dominan los charts locales y globales. Cuando llega la pregunta acerca de su química con Quesada a pesar de venir de polos musicales opuestos en casi todo sentido, Burton sonríe ampliamente: “Ha sido una unión sin dudas interesante. Él nació en Laredo, una ciudad fronteriza entre México y los Estados Unidos. Yo crecí en California, por lo que siempre tuve interacción con la comunidad latina. Fuimos presentados a través de un amigo en común, el productor Brian Ray, y todo fluyó de una manera muy natural. Cuando escuché los instrumentales que Adrian tenía, me volví loco: teníamos que juntar nuestras fuerzas sí o sí”.

Mientras recuerda sus comienzos como músico callejero, se hace inevitable reflexionar acerca de lo difícil que es triunfar y lo fuerte que cualquier artista debe aferrarse al éxito, sin por ello perder ni un ápice de humildad ni de certeza respecto de los propios valores. “Se siente como un sueño -dice Burton-. Pensá que yo estaba tocando mi música en la calle, así que se sintió como haber ganado la lotería. Haber estado en tantos escenarios y haber conocido a tanta gente fue algo muy especial, por lo que nosotros intentamos mantenernos siempre fieles a lo que somos: fieles al estudio. Fieles a la creación musical”.

Un sonido clásico, fresco, seductor y muy intrigante. Esto es lo que define a Black Pumas y lo que permite mirar hacia el futuro con algo de optimismo. Saliéndose del debate añejo entre el rock y todo lo que no sea música tocada con instrumentos clásicos, es evidente que existe la necesidad en la escena global actual de regresar a algunos cruces por demás enriquecedores entre la vieja y la nueva escuela. Y esto es lo que personifican Burton, Quesada y su sensacional Big Band. “Nos sentimos muy honrados de ser el mascarón de proa de todo lo que está sucediendo en este momento -agrega Burton-. Amamos el soul, amamos el rock y amamos la psicodelia y, aún con todo el respeto que tenemos por los grandes y por las leyendas que estuvieron antes que nosotros, tratamos de tomar todo lo que aprendimos de ellos con el objetivo de utilizarlo para asentar nuestra identidad. Todo con la intención y la ilusión de que las personas que nos escuchen canten nuestras canciones, así que es un placer el poder presentarles a Austin, Texas, y al rock and roll de guitarras al resto del mundo. Es muy lindo tener la posibilidad de volver a presentar esto”.

¿Fue difícil para Black Pumas el llevar un sonido tan técnico y pulido al vivo? ¿Sienten que su música ha evolucionado conceptualmente gracias a los shows que pudieron realizar antes de la pandemia?

Definitivamente sí. Cuando comenzamos, no sabíamos si a la gente le iba a gustar o si iban a recibir el mensaje. Y la verdad es que la gente ha sido muy receptiva. En la cuestión del vivo, la realidad es que la mayoría de los músicos de nuestra banda no había tocado en las grabaciones del disco. Te soy sincero: yo no conocía a la mayoría de los músicos hasta el momento en el que empezamos a tocar en vivo. Así que te puedo decir que desde ese día hasta hoy, el sonido sobre el escenario ha evolucionado de una forma considerable al punto de convertirse en un gran show de rock and roll. Es diferente sin dudas, porque en los discos hay un poquito menos de rock and roll, no demasiado, pero es otro tipo de experiencia.

Como hijo del góspel y del soul originarios, el frontman de Black Pumas no se muestra en absoluto reticente a una combinación entre tradición y modernidad. Ante la pregunta de si el hip hop moderno podía encontrar un lugar al lado de la Black Music de antaño, Burton no exhibe ninguna duda y plantea un camino para retomar una vieja alianza que –en los tiempos que corren– ha visto crujir sus cimientos: “Como le decía a un amigo hace poco, la música soul es maravillosa, pero no podemos negar que el hip hop sucedió y el impacto que tiene hasta el día de hoy en el mundo de la música. La realidad es que es una versión evolucionada del soul, tenés la batería, los beats, todo está allí. Hay que mantenerse fiel a lo que fue dorado en aquellos años e integrarlo con todo lo que brilla en este momento en el hip hop en cuanto a lo sonoro y a la producción”.

Entre afirmaciones y confirmaciones, la conversación vuelve a oscilar sobre esa ciudad que los recibió y abrazó como a dos hijos. A esa idea de que a la suerte no hay más que perseguirla hasta chocar de frente con ella. “Con Adrian decimos que Black Pumas nunca podría haber ocurrido en ningún otro lugar que no sea este -confiesa el músico-. Los Ángeles es el centro global del entretenimiento, por lo que posee una saturación muy importante de artistas en busca de una oportunidad. Aquí en Austin todo es muy diferente: hablamos de una pequeña ciudad dentro de una gran ciudad en la que la música floreció de una manera muy natural y fue aceptada con mucha alegría”.

Desafiando la creencia popular de que todas las oportunidades yacen bajo las grandes luces y de que hay que peregrinar a los grandes centros urbanos para triunfar, Eric sonríe ampliamente y describe la manera en la que un lugar a veces puede ayudar a cambiar el rumbo de tu vida: “Yo llegué a Austin, Texas, como músico callejero y al poco tiempo me encontré con la posibilidad de comprar mi primer hogar. Esto no hubiese pasado de esta manera en ningún otro lugar. Creo que hay ciertas locaciones en las que la energía y la vibra de las personas están más allá de cierto nivel positivo, así que puedo decir que para Adrian y para mí, Austin fue la perfecta plataforma para poder expresar lo que sentimos y para poder conectarlo con la realidad que vivimos”.

Entre reflexiones acerca de las posibilidades y algunos problemas históricos de la Comunidad Negra, llegamos a la inauguración del actual Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. Black Pumas tuvo el privilegio de haber sido uno de los invitados a una ceremonia que finalmente fue virtual, pero que les permitió enviar su mensaje con muchísima claridad a un público masivo impensado para Quesada y Burton hasta hace poco más de un año: “¡Estuvo increíble! Fue un honor muy grande ser parte de la nueva ola musical que estuvo presente. Lo que nosotros queremos siempre es hacerle sentir a la gente que todos somos iguales, para lograr empoderarlos al máximo posible”.

¿Qué opinan sobre la relación entre política y música?

Creo que hasta cierto punto el involucramiento político puede limitar a un artista o a una banda que no se conocen a sí mismos. Creo que nosotros tenemos mucha confianza en nuestro mensaje y que lo conocemos muy bien, más allá de que este sea un solo aspecto de la cuestión. Es necesario que nos pongamos en una posición en la que tengamos que hablar con la gente, en la que debamos buscar feedback respecto de lo que sucede en nuestro día a día. Tenemos que recordarnos a nosotros mismos quiénes somos verdaderamente.

Alcanza con una sola escucha para comprender que los Black Pumas se encuentran conectados de forma intrínseca con los años 60, más específicamente con las canciones de protesta. Con el espíritu del primer Bob Dylan volando muy cerca, Eric admite la similitud y abre una línea que se conecta de forma directa con su opinión política: “Una de las principales razones por las que empecé a tocar fue por el hecho de estar harto de todo lo que me tiraban desde la radio. Así que el poder transmitir exactamente lo que vos querés decir, sin ninguna traba, es muy importante, ya sea acerca de una elección o de cualquier temática relevante”.

Predicando un mensaje de unidad con una carga ideológica muy clara, Eric explica que a lo largo de la última década ha notado cambios en una sociedad históricamente racista como la norteamericana. Tomando como punto de partida el nacimiento del movimiento Black Lives Matter en 2013 tras el asesinato a sangre fría del joven Trayvon Martin, la conversación se concentra en la unidad y en la comunidad, dos conceptos que han sido mascarón de proa para la Comunidad Negra en los Estados Unidos desde los años 50: “Creo que algo ha cambiado de forma definitiva. Las personas ya no ignoran la injusticia y eso creo que es lo más importante de esta última década. La gente sabe lo que sucede y defiende a sus compañeros”.

Mientras el sol de Texas contrasta con la oscuridad de la noche otoñal de Buenos Aires, la conversación empieza a llegar a su inevitable final. Además del próximo Festival Marvin, los Black Pumas tienen una muy importante cita a finales de mayo con una serie de cinco shows sold out en el mítico Stubb’s de su ciudad natal: “Vendimos cinco shows en fila en el Stubbs acá en Austin, algo que nunca había sucedido jamás en la historia. Por eso mismo, te digo que estamos trabajando en todos los detalles de cada uno de los shows. Estamos muy contentos de poder estar nuevamente frente a una audiencia en vivo. Se siente muy bien poder estar de vuelta ahí afuera”. Y a decir verdad, es imposible no estar de acuerdo con él.