Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 03:42

Puno es Perú. Cine puneño

Entrevista a las cineastas peruanas Milagros Melgar y Gaby Cárdenas, afincadas en la región fronteriza con Bolivia, una de las más activas del audiovisual en el vecino país
Puno es Perú: Cine puneño.
Puno es Perú: Cine puneño.
Puno es Perú. Cine puneño

Milagros Melgar y Gaby Cárdenas, realizadoras peruanas que trabajan en Puno, brindan un panorama general de una de las regiones más activas en el cine contemporáneo dentro de la geografía del vecino país. La entrevista con ellas resulta aún más pertinente tras las desafortunadas declaraciones de Dina Boluarte, que se hicieron tristemente famosas al sostener que “Puno no es el Perú”.

¿Qué es el cine regional peruano?

Milagros Melgar (MM): Es el cine hecho en el interior del Perú, en regiones fuera de Lima metropolitana, es un trabajo que muestra una mirada amplia de la realidad del país y que en los últimos años ha tomado mayor importancia por su prolijidad y diversidad. A pesar de no contar con el respaldo necesario, cineastas regionales en su mayoría independientes y autodidactas, han logrado el crecimiento de la industria del cine peruano con una propuesta identitaria y auténtica.

¿Cuál es la característica del cine puneño?

Gaby Cárdenas (GC): A inicios de los años 2000, el cine de género fue el más sobresaliente;  el melodrama con “El huerfanito” (2004) del director Flaviano Quispe y el género de terror con “El misterio del Kharisiri“ (2004) de Henry Vallejo. Con la llegada de estímulos económicos para la cinematografía peruana por parte del Ministerio de Cultura, el panorama cambia, si bien todavía se producen películas de género, surge el cine de autor que, con producciones de calidad, logran la atención de festivales y de la crítica. En todos los casos, la característica general es el manejo de presupuestos bajos y el trabajo con equipo técnico de la región.

¿Cuál ha sido la importancia de la película Manco Cápac?

GC: Henry Vallejo trabajó once años en su segundo largometraje, “Manco Cápac” (2020), esta película volvió a poner a Puno en la palestra del cine, ya que fue elegida como mejor película del año por la Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica y elegida como la pre candidata peruana a los Premios Oscar 2022. La historia de Elisban, protagonista en Manco Cápac, nos revela con agudeza la miseria y la indiferencia social. Importante producción que inspira a continuar y mejorar las producciones cinematográficas en Puno.

¿Cuál es la situación actual de la producción de cine en Puno?

MM: Puno tiene un gran potencial audiovisual, es uno de los focos movilizadores de la industria cinematográfica en el Perú, esto se evidencia en las importantes realizaciones que están surgiendo desde esta región, sin embargo, es indispensable el apoyo necesario para su continuidad. Actualmente, en las nuevas generaciones, hay un interés creciente en el área y debido a ello, lo óptimo y urgente es implementar espacios formativos desde los sectores públicos y privados, además de generar redes de apoyo que fortalezcan la comunidad audiovisual puneña. 

¿Cuáles son los festivales de cine en Puno?

GC: En la región Puno, tenemos relevantes festivales de cine como el Festival Internacional de Animación Ajayu, único festival de cine animado en el Perú, que prepara su octava edición este año; el Festival de cine de género “Infierno en los Andes” que lleva trece ediciones y el Festival Hanan Cine que este 2023 prepara su tercera edición. Estos festivales han tenido renombrado alcance que es el resultado del esfuerzo de los colectivos de cine organizadores. La única cadena de cine en la región, está en dos ciudades, pero solo tiene propuestas de blockbusters y las salas alternativas son solo dos: la sala “Chaskimac Microcine” en la ciudad de Ayaviri y la sala de cine de la Asociación Cultural La Negra en la ciudad de Puno. Actualmente, estamos en un proceso de formación de público que, por supuesto, con políticas públicas, crecerá en la medida en que estos festivales sean respaldados por espacios formativos como una Escuela de Cine, que no existe por ahora en Puno.

Hablemos de la animación puneña…

MM: Hace algunos años, era casi imposible creer que podría hacerse cine de animación en Puno. Sin embargo, se propició la oportunidad. La Asociación Cinematográfica Ajayu, pionera en la región en cine animado, trazó un camino y referente en animación, con una visión de identidad, de valoración de las diferentes culturas y lenguas originarias; es meritorio que este colectivo desde Puno haya establecido espacios formativos para niños y adultos en varios lugares de la región y del país y que haya sostenido por varios años ya, un festival internacional de cine animado, único en el Perú, que permite un enriquecedor intercambio cultural. Actualmente representa uno de los espacios más importantes de cine de animación en el Perú porque hace crecer y fortalece el cine de animación junto a otros nuevos colectivos.

Ustedes forman parte de Rueca Asociación Cultural…  

MM y GC: Esta es una organización que nace de la necesidad de realizar proyectos -sobre todo- para mujeres en el sector audiovisual, literario y artístico. Tenemos una visión humanista, de identidad, de paridad y con compromiso social. 

En la actualidad, estamos desarrollando un proyecto de gestión cultural que comprende un espacio formativo para mujeres realizadoras del país: “Hilando Miradas”, pues creemos que la formación e investigación son ejes fundamentales para el desarrollo de la cinematografía y de otras artes.

Asimismo, nuestro compromiso es social e identitario y rechazamos toda forma de discriminación y racismo. Con la crisis política y social que tiene convulsionado a nuestro país desde hace dos meses, en manos de un gobierno transitorio militarizado, la región Puno es una de las más afectadas. Hay evidencia de violación de derechos humanos por parte de este gobierno; asesinatos, represión brutal y detenciones arbitrarias son el pan de cada día y lejos de reconocer la grave situación, la presidenta Boluarte, avalada por su gabinete, en mensaje a la Nación declaró: “Puno no es el Perú”. Esto ha desatado socialmente una licencia de racismo y desprecio hacia nuestra cultura andina, además de criminalizar las protestas y designarlas como “terrorismo”. Este problema estructural que implica discriminación, clasismo y racismo, viene arraigado en el Perú en todos los ámbitos; como en ciertos sectores artísticos y cinematográficos en los que se “celebra” el cine puneño, pero se niega el derecho a la protesta de sus ciudadanos; se ensalza el ver historias y rostros puneños en pantallas, pero se nos niega el derecho a la participación política; cuando estamos fuera del cuadro en legítima protesta, se nos criminaliza y deshumaniza.