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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Notas sobre la Ilustración. ‘Lapsus’ de Diderot contado en Jaime Balmes y Víctor Hugo

Analizar el parágrafo XXXI de ‘Pensamientos filosóficos’ hace de Diderot una insigne figura del movimiento Enciclopedista. Este movimiento lo que hace es traer consigo a Francia las raíces de la Ilustración

Notas sobre la Ilustración. ‘Lapsus’ de Diderot contado en Jaime Balmes y Víctor Hugo.
Notas sobre la Ilustración. ‘Lapsus’ de Diderot contado en Jaime Balmes y Víctor Hugo.
Notas sobre la Ilustración. ‘Lapsus’ de Diderot contado en Jaime Balmes y Víctor Hugo

A partir de las narraciones de ‘Shakespeare’ de Rene de Châteubriand se encuentra una segunda idea de interpretación sobre el literato y poeta inglés. Traído a Francia por las traducciones de Voltaire se llamará posteriormente ‘lapsus’ a la Ilustración como movimiento de la Modernidad. Y Víctor Hugo es la articulación perfecta entre el Marqués de Châteubriand y Francia. Con su novela El noventa y tres (1938) refleja la desilusión de la Ilustración en esencia. Eso muestra el rechazo literario y popular contra los cánones de la Ilustración, para ello se contrapone ‘Pensamientos filosóficos’ en Obras filosóficas (s.f.). Corresponde a Dionisos Diderot, insigne miembro de los Enciclopedistas. Así comienza otro y nuevo status in questionis.

     El nuevo objetivo plantea cuestionar los fundamentos teórico-narrativos de la Ilustración francesa de la mano de los Enciclopedistas como Diderot. La meta trazada es la crítica llamada ‘lapsus’ desde Châteubriand y Víctor Hugo. Y, ¿será la idea de lapsus cognitivo la suerte de querella desde una crítica como el ‘Shakespeare’ de Châteubriand y El noventa y tres (1938) de Víctor Hugo? Lo sería siempre y cuando crítica más allá de las traducciones de Voltaire de Williams Shakespeare y el resentimiento literario de Víctor Hugo de Francia. Bajo estas consideraciones, este ensayo se ordena en tres aspectos. ‘Lapsus del parág. XXXI, la religión falsa del Sumo Sacerdote’ es una afrenta. ‘Lapsus del parág. XXXIX, Jesús el Sumo Sacerdote en contra de sí’ muestra el desenfreno. Se trata del desenfreno del movimiento de la Ilustración en la prosa de los Enciclopedistas. ‘Síntesis y religión: contra el 1789 y 1790’ cae el último análisis con la reseña de la novela de Víctor Hugo.

1. Lapsus del parág. XXXI, la religión falsa del Sumo Sacerdote

     Analizar el parágrafo XXXI de ‘Pensamientos filosóficos’ hace de Diderot una insigne figura del movimiento Enciclopedista. Este movimiento lo que hace es traer consigo a Francia las raíces de la Ilustración. Lo hacen leyendo un ¿Qué es la Ilustración? de Immanuel Kant. Bajo las premisas políticas de Kant al acaecer la Revolución jacobina y llamar a la Constituyente llega el problema. El centro de la Ilustración es la historia de la Revolución francesa conocida por ser el comienzo del ‘régimen del Terror’. Para contrarrestar a continuación lo que sigue, es el parágrafo XXXI de Dionisos Diderot (1713-1784). Por lo que se dijo de los ‘lapsus’ este comienza y termina así:

“La religión de Jesucristo, predicada por ignorantes, hizo los primeros cristianos. Esa misma religión, preconizada por sabios y doctores, no consigue hoy más que incrédulos” (Diderot, s.f., p. 84).

     Por su parte el representante de los Enciclopedistas, hizo una carrera filosófica en medio de persecuciones y viajes. De cuna humilde constituyen su formación las ideas del Enciclopedismo hasta llegar a Rusia. El nudo entre sus obras y la Ilustración está en el tiempo del emperador Federico el Grande. Y se va contrastar sin despreciar su tesis de la religión cristiana se dice más. Se parte del razonamiento que se origina en el único lugar depositario el todo. La comprensión del todo, puede ser cosmológica pero también es cristiana. Una reciprocidad del ‘sujeto’ –desde la Filosofía– así tiene una correspondencia. La función con el deber ser está mediada sino dada por su [in]división con el ser. Nace desde la profundidad del ser con esa correspondencia con su fuente originaria de donde nace como idea y como ser de la creación cristiana. La función cristiana está en mediar la creación a través de un conjunto de deberes. Así comienza el parág. 98 de Lógica y Ética del P. Jaime Balmes el español, “el amor: éste es la base de los demás” (Balmes, 1939, p. 130). Genéricamente los presupuestos de la ‘Ética’ de Balmes descansan en la idea de los deberes. Y su alcance se pone en discusión para sí –o sea para el sujeto– mismo. Como el centro puntual y contrario es el amor balmesiano, se parte de sus definiciones.

     Entre ellas corresponde destacar al arbitraje de los Enciclopedistas, una definición ligada a la creación cristiana y a su Progenitor:

“Si a este bien, que es Dios, le conociésemos intuitivamente, le amaríamos con una feliz necesidad; pero ahora, mientras estamos en esta vida, aunque amemos por necesidad el bien tomado en general, no lo amamos en cuanto está realizado en un ser, y por esto el hombre sustituye con harta frecuencia al amor del bien infinito y eterno el de los finitos y pasajeros” (1939, pp.130-131).

     Partir del entendimiento posee unas verdades más que reveladas por el bien, por Dios y otras expresiones. Entre ellas están –dice el P. español Jaime Balmes– “[l]as costumbres del linaje humano en todos los tiempos y países […]” (p. 131). Se trata de introducir los deberes morales al tipo de conducta, a la sociedad que tenga un recelo por el mutatis mutandis. Nace entre la moral cristiana y la fuente del Cristianismo una relación entre “apologistas” y la tesis (Cf. p. 131). Sería la tesis contada por Balmes como “lo segundo lo demuestra la sana filosofía” (p. 131). Basar la experiencia de los deberes con los demás como el acto de las religiones busca encuadrar la tradición de una filosofía griega desde Platón hasta la misma de los apologetas y Padres anteriores. Al respecto, esta filosofía Órfica y pitagórica en sus tradiciones elucubra virtudes. A la colectividad que afrenta la obra de Diderot como la de otros Enciclopedistas se constituye en una causa grave contra la cultura humana. La protección a la forma de cultura, como la dela Iglesia en Cristo, se une. Se habla de una de esas uniones –socráticamente– se definen como ‘doctrinas’. Doctrina es la afirmación filosófica de Platón en contra de la prosa y jerga sofística. La época de la ‘Sofística’ afirma del culto a la personalidad de la o las retóricas. Se dice de la Retórica el arte de engañar para escuchar lo que a uno le gusta. Este hecho subyace en que la forma de las falsas conciencias hace de recepción. Una idea actual es la de la ‘falsa conciencia’, ligada al análisis de los marxismos. Es un ejemplo la idea enciclopédica de Diderot sobre la Iglesia y el Cristianismo. Su parágrafo treinta y uno de ‘Pensamientos’ redunda en el Jansenismo de un Blaise Pascal exorcizado y anatemizado por el ‘Régimen del Terror’. Volviendo a las doctrinas de Platón, pasa Balmes a auxiliar a Châteubriand y Víctor Hugo. Lo hace con la diéresis espiritual –de los dos puntos– entre la filosofía de Platón y la tradición de los Primeros Apologistas y Padres. El punto de realismo en Platón radica en la realidad humana, se liga y deslinda de la función cultural. La función cultural la cumple la Iglesia con sus tradiciones, leyes y culto. La pugna entre ‘verdad’ y falsedad que acusan los Enciclopedistas dista desde Balmes. Dista en la función de las operaciones del entendimiento sobre los deberes morales y la originalidad de ellos, ¿dónde? En el amor sería la base del entendimiento para llevar adelante la religión, el culto, la Ética y más etcéteras. Como punto y seguido pero hasta allí un Diderot está en considerar el objeto de los diálogos de Platón: percepción, paradigma de la Metafísica del ser humano.