Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 16:35

[LECTURAS SABROSAS] LOS EMPRENDIMIENTOS DE ALBINA DU BOISROUVRAY

Nieta de Patiño fue mecenas de García Márquez y otros escritores del “boom”

Nieta de Patiño fue mecenas de García Márquez y otros escritores del “boom”



La “condesa Roja” financió la impresión de la revista Libre en Francia. Entre 1971 y 1972, en ella escribieron Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar y Carlos Fuentes.

“Dime -me decía con los ojos llenos de estupor-, ¿por qué nos atacan? ¿No somos acaso todos de izquierda?”. Albina du Boisrouvray Patiño.



Y la magia de Gabriel García Márquez continúa después de su viaje sideral. Llevó una vida llena de sorpresas y misterios que no dejan de fascinarnos y maravillarnos, como sus cuentos, novelas o reportajes.

Gracias a su compadre del alma, Plinio Apuleyo Mendoza, con quien compartió desvelos y alegrías en el París de las décadas prodigiosas de los 60 y 70, descubrimos que el Premio Nobel de Literatura 1982 mantenía una relación fraterna y entrañable con la condesa Albina du Boisrouvray (1941), nieta del magnate minero o “Barón del Estaño” boliviano Simón I. Patiño e hija de Luzmila Patiño y del conde Guy du Boisrouvray, primo del príncipe Rainiero de Mónaco. Por ese linaje, Albina está ligada a la nobleza del peñón, además de ser madrina de Charlotte Casiraghi, hija de Caroline. Al margen de esos títulos nobiliarios, su presencia se elevó por los cielos porque un asteroide lleva su nombre: el 8005 Albinadubois.

En 1971, cuando Plinio y Gabo residían en Europa, en una de esas galas de teatro en París a la que asistieron escucharon por primera vez de la “señora”, como llamaban a la condesa Albina, quien por gestiones del escritor español Juan Goytisolo financiaría la publicación de la revista Libre, donde escribirían los ya famosos miembros del boom literario latinoamericano: Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y el propio Gabriel García Márquez, además de una constelación de estrellas literarias y analistas políticos. Antes, la nieta de Patiño también había sido mecenas de un periódico de Jean Paul Sartre y de Il Manifesto de Rossana Rossanda.



En 1967, Albina realizó para el Nouvel Observateur un reportaje en Bolivia con motivo de la muerte del Che Guevara. Se había robado (sobre el escritorio de un general) la bala que lo mató y había sentido como todos en ese tiempo la congoja y la cólera por aquella muerte decretada por las altas instancias de la CIA y cobardemente infligida.

Albina, quien además era una empresaria de cine, periodista y reconocida humanista, fue mecenas de Libre por el lapso de dos años. Dirigida por Juan Goytisolo y Plinio Apuleyo Mendoza, la revista compitió entre 1971 y 1972 con las afamadas revistas Casa de las Américas que se difundían en Cuba, y en las que escribían las mejoras plumas del planeta, incluyendo a integrantes del boom latinoamericano por la militante adhesión de algunos de ellos a la causa de la revolución cubana.

La condesa de orígenes bolivianos por sus ancestros financió el tiempo que duró la revista sin más condiciones que la difusión de un pensamiento libre y al servicio de las causas más nobles y justas que encarnaban los procesos revolucionarios en el mundo, en especial en Latinoamérica.

Este pasaje histórico de los miembros del boom se halla bellamente descrito con exquisitos detalles en el libro de Plinio Apuleyo Mendoza Un García Márquez desconocido, editado por Emecé en 2009.

La mecenas del “boom”

“Chorrea feminidad por todos lados”, le dijo cierta vez García Márquez a su amigo Plinio Apuleyo Mendoza sobre la personalidad de Albina du Boisrouvray, después de que almorzaran los tres en un restaurante parisino. Y es cierto, acotó Plinio, le chorrea como la miel en el flanco de un odre, y uno no sabe a qué atribuirlo, si a su lado latinoamericano o a una infancia protegida, sin las asperezas que forman el carácter de las mujeres europeas de la sociedad industrial.

Albina, según la descripción de Plinio, es una de esas raras mujeres de negocios -si así debe llamarse a una conocida productora de cine- que tiene una frágil e inquietante feminidad.

El apoyo financiero de la condesa Albina a la revista Libre, junto a las posturas políticas respecto de la revolución cubana y el rol social de los escritores en la década del 70, generarán polémicas encendidas que afectarán la unidad, incluso la amistad de los escritores latinoamericanos en Europa donde, algunos, vivían una especie de autoexilio.

Estimaciones y valoraciones de Libre determinarán que los miembros de esta revista también reclamaran para sí la consideración debida a los intelectuales “revolucionarios”, por lo que la publicación intentó sostener otra lectura de las relaciones entre literatura y sociedad.

Llegó a debatirse intensamente el rol de los intelectuales “libres” o intelectuales “revolucionarios”, con críticas ácidas y demoledoras al origen del financiamiento, lo que arrancará el “lamento boliviano” de la condesa Albina: “¿Por qué nos atacan? ¿No somos acaso todos de izquierda?”.

Según la escritora argentina Claudia Gilman, autora del célebre ensayo “Intelectuales libres o intelectuales revolucionarios, el caso de la revista Libre, política y cultura sobre un campo minado” y del polémico libro Entre la pluma y el fusil, el origen del financiamiento hizo una alianza del segundo tipo. Aunque en el editorial del primer número de Libre se aclare que el apoyo económico proporcionado por Albina du Boisrouvray “no implica ninguna suerte de compromiso para la publicación”, la apelación justificativa se torna evidente. Rara conjunción de modernidad y anacronismo ya que, en Libre, la pretensión modernizante (revista de escritores al tanto de las novedades teóricas y literarias, de dirección rotativa y por lo tanto de estructura de enunciación no jerárquica) se contrapone con el arcaísmo del mecenazgo privado.

Al margen de estas consideraciones, la ruptura definitiva entre algunos miembros del boom se dará, como señala Plinio Apuleyo Mendoza, con el llamado “caso Padilla”, que les estallaría en las manos como una granada antes de que apareciera el primer número de Libre, dividiendo para siempre en dos bandos a los escritores de lengua castellana.

Aquella manzana de discordia, dice Mendoza, quedaría partida de forma caprichosa, imprevisible, dejando, por ejemplo, de un lado a Cortázar y García Márquez, y de otro a Vargas Llosa, Fuentes, Semprún y Goytisolo. “Personalmente, por primera vez en mi vida, estuve políticamente en desacuerdo con Gabo”, expresa Mendoza.

Todo empezó con un despacho publicado en Le Monde dando cuenta de que el poeta cubano Heberto Padilla había sido detenido en La Habana.

Padilla era no solo uno de los mejores poetas cubanos, sino también, para los escritores de lengua castellana que entonces viajaban con frecuencia a La Habana y formaban parte de jurados literarios en los concursos de Casa de las Américas, el símbolo de cierta independencia, quizás de cierta irreverencia intelectual, de cierto cuestionamiento crítico frente al calcáreo endurecimiento de importantes arterias del poder, especialmente de la Seguridad de Estado, que empezaba a ser omnipresente y muy temida.

Sobre estos pasajes, entretelones y revelaciones que agrandan el mito de Gabriel García Márquez y los otros escritores del boom, entregamos a nuestros lectores un fragmento de una de las más sabrosas crónicas de Plinio Apuleyo Mendoza, contenida en el libro Un García Márquez desconocido (este texto se puede leer en la página 6 de esta entrega).

La “condesa Roja”

Albina du Boisrouvray, conocida dentro en su familia como la “condesa Roja” o la “comunista infiltrada” por sus simpatías en sus años mozos con los movimientos revolucionarios de izquierda, ecologistas y literarios de las décadas del 60 y 70, al margen de ser nieta por línea directa Simón I. Patiño y emparentada con la nobleza del Principado de Mónaco, es en la actualidad una afamada humanista que ayuda a combatir la extrema pobreza y apoya a los huérfanos de padres que murieron con la mortal enfermedad del sida en muchos países del mundo, a través de su fundación François-Xavier Bagnoud (FXB).

En una edición especial sobre “Héroes y Heroínas de Europa”, lanzada por la revista Time Magazine en 2003, du Boisrouvray es descrita como una “alquimista” que fue capaz de volcar su vida al cuidado amoroso de cerca de miles de huérfanos y niños vulnerables.

Pasó su infancia en Nueva York y su adolescencia viajando por todo el mundo, hasta establecerse definitivamente en el cantón de Valais, en Suiza, donde conoció y se casó con el conde Bruno Bagnoud. Después del nacimiento de su hijo, François-Xavier, en 1961, estudió Psicología y Filosofía en la Universidad de Sorbona en París.

La muerte del Che

Trabajó como periodista independiente para el “Nouvel Observateur”. Su primicia periodística sobre las circunstancias que rodearon la muerte del Che Guevara fue citada por l’Express y por canales de televisión franceses y escandinavos.

Fue fundadora de la compañía cinematográfica Albina Productions en 1969, y produjo 22 películas en 17 años. Se destacan: Les Zozos (1972), primera película de Pascal Thomas, Police Python (1975) de Alain Corneau, L’important c’est d’aimer (1975) de Andrzei Zulawski y Fort Saganne (1984) de Alain Corneau.

A partir de 1980, se dedicó a presidir y administrar SEGH, una agencia familiar de inmuebles y propiedades hoteleras.

En 1985, el Gobierno francés designó a Albina du Boisrouvray “Chevalier de Artes y Letras” y se convirtió en la primera productora de cine en recibir la Orden Nacional de Mérito.

Una tragedia personal -la muerte de su único hijo, François-Xavier, a la edad de 24 años durante una misión de rescate en helicóptero en Malí en el marco del rally París Dakar- precipitó un cambio dramático en su vida y la llevó a alejarse de una exitosa carrera como productora de cine para dedicarse a liderar la causa noble de apoyar a millones de niños y niñas vulnerables, que quedan solos a raíz de la devastadora pandemia del sida. Además de su compañía de producción cinematográfica, vendió la mayoría de sus bienes personales por más de 100 millones de dólares y se unió a Bernard Kouchner en Médicos del Mundo, durante dos años, acompañándolo en una misión al Líbano. Desde entonces, ha dedicado toda su energía empresarial a las causas humanitarias, así como al desarrollo social y la investigación en numerosos proyectos en el mundo.

François-Xavier Bagnoud fue un piloto de helicóptero especializado en operaciones de rescate que dedicó su vida a proporcionar asistencia a otros. En 1989, Albina du Boisrouvray junto a sus familiares y amigos fundaron la Asociación François-Xavier Bagnoud (FXB), una organización no gubernamental internacional enfocada en los huérfanos del sida y otros niños vulnerables, cuyo propósito es continuar las misiones de rescate que François-Xavier lideró, mediante la inversión en el ámbito del desarrollo.

Causas nobles

La misión de FXB es luchar contra la pobreza y el sida y apoyar a huérfanos y otros niños vulnerables afectados a raíz de la pandemia. FXB ofrece apoyo integral a las familias y comunidades que cuidan a estos niños y aboga por sus derechos fundamentales. Actualmente, FXB lleva más de 100 programas en África, América, Asia y Europa, y cuenta con una plantilla de 450 empleados y un numeroso grupo de voluntarios.

En 1992, Albina du Boisrouvray estableció el Centro FXB para la Salud y los Derechos Humanos en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard. Un año más tarde, la Universidad de Michigan le confirió el título de “Doctor en Humanidades”. En 1996, la Universidad de Harvard la nombró como “Colaboradora de John Harvard” y, en 2001, los estudiantes de Harvard le otorgaron el Premio Harvard al Proyecto de Salud Internacional y Desarrollo. También recibió el Premio de Reconocimiento Especial por su Respuesta a la Crisis de los Huérfanos del VIH/sida, durante la segunda Conferencia sobre Estrategias Globales para la Prevención de la Transmisión Vertical del VIH, llevada a cabo en Montreal, en 1999.

En 2001, Albina du Boisrouvray fue declarada como “Chevalier de la Legión de Honor” por el Gobierno francés, en reconocimiento a su trabajo pionero en proyectos de atención paliativa en casa. La formulación y dirección de innovadores proyectos costo-efectivos en FXB dio lugar a su elección como miembro del Grupo de Emprendedores Sociales de la Fundación Schwab.

En 2002, du Boisrouvray recibió el Premio Norte-Sur del Consejo de Europa, junto con Xanana Gusmão, Presidenta de Timor Oriental. El Premio Norte-Sur se otorga cada año a dos personas -una proveniente de países del norte y otra de países del sur- por su activa contribución al desarrollo y la defensa de los derechos individuales, al establecimiento de una democracia pluralista y a la colaboración entre las dos zonas geográficas.

En 2008, el canal 5 de la televisión francesa le dedicó un documental completo dentro de su colección “Huellas”. El programa, titulado “En nombre del hijo” y dirigido por Olivier Horn, se rodó en Tailandia, Birmania y otros lugares que van desde Uganda hasta los Alpes suizos; haciendo un seguimiento a Albina y a los participantes de sus programas.

En 2009, el presidente francés Nicolás Sarkozy confirió a Albina du Boisrouvray la insignia de “Oficial en la Orden Nacional del Mérito”. El presidente honró a Albina y su labor con estas palabras: “Su ONG es un modelo en todo el mundo. Usted es una mujer comprometida. Su solidaridad es ejemplar y es por esta razón que la República le otorga esta distinción”.

En julio de 2011, Frederic Mitterrand, Ministro de Cultura y Comunicación francés, la nombró “Oficial de la Orden de Artes y Letras”.

[email protected]

La condesa roja

*Carlos Antonio Carrasco



En mayo de 2013, el principal diario francés, Le Figaro, consagró una página a la reseña biográfica de Albina du Boisrouvray, nieta del Barón del Estaño Simón I. Patiño. Se la describe como una aristócrata comprometida con la humanidad, aunque su estilo de vida y sus orígenes no son paralelos a sus pensamientos políticos ni a la sensible conciencia social que guían sus actos filantrópicos. Pues, por parte de su padre, el conde Guy du Boisrouvray, primo del príncipe Rainiero de Mónaco, ella está ligada a la nobleza del peñón, además de ser madrina de Charlotte Casiraghi, hija de Caroline.

Una infancia dorada incluye nueve años en Nueva York, que le dejó el dominio del inglés, mientras su vida parisina le regaló la lengua francesa, amén del español, idioma de sus ancestros bolivianos. Productora de cine (22 películas), la dolce vitta se trunca dramáticamente cuando su único hijo, François Xavier, perece en 1986 a sus 25 años, en un accidente de helicóptero mientras cumplía labores de socorro, sobrevolando el rally París-Dakar.

“Hay golpes en la vida, tan fuertes, yo no sé”, decía César Vallejo, y el que devastó a Albina la retrogradó a los efluvios de justicia social de sus años mozos, le devolvió un sentido a su vida, a sus posiciones contestatarias de juventud: feminista, izquierdista, ecologista y, sobre todo, libre-pensadora independentista. Tanto era su fervor en esas causas que su familia materna la apodaba “la comunista” (infiltrada) dentro un clan eminentemente capitalista.

Es entonces que se deshace prontamente de sus activos terrenales. Vende su sociedad cinematográfica, sus valiosos cuadros, sus propiedades y su mobiliario, para juntar 100 millones de dólares, base económica con la que funda la Asociación François-Xavier Bagnoud (FXB), en memoria de su hijo muerto. Desde esos días dedica toda su energía y su talento creador en la lucha planetaria contra la extrema pobreza. Viaja incansablemente por los cinco continentes, instaurando proyectos, recolectando fondos o simplemente esparciendo su bella sonrisa, entre los necesitados de ese aliento espiritual.

Desde su cuartel general en Suiza, orienta iniciativas tales como las aldeas FXB en Burundi, Ruanda, Congo, Colombia, China, Tailandia y Uganda. O sus emprendimientos puntuales para ayudar a los huérfanos de la epidemia del sida.

En Bolivia, está presente en Machacamarca, donde un proyecto iniciado hace 15 años ya marcha con vida propia.

Por su labor humanística, fue condecorada recientemente por el Gobierno francés con la Orden de Artes y Letras; y en 2001 recibió la Legión de Honor, en ceremonia donde aprecié su amplio círculo de amistades de la aristocracia, del mundo del espectáculo y de donadores generosos para la labor fecunda de su fundación.

Una anécdota

Invitada al Foro Mundial de Davos, en invierno de 2000, por esas coincidencias del azar, en un banquete, la ubicaron al lado del entonces vicepresidente Jorge Tuto Quiroga, quien al percatarse del origen boliviano de su vecina, según me contó Albina, le dijo: “Pensar que mi abuelo escribió contra Patiño y ahora yo sentado al lado de su nieta”; a lo cual ella rápidamente respondió: “Y pensar que yo siempre combatí a las dictaduras, y ahora estoy comiendo al lado del vicepresidente de ¡Banzer!”.

Albina visitó varias veces Bolivia, particularmente Caraza (municipio de Santiváñez-Cochabamba), el villorrio valluno donde nació su abuelo. Con la amistad añeja que es la nuestra, alguna vez conversamos sobre la verdadera genealogía de Simón I. Patiño, porque tanto ella como yo no valoramos las biografías edulcoradas que existen del viejo magnate, y Albina me ofreció una hipótesis sumamente exótica acerca del tema. Pero ésa es otra historia.

*Es escritor y periodista boliviano.