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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Modernidad versus tradición

Carlos Piñeiro explora el cruce de caminos de dos culturas diferentes cuando un accidente se hace presente.
Modernidad versus tradición

En el marco de la Competencia Latinoamericana del 34 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se presenta Sirena (2019), una obra donde dos mundos distintos se cruzan y nos pinta de la manera más acertada la diversidad de culturas que existe en América Latina.

El film comienza con un grupo de cuatro sujetos, diferentes entre ellos, con el propósito de ir a una isla en búsqueda de un cuerpo. Uno de los integrantes de este equipo, a quienes todos denominan Ingeniero, es quien expone su preocupación. El hombre extraviado, cuyo cadáver buscan, es amigo de él. Y allí, en plena desconfianza y tensión entre los cuatro, se construye una historia donde el choque cultural pone en juego el planteo de valores y de objetivos.

Carlos Piñeiro explora el cruce de caminos de dos culturas diferentes cuando un accidente se hace presente. De un lado, el grupo moderno que llega a una zona. Por el otro, la gente de la isla: una cultura que solo habla aymara, que posee un ritmo diferente y que sus tradiciones están por encima de cualquier cosa. Ahora el conflicto no corresponde a las miradas desafiantes entre los integrantes del grupo moderno, sino en llevarse un cadáver de allí ya que en esta cultura los muertos son considerados sagrados.

Con la notable decisión de mostrarnos la historia en blanco y negro, permitiendo asombrarnos por las distintas gamas e intensidades de grises que solo los paisajes de Latinoamérica lo pueden permitir, la película nos refleja el panorama actual que acontece en nuestras tierras. Internet, celulares, se cruzan a pocos kilómetros con otro tipo de vida inimaginable para nosotros. El respeto se vuelve crucial. Las tradiciones se apoderan de las situaciones. Y el sentimiento de querer controlar todo te arrincona en la desesperación, tal como lo vive el Ingeniero.

La modernidad se enfrenta a la tradición en una dicotomía tan cercana que no solo hace falta llegar a una isla para vivirla, tan solo hay que abrir los ojos. Las situaciones donde se cruzan realidades diferentes están a la orden del día. Sirena nos provoca una reflexión que trasciende años y culturas: todos somos iguales, nadie es superior a nadie y debemos aceptar al otro tal y como es.