Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Matisse González, la animadora boliviana que llegó a Cartoon Network

La joven animadora, que ganó la convocatoria “Girl Power” del canal de televisión infantil estadounidense, produjo su cortometraje ‘Era solo una roca que se parecía a alguien’, el mismo que ya suma más de 73.000 visualizaciones en Youtube.
La directora y animadora Matisse González, de fondo un fotograma de su cortometraje ‘Era solo una roca que se parecía a alguien’ producido para la cadena Cartoon Network.     ELABORACIÓN PROPIA
La directora y animadora Matisse González, de fondo un fotograma de su cortometraje ‘Era solo una roca que se parecía a alguien’ producido para la cadena Cartoon Network. ELABORACIÓN PROPIA
Matisse González, la animadora boliviana que llegó a Cartoon Network

Lo que más le interesa a Matisse González (La Paz, 1993) es contar historias. Cuando era pequeña había oído hablar de la animación, pero nunca la llegó a imaginar como una carrera. Saliendo del colegio sabía que quería estudiar “algo con artes, con cine o con literatura”, pero percibió, según cuenta, que “no era muy buena escribiendo” y el cine le parecía también muy difícil. Sin embargo, le gustaba dibujar y fue a través del hallazgo de un taller de animación, impartido por el animador e historietista Joaquín Cuevas, que descubrió su vocación. De ese modo descubrió la animación: “Me di cuenta de que es la perfecta manera de unir estas tres cosas”.

Después de terminar su carrera, estuvo seis meses sin conseguir trabajo. Comenzó a cuestionarse: “¿qué estoy haciendo con mi vida?  Tomé la decisión incorrecta. ¿qué va pasar?”. Y encontró la sexta convocatoria de “Girl Power: Pitch Me The Future”, de Cartoon Network Latinoamérica y Pixelatl, para encontrar al mejor talento local y apostar por el crecimiento de la industria de la animación del continente. González se proclamó vencedora por encima de 103 proyectos de 12 países con su proyecto Era solo una roca que se parecía a alguien, una miniserie que narra la historia de dos astronautas, Adam y Steve, que luchan por mantener su cordura mientras sus alucinaciones ganan el control de su nave espacial.

La Ramona conversó la directora e ilustradora boliviana sobre su carrera y preferencia por la animación, su experiencia de trabajo en Cartoon Network y sus futuros proyectos.

¿Por qué escoger la animación para contar historias?

Tiene cine, cuentas historias, tienes la parte de literatura y tienes la parte del dibujo. Y a mí siempre me gustó contar historias. No me describiría a mí misma como una animadora “capa”, por así decirlo, porque no es mi fuerte. Logro que las imágenes se muevan, pero ahí va. No es como que es súper dinámico y súper hermoso. Pero lo que más me interesa es contar historias. Entonces, si tuviera otra manera de hacerlo, igual lo haría. La animación es el medio que me llevó la vida y ahora que estoy aquí, intento sacarle el jugo. 

¿Cuál es el desafío principal en tu trabajo?

La historia, sí. Bueno, no. Es que cada etapa tiene su desafío. Pero lo más difícil siempre es contar la historia. Sobre todo porque yo cuento historias que son muy personales. Entonces siempre es difícil contar una historia que está muy unida a tu alma y unida a tu corazón y unida a ti como persona, porque muchas veces tienes que encontrar alguna cierta moraleja o un final y es como que difícil encontrar un final si tu vida no ha terminado. Entonces es como que siempre me cuesta separarme de mis pelis y siempre es lo que tengo que aprender, porque es sumamente importante tener esta distancia del personaje y de ahí contar su historia y no tu historia. Luego viene la parte de animar. La animación es trabajo en equipo y el trabajo en equipo siempre conlleva muchos desafíos. Bueno, en primer lugar, es difícil lo que tienes en la cabeza, explicarlo y expresarlo para que alguien lo trabaje y lo haga exactamente cómo te lo imaginas. En segundo lugar, siempre va a haber problemas cuando trabajas con gente. A veces no te entiendes con alguien, a veces dijiste algo y ellos entendieron otra cosa. Y es como que son desafíos que uno va viendo y haciendo cada vez. Por suerte, yo nunca tuve problemas ni peleas. Pero siempre es difícil. Y también tienes que darle ciertas... o bueno, no tienes, pero a mí me gusta darle cierta creatividad y libertad a la gente con la que trabajo porque es mejor si no es como que solo mi historia y solo mis ideas y ahí todo se queda corto. Nadie es tan original y tan creativo. Entonces es lo que más me gusta, coleccionar las ideas de los artistas, las ideas de los músicos, de toda la gente con la que trabajo, porque así se logran las buenas ideas. No, no es sólo una persona que esté pensando todo el día. 

¿Cómo fue tu experiencia con la convocatoria “Girl Power” de Cartoon Network?

Bueno, fue bien chistoso porque me gradué en 2019 y había como seis meses donde no lograba conseguir trabajo. Entonces empecé a pensar “¿qué estoy haciendo con mi vida?  Tomé la decisión incorrecta. ¿qué va pasar?”  Y encontré esta convocatoria y dije “ya me voy a meter”. Pero esta vez no voy a hacer lo que creo que están buscando, si no voy a hacer lo que yo quiero hacer.  Así apliqué con este proyecto que eran sólo dos astronautas deprimidos que empiezan a ver alucinaciones. Tenía mucho miedo porque es Cartoon Network. Entonces me daba miedo que me dijeran “es muy oscuro, no es lo suficientemente lindo para niños...”. Igual me fue súper mal en la entrevista. La entrevista era en español y al final me preguntaron cuál es mi idioma materno [risas]. Y nada, gané. O sea, cuando gané yo estaba con que “¿de dónde? ¿cómo? ¿cómo demonios gané?” Porque todo estaba en contra, pero fue excelente. Fue una experiencia buenísima. Y si hubo problemas a la larga en cuanto al humor y a lo que es el ADN de Cartoon Network. Les mostré el primer animatic y me dijeron “Matisse, esto es Cartoon Network. Tiene que ser chistoso”. Entonces, trabajando con ellos me dieron que haga más chistes y más chistes, pero nunca me decían “ponle este chiste”, sino que siempre fue mi visión lo más importante y yo puedo decir sí o no. Al final sí le ayudó al corto le hizo muy bien, porque la verdad es que sí estaba un poco aburrido al principio [risas], entonces fue como que buen aprendizaje. Yo trabajé con un estudio en México que se llama Aska, un estudio súper profesional, súper capos. Tenía que haberme ido a México para trabajar con ellos, pero no se pudo [por las restricciones de la pandemia] y lo hicimos todo por Skype y funcionó, pero es una pena porque es pues difícil decirle a la gente “haz esto, haz esto y adiós”. No sé, a mí me cuesta como que pedir favores y que la gente haga cosas para mí. Entonces me hubiera gustado después de cada día invitarles a todos una cerveza o qué se yo. Al final sí nos volvimos amigos, pero durante ese tiempo es como que no sé, es difícil ser un director o una directora y decir “esto está bien y esto está mal”. No sé, pero sí es otro aprendizaje que me costó mucho y que poco a poco ya lo estoy ganando.

Eso va justo a mi siguiente pregunta. ¿Qué aprendizajes has tenido en todo este proceso de trabajar con Cartoon Network y Aska?

Hay miles, la verdad. Soy una persona que tiene muchos miedos. Y darme cuenta de que no tengo por qué tenerle miedo a esas cosas, fue uno. Por ejemplo, esto de “Ay, no quiero ser malvada con los pobres animadores. No quiero decirles que repitan una escena” cuando es su trabajo. Están ahí para eso. Es más, ellos quieren que les digas eso, quieren que les des feedback. Quieren que les ayudes a hacer la mejor escena que puedan hacer. Yo cuando trabajo de animadora y no de directora, quiero que me digan “esto está bien, esto está mal”. Por eso como que aprendí a dar mi opinión porque todos me estaban mirando a mí. Era mi peli, era mi visión y todos estaban esperando. Y yo venía y decía “no hagan lo que quieran, chicos” y no, pues. Entonces tuve que aprender mucho a poner mi voz y cuando lo hice no pasó nada malo. Al contrario, todos estaban súper felices y les gustaban las ideas y creo que eso fue un aprendizaje muy grande.  Sí, sí, es como que difícil. Nadie quiere ser el director maldito. Pero ser un director que no sabe lo que quiere es peor, porque después todos van a sentirse perdidos.

¿Cómo fue cuando se estrenó el corto? ¿Cuál fue la sensación al verlo en Cartoon Network?

Fue extraño, la verdad. Bueno, primero lo estrenamos en septiembre y ya en un festival que se llama Pixelatl. Y ahí tuve un momento bien extraño, porque supuestamente tenía que ser en México, otra vez. Pero hubo pandemia. Entonces todo fue online. Y aquí en Alemania eran las 3 de la mañana cuando estrenaron el piloto. Entonces lo estrenaron, apagué mi compu después del estreno y estaba sola en mi cuarto en la noche. Y era como muy extraño porque acababa de lograr esta cosa tan grande, pero estaba sola en mi cuarto a las tres de la mañana. No había como que esa sensación de que algo pasó, se sintió bien chiquito. Pero después, cuando la estrenaron online y en la tele, ahí ya se fue lo chiquito. Porque empecé a ver los comentarios, la recepción, gente que me empezó a escribir y me dijo que le gusta el corto, etcétera.  Se sintió muy bien. Se sintió como que sí valió la pena tanto trabajo.  Y los chicos del estudio igual están muy, muy felices. Sigue siendo extraño porque ves tu corto millones de veces antes, pero luego cuando lo muestra, lo ves por primera vez, porque es con otros ojos. Luego ya no te pertenece. Ya existe en otro lugar. 

¿Tienes planes relacionados a la animación para un futuro próximo?

Sí, sí. Comencé un nuevo proyecto. Bueno, en primer lugar, con Era sólo una roca y con mi cortometraje Gravedad, los estoy promoviendo, mandándolos a festivales, empujándolos, haciendo toda esta parte para que les vaya bien y para que más gente los vea. Pero, por otro lado, comencé un nuevo proyecto y quiero que sea un largometraje. Lo que es medio imposible, porque no se da, pues, muchos largometrajes de animación independiente. O tienes a Pixar, que hace largometrajes de 300 millones de dólares o no. Entonces, si yo quiero hacer algo chiquito, algo más independiente es como más difícil encontrar dinero. Pero estoy metiéndome a esa odisea y ya tengo la historia. Ya hemos comenzado un poquito y ya tengo dos estudios con los que voy a trabajar. Quiero volver a Bolivia para trabajar en eso, porque es una historia bien latinoamericana. Y nada, meterme a eso y hacerlo más que todo, porque hasta que llegue la plata no sé cuándo será. Entonces, hasta entonces voy a hacerlo así desde mi cuarto. Hasta que algo pase.

Estudiante Universidad Católica Bolivia “San Pablo” Regional Cochabamba