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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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RESEÑA DE FRANKENWEENIE, PELÍCULA DE TIM BURTON EN LA CARTELERA DEL CINE CENTER

Mast´aku para Burton

Mast´aku para Burton

La última película que el realizador norteamericano Tim Burton presentó este año fue Dark Shadows. Fue una cinta con actores reales, entre ellos su infaltable actor fetiche, Johnny Deep. La producción no cosechó una buena recepción, ni del público ni de la crítica. De hecho, las más recientes películas de Burton han dejado mucho que desear del director que alguna vez nos deslumbró con Ed Wood (1994), Edward manos de tijera (1990) y dos versiones de Batman, por mencionar algunos títulos. 

Cintas como Alicia en el país de las maravillas o Charlie y la fábrica de chocolates, con la excepción de Sweeney Todd: El barbero demoniaco de la calle Fleet, hacían que tanto la industria y la crítica especializada cuestionen a Burton y a su trabajo, preguntándose dónde quedó el espíritu creativo del realizador.

Burton incursionó en el cine de animación como director, guionista y productor. Es en este género donde el barco de su carrera mantuvo un rumbo firme en cuanto a la calidad de las propuestas. De su filmografía se desprenden joyas como Pesadilla antes de navidad (1993, productor y escritor), Jim y el durazno gigante (1996, productor) y El cadáver de la novia (2005, director y productor). En esta ocasión Burton nos trae Frankenweenie, un remake de un homónimo cortometraje (1) que hizo para Disney en 1984.

La técnica de preferencia de Burton es el stop motion (consiste en aparentar el movimiento de objetos estáticos por medio de una serie de imágenes fijas sucesivas). Lo que es interesante de todo esto es que Frankenweenie es una comedia de horror dirigida a un público infantil (obviamente), pero en este caso, al igual que en Hugo de Martin Scorsese, los que disfrutaremos más la película seremos los “maduritos”. Esto debido a las muchas referencias y homenajes que hace el director al cine de terror, a las producciones de clase B de este género, además de una parodia y homenaje al clásico Frankstein (1931), basado en el libro de Mary Shelley.

Esos malditos bajitos

La trama nos presenta al joven Víctor Frankenstein que, tras la inesperada muerte de su adorado perro Sparky, se vale del poder de la ciencia para traer a su mejor amigo de regreso a la vida, con unos pocos ajustes menores. Víctor intenta ocultar su creación, pero cuando Sparky logra salir, los compañeros de escuela de Víctor, sus maestros y el pueblo entero aprenderán que crear una nueva vida puede convertirse en algo monstruoso.

La película gira alrededor de Víctor, Sparky y los compañeros de clase del pequeño, uno más raro que el otro. Sin dejar los tintes infantiles de la cinta, los menores de la película son todo lo opuesto a la ingenuidad con la que generalmente se les representa. Al contrario, son personajes que, si no fueran retratados con humor, ironía y rareza, serían dignos de una filme de terror cada uno.

Cada niño es un cuadro gótico propio del universo de Burton, de carácter marginal y depresivo o con luces de locura. Lo que originalmente en su corto del 84 le había costado su trabajo en Disney, la visión tétrica “no apta para el público infantil”, es lo que retorna por la puerta grande, casi devolviéndonos al joven de 26 años que no pudo ser entendido en su momento. Burton es fiel a su obra original, pero no se ha limitado a recrear su corto en stop motion. El realizador madura a Frankenweenie. Le otorga raíces y vertientes más profundas. La constituye como una revisita a la obra de Shelley, logrando una preciosa y melancólica oda al cine de terror clásico, llena de los monstruos que alguna vez temimos y amamos.

Por un lado la película toca la temática de cómo afrontar las pérdidas a una temprana edad, pero no se limita a eso. Estamos ante una especie de autobiografía, que une a Eduardo manos de tijera y Burton como un mismo personaje. Percibimos entonces al cineasta que claramente se vio influenciado por los clásicos de terror de la Universal y de la Hammer, por las películas de monstruos japoneses, el superclásico Freaks y producciones de cine barato para autocinema que lo formaron y deformaron de chico.

Por eso no es raro señalar que Perséfone, la perra de la que se enamora Sparky, luce el mismo peinado que Elsa Lanchester en La novia de Frankenstein. Y todos los compañeros de Victor están basados en personajes de películas de la Universal: Elsa Van Helsing (apellido del archienemigo de Drácula), Nassor (un niño científico con el semblante de Boris Karloff), Toshiake (otro joven científico inspirado en Fu-Manchú),  Edgar “E” Gore (un niño parecido al jorobado de Frankenstein) y la chica rara (que guarda mucho parecido con la Staring Girl, personaje parte de The Melancholy Death of Oyster Boy & Other Stories, poemario y libro de cuentos escrito e ilustrado de Burton). Sumergido en todo eso también está el cameo “televisivo” de Christopher Lee como el Drácula de Terence Fisher.

No se asusten. La cinta es apta para toda la familia. Es solo que el carácter nostálgico que imprime Burton, será más disfrutado y recordado por los mayores.

Otro detalle de esta “añoralgia” es que el filme es completamente en blanco y negro. El uso del formato 3D, si bien no es explotado, ni llevado a otro nivel de arte como en Hugo, refuerza en la fluidez del stop motion, al darle soltura y continuidad a las imágenes. El resultado es que no se perciban los ligeramente perceptibles cortes de esta técnica. Lamentablemente la película solo llegó en formato 3D, por lo que es un tanto caro asistir al cine si se tiene muchos nenes en casa. Una opción viable sería aprovechar que ahora las funciones en 3D también entraron a la promoción de los miércoles de 2x1.

Suburbia

Es tan latente el sello personal que Burton le imprime a esta cinta, que el director retorna, por decirlo así, “a casa”. No habíamos visto una historia tan propia del nativo de Burbank, Estados Unidos, desde Edward manos de tijera. Frankenweenie es el retorno del director de Sleepy Hollow a los suburbios donde se crió.

Veinte años después, retoma temáticas como el ultraconservador modo de vivir de muchas familias estadounidenses, la represión y el pánico de la Guerra Fría, en este caso en Nueva Holanda, pueblo donde se desarrolla la historia de Frankenweenie. De este modo Burton, a través del profesor de ciencia (una especie de homenaje al actor Vincent Price), no teme de tachar de “ignorantes” a los pobladores de este escenario por su miedo a lo desconocido. La cinta no entra en la lógica colorida de Disney, por lo que se deja los preconceptos morales y autoritarios de lado, afirmando que los padres no siempre tienen la razón.

Pleitesía a los orígenes

Lo hizo Michel Hazanavicius con El artista. Scorsese con Hugo y, por qué no, hasta Ben Affleck con Argo. Lo que Frankenweenie tiene en común con estas producciones es el retorno a los orígenes, ya sean del cine o de algún género, o en su caso a los del mismo director. De cierto modo Burton hace un remake de uno de sus trabajos originales y se autohomenajea. Es así que firma uno de los mejores trabajos de su filmografía y hasta podría decir, no sin riesgo, del año. Aunque con algo de ego, pero con mucha sinceridad, el cineasta parece plantear un discurso en el que relata cómo se ha visto obligado a hacer producciones que no disfrutó para poder seguir haciendo crecer su universo “Burtoniano”, dejando claro que tiene ideas nuevas en esta industria.

La historia de Frankenweenie es triste, melancólica y muy bonita. Posee mucho sentido del humor, casi como si Burton diera rienda suelta a su niño interior desatando, de forma disparatada e histriónica, un festival de monstruos con lo mejor de su niñez. Está cargada de pasiones genuinas, nos regresa a personajes entrañables llenos de sinceridad personal y creativa.

Frankenweenie es un mast’aku para Burton. Recupera pedazos de su alma que se fueron en producciones comerciales como Alicia en el país de las maravillas y Charlie y la fábrica de chocolates. Frankenweenie es una mesa que provee a Burton de los ingredientes que más le gustan y caracterizan para devolverlo a la vida, no solo como director de arte, sino como un cineasta creativo.

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(1) El cortometraje lo pueden encontrar en el siguiente enlace. Reproduzcan a partir del minuto 6: http://www.youtube.com/watch?v=2rcPe9sojpc

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