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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Lovecraft Country, crítica racial con brujas y vampiros

La nueva serie de HBO, que se estrena el próximo 16 de agosto, cuenta con Jordan Peele y J.J. Abrams como productores ejecutivos
Lovecraft Country, crítica racial con brujas y vampiros

Es difícil categorizar Lovecraft Country (Territorio Lovecraft). El nuevo drama de HBO, que se estrena este 16 de agosto, está ambientado en el Estados Unidos racialmente segregado de los cincuenta. Pero cuando tienes la sensación de que la serie no podría ser más históricamente verídica, Lovecraft Country toma un giro hacia lo paranormal.

Me ha incomodado mucho. Pero no solo por sus monstruos y espíritus malignos acechando en la oscuridad. Me ha perturbado el retrato de los “pueblos del atardecer” (sundown towns), las zonas segregadas en los autobuses, las entradas separadas para los negros. La serie muestra la vida de aquellos a quien se les podía negar el servicio simplemente por el color de su piel. Podían acosarlos a diario. La policía. Sus vecinos blancos.

No soy negra. No soy originalmente de Estados Unidos. Pero esta historia me ha resultado increíblemente relevante. Me ha ayudado a entender un poco mejor el país lleno de conflictos al que emigré.

Jonathan Majors (The Last Black Man in San Francisco) interpreta a Atticus Freeman, un veterano de la guerra de Corea con afición a la literatura de ciencia ficción. Atticus va a Chicago para averiguar qué ha sucedido con su padre, Montrose (Michael K. Williams), que desapareció dos semanas antes. Atticus acaba embarcado en un road trip por el Medio Oeste estadounidense y hasta Massachusetts con su tío George (Courtney B. Vance) y su amiga de la infancia Leti (Jurnee Smollett).

El viaje empieza con una secuencia en la que la conducción es a ritmo de las palabras de 1965 de James Baldwin durante un debate en Cambridge University sobre la inviabilidad del sueño americano para los afroamericanos. La voz de Baldwin no es el único anacronismo de Lovecraft Country. La banda sonora está llena de temas de Etta James y Nina Simone de los sesenta, además de Rihanna, Frank Ocean y Marilyn Manson. Hay una secuencia de Leti en una iglesia que incorpora la voz de esta campaña de Nike de 2017 para reivindicar la igualdad de la comunidad LGBTQ. Ninguno de estos elementos parece fuera de lugar en Lovecraft Country. Todos ellos ayudan a ligar la serie y sus temas no solo con el presente, sino con diferentes momentos de la historia.

Lovecraft County no se puede ver con el cerebro solo medio encendido. Esta adaptación de 10 episodios de la novela homónima de Matt Ruff está llena de simbolismo y crítica. Incluye numerosas referencias a libros, desde The Outsider and Others de H.P. Lovecraft, al Dracula de Bram Stoker o las historias del personaje John Carter de Edgar Rice Burroughs.

Nada parece dejado al azar. Incluso el apellido de Atticus es deliberado. Es el bisnieto de un esclavo. Se apellida Freeman (hombre libre).

En un verano como el que estamos viviendo, de agitadas protestas reclamando justicia racial, podrías pensar que Lovecraft Country es un oportuno drama histórico que hace un comentario sobre la situación en Estados Unidos. Sí, pero no solo eso. Esta serie cuenta con Jordan Peele (Get Out) y J.J. Abrams (Lost) como productores ejecutivos. Misha Green (Helix) es la showrunner y productora ejecutiva. Hay un motivo por el que este título tenga tantas credenciales de géneros de terror y ciencia ficción.

La secuencia inicial de esta serie es una pesadilla de Atticus en la que lo persiguen los fantasmas de su pasado como soldado en las trincheras. Pero el sueño incluye también platillos volantes y pulpos con alas de dragón. Es un momento que establece el tono del resto de la serie.

Lovecraft Country no es solo un ejemplo de reto intelectual y crítica racial con una ración generosa de fantasía. Se trata también de un título simplemente entretenido. Tiene muchos ingredientes pero no da la sensación de querer abarcar demasiadas cosas. Sigue siendo una obra televisiva de consumo placentero. Hay vampiros y brujas, casas encantadas y búsquedas de tesoros. Atticus lee novelas protagonizadas por John Carter, un soldado confederado, porque no hay novelas de género fantástico con héroes negros. Acaba convirtiéndose en el héroe de su propia historia.

Me caen muy bien Atticus, George, Montrose y el resto de los Freeman. Son muy dados a leer y sus hábitos lectores acaban siendo útiles en varias ocasiones. Guían al espectador a través de la compleja mitología de esta historia. Te explicaría por qué esta serie se titula Lovecraft Country, pero es mejor si te lo cuentan ellos.

No son los únicos personajes interesantes. Leti es independiente y una conductora hábil en momentos de necesidad. La hermana de Leti, Ruby (Wunmi Mosaku), es una cantante ambiciosa y carismática. Y luego está Christina (Abbey Lee), una bruja profundamente frustrada por las limitaciones impuestas a su género. “No sé qué es más difícil: ser de color o ser una mujer”, le dice Ruby a Christina.

No juzgues a ninguno de los personajes de esta serie a primera vista. Después de haber visto los cinco episodios disponibles para escribir esta crítica, me di cuenta de que había hecho muchas suposiciones equivocadas sobre Leti, Ruby, Atticus y compañía.

Lo que sí puedes hacer es juzgar Lovecraft Country por su aspecto. Es una serie muy sexy. Lo es por el diseño de producción, de vestuario y la cinematográfica, pero también por la increíble química que hay entre Atticus y Leti. También entre George y su esposa, Hippolyta (Aunjanue Ellis). Y entre otros personajes. Las escenas de sexo son estilizadas y no se limitan a lo joven y heteronormativo.

“Esta es la historia de un chico y su sueño. Pero más que eso, es la historia de un chico americano y un sueño que es verdaderamente americano”. Esta cita de la película de 1950 The Jackie Robinson Story se usa al principio de Lovecraft Country y encapsula la serie. Esta es una serie intrínsecamente American.

Lovecraft Country se estrena en HBO, HBO Max y HBO Latinoamérica el 16 de agosto.