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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Liliana Navarro: “Esta obra es un buscar ese punto de uno mismo desde el que todo es posible”

Sobre ‘Tattva’, obra de danza contemporánea que se presenta en el Palacio Portales el jueves 9 de diciembre.
Afiche promocional para la más reciente obra del estudio de danza contemporánea Melo Tomsich. EDCMT
Afiche promocional para la más reciente obra del estudio de danza contemporánea Melo Tomsich. EDCMT
Liliana Navarro: “Esta obra es un buscar ese punto de uno mismo desde el que todo es posible”

Una conversación con Liliana Navarro, directora del estudio de danza contemporánea Melo Tomsich, sobre el proceso creativo colectivo de la academia de baila, que presenta su nueva temporada (post cuarentena) denominada TATTVA Estado ilusorio en el teatro al aire libre del Centro Simón I. Patiño. La presentación se realizará el jueves 9 de diciembre a las 19:30.  

Pregunta. Estás a cargo del Estudio de Danza Contemporánea Melo Tomsich que este año ha cumplido 43 años, ¿qué significa para ti mantener este legado? 

Respuesta. Debo confesar que nunca esperé heredar el legado de Melo, pero yo crecí con su danza y es parte de mí. Estoy en el estudio de danza contemporánea en sus 43 años de existencia. Estar a cargo es sólo un seguir ahí, amando la danza y queriendo compartir eso que hace tanto bien: descubrirte en el movimiento y tomar consciencia de ti mismo para luego entender a los demás desde su expresión corporal y la sensibilidad que su movimiento emana, acrecentado en el movimiento de la danza.

P. ¿Cómo fue el proceso creativo de esta nueva obra?

R. TATTVA Estado ilusorio, como todas nuestras obras, es el resultado de esa constante reflexión de quienes somos en cada momento, de cómo vamos cambiando con todo lo que nos ocurre y lo que no nos ocurre. Esto cambia nuestra manera de ver la vida y pensar el mundo y eso a su vez, cambia nuestro cuerpo, nuestra manera de llevarlo, de moverlo y de manifestar emoción. Esta obra es un buscar ese punto de uno mismo desde el que todo es posible, el vacío desde donde la energía puede fluir, tomar forma, dispersarse o trasmutar.

El estado ilusorio es una manera de vernos a nosotros mismos como materia, energía en constante vibración que puede organizarse temporalmente para crear nuestra ilusión de ego para “dejar de ser” y luego volver a ser, pero diferente.

P. ¿Cómo les afectó la cuarentena? ¿Cuáles los planes a futuro en la nueva normalidad en la que el contacto ya no es tan seguro?

R. El tomarnos tiempo y recogernos ha sido importante para volver a mirar hacia adentro y trabajar desde la reflexión y el cuestionamiento. Pero la danza es presencial y nunca va a ser lo mismo en la virtualidad. Como compañía sólo hemos parado durante las cuarentenas rígidas, luego hemos visto maneras “seguras” de seguir reuniéndonos, hablar, compartir emociones, sentimientos y pensamientos y de ahí surgió TATTVA.

El “contacto” nunca es del todo seguro porque la idea de tocar a alguien es compartir, siempre habrá intercambio de energía, de sensaciones, incluso de virus. Pero eso también es lo que nos hace crecer, transformarnos y hacernos fuertes. Lo único que se puede esperar es que si sabes que lo que tienes para dar puede dañar al otro, mejor mantén distancia hasta estar listo.

P. ¿El elenco que se presentará, hace cuánto tiempo trabajan juntos?  ¿Cuáles las ventajas?

R. Los 5 integrantes de la compañía como está conformada hoy: Laura Mercado, Daniel Rosas, Sol Araos, Laura Guzmán y yo; estamos juntos desde al menos 10 años, con algunos un poco más. La ventaja es que hablamos un mismo lenguaje, pero gracias a la técnica de Melo Tomsich que nos permite tener una voz propia y que no estandariza el movimiento nos permite tener siempre cosas nuevas que decir y de maneras distintas desde la corporalidad. Somos una familia donde se aprende a escuchar, observar, proponer, apoyar, reclamar, tocar, sentir, respetar, entender… todo desde la danza y para la vida.

P. ¿Alguna sugerencia para el público que los irá a ver?

R. Nuestra danza contemporánea intenta ir más allá de lo racional, la estética, el logro físico, sin quitarle importancia a estos aspectos. El ideal cuando uno va a ver danza, es ir “vacío” para poder recibir desde la emoción, es decir desde lo que los sentidos puedan despertar en tu corporalidad. Vivimos demasiado en la cabeza, en las ideas, los pensamientos y la razón. La danza puede permitirnos reencontrarnos desde la corporalidad, la emoción y la intuición. Mi recomendación es esa: apagar un poco la mente para despertar la emoción y si logramos nuestro objetivo, intuir un poquito el espíritu.