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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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MÚSICA

Jugo de Noni: música multivitamínica

Un perfil sobre la cantante cruceña Noni, su nueva etapa como solista y su EP ‘Find’
Jugo de Noni: música multivitamínica

Noni es una amiga que ha tenido el cabello azul, rubio, negro, corto, lacio, con flequillo y sin flequillo. Es cantante. Recientemente ha comenzado un camino nuevo: solista en género urbano, pero antes, ha tenido bandas de rock y ha cantado en ensambles corales en Santa Cruz desde que era adolescente, así que su voz ha reverberado tanto en bóvedas de capillas construidas en 1700 como en paredes de bares y cafés. Se ha subido a escenarios muy altos, frente a centenares de personas y a escenarios improvisados, al nivel del piso. 

Con los coros, ha cantado en la Casa de la Cultura, en la plaza 24 de septiembre y en la Feria del Libro. Con ellos se ha presentado en: San José de Chiquitos, San Rafel de Velasco, México, Nueva York, Miami, Washington y Londres. Su voz ha salido de parlantes de teles, radios, computadoras, celulares y de al menos un auto (el mío; tenía en mi lista de mp3 el archivo de una canción que me grabó como regalo en 2014, una interpretación hermosa de La vie en rose). 

La versátil contralto integró durante años los coros Santa Cecilia, Cantar Cruceño y Arakaendar. Cuando no estaba estudiando y preparando partituras de música barroca, canciones del folklore cruceño o arreglos corales de Queen o Adelle o Los Beatles, ni ensayando armonías con el resto del coro en aulas prestadas de universidad o cuartos traseros de iglesias, podía ser encontrada con grupos musicales que utilizaban instrumentos. Es que Noni fue vocalista de una banda de rock (2015), de un dúo acústico (2016) y de una banda de género urbano (2017-2019) antes de decidir volar sola: en julio del 2019, en la que sería la última presentación de Noni & the Blasters en el teatro-bar Meraki, anunció al público el inicio de su carrera como solista.

En todos esos caminos de la vida por donde anduvo, Noni aprendió cosas. Andaba con los ojos bien abiertos. La idea de lo que es posible se fue expandiendo con cada experiencia, con cada pregunta que hacía y cada cosa que probaba. Fue parte de la creación de Never Ponys Records, un sello discográfico y productora que nació junto a la etapa de género urbano de Noni.  Así aprendió a crear: “Siempre había interpretado covers o canciones que ya existían; con Noni & The Blasters me animé a componer. Específicamente Fede Amaya [productor musical de la banda y cofundador del sello] me explicó desde cero el proceso, me ayudó un montón a entenderle.” En el video-manifiesto de Never Ponys disponible en Youtube, la voz de Noni anuncia hacia el final: “Decretamos la muerte del cover”.

Noni ahora sabe localizar y editar pistas sobre las que piensa posibles letras. A partir de esa intersección de dimensiones -sonido y palabras- nacen canciones con estructuras musicales construidas con todo el cuidado que es capaz de darles su oído educado por años, el oído de una artista que ha comprendido e interpretado piezas de un rango de variedad tan amplio como culturalmente diverso.

Aparte, pero completamente entrelazado a la música, hay algo más en el proyecto artístico de Noni que es imprescindible en la era de lo digital: la definición y el desarrollo de un concepto estético que completa el producto musical en el aspecto visual. Noni y Never Ponys Records representan una idea de arte pop contemporánea, que sería más exactamente referida como “estética urbana”, dirigida a un público que la artista define como: “Gente de unos veinte y poco y que era como yo cuando tenía su edad; que explora, que se anima a escuchar cosas nuevas.”

En los videos musicales de Noni -Ni sé (solista, 2020) y No Creas Ke Muero x Ti (Noni & The Blasters, 2019) y Yala (Noni & The Blasters en colaboración con Lil Powell y Big Thiwell, 2019), todos producidos por Never Ponys Records- se percibe que su proyecto artístico actual no es “solo música” (como si eso fuera poco) sino un concepto estético multidimensional que se diseña con sonido, palabras, imágenes y los medios en los que existe. El aspecto visual se arma desde el aspecto físico de Noni con ropa deportiva, colorida, de aspecto sintético, aros de argolla, uñas largas y maquillaje intenso -en forma, en color o en brillo-, hasta la selección de los espacios en los que “sucede” la historia: la calle, mercados o vehículos. En otro extremo, Ni sé, se filmó en estudio cerrado en el que se maneja el color, los elementos visuales añadidos y la luz como complemento conceptual de una letra más solipsista.

En mayo de este año, Noni lanzó un EP de tres canciones: Viernes, Sábado y Domingo. Una serie hecha en un fondo lo-fi (una estética musical de efecto de baja calidad sonora que genera sentimiento de nostalgia y de espacio íntimo) en la que se propone a hablar del desamor y cómo se siente eso según el sabor de los días. Es que no es lo mismo un viernes en la noche (“Porque lo único que sale cuando pienso en vos es melodía y canción”) que una tarde de domingo (“Buscando inspiración, pasame el fire, no me importa lo que pase”); el desamor tiene intensidades, antídotos y descubrimientos a deshora (“Me gusta como me escribías; parecía una mentira”).

Cuando le pregunté a Noni qué sería para ella tener éxito en su carrera, es decir, cuál sería el momento en que ella podría decir “¡La hice!”  se quedó pensando un rato y dijo algo muy sencillo como “por ahora, aumentar el número de reproducciones en Spotify”. El silencio previo y lo realista de su respuesta me hizo especular sobre lo auténtico de sus pretensiones, como quien dice: “no paso mucho tiempo pensando en algo que está fuera de la vista” porque, al menos por ahora, está muy absorta en el camino. Disfrutándolo y descubriéndolo mientras lo recorre.

Escritora.