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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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‘Hacer y cuidar. Lecturas de Jaime Saenz’, de ‘Cachín’ Antezana

Sobre la más reciente obra del el crítico literario orureño y doctor honoris causa por la universidad Mayor de San Andrés, que contiene todos los textos que, a lo largo de su vida, ha dedicado al escritor paceño, reunidos de forma exhaustiva por el editor Alfredo Ballerstaedt. La obra está disponible a través de Plural Editores.
Portada de la más reciente obra de Luis H. Antezana (derecha), editada por Plural Editores. ELABORACIÓN PROPIA
Portada de la más reciente obra de Luis H. Antezana (derecha), editada por Plural Editores. ELABORACIÓN PROPIA
‘Hacer y cuidar. Lecturas de Jaime Saenz’, de ‘Cachín’ Antezana

Centenario de Jaime Saenz. Todos los ‘saenzologos’ han estado trabajando y publicando. El que posiblemente sea el más importante de ellos, el crítico Luis ‘Cachín’ Antezana, acaba de dar a luz, para celebrar este aniversario, uno de sus mejores libros. Se llama Hacer y cuidar. Lecturas de Jaime Saenz (Plural) y contiene todos los textos que, a lo largo de su vida, ha dedicado al escritor paceño, reunidos de forma exhaustiva por el editor Alfredo Ballerstaedt.

Quizá el lector esté a punto de dejar esta página. Quizá, como tantos otros, haya llegado hace mucho a la conclusión de que la crítica literaria no le interesa porque, cuando trata de leerla, no le dice nada. No lo culpo, con tantos críticos publicando –¡incluso en los periódicos!– cosas enrevesadas y vanidosas, sin propósito claro. Pero Antezana es harina de otro costal. No solo es un lector profundo, como se lo halaga con frecuencia. Yo diría que sobre todo es un escritor dotado, que posee el ingenio y el encanto típico de los grandes ensayistas. Un híbrido entre Zavaleta, de quien posee la hondura, y Francovich, al que se equipara en claridad. 

También alguien que sabe que el propósito de la crítica debe ser ayudar a que se cumpla la lectura –que se cumpla la ‘intención de la obra’ de la que hablaba Umberto Eco– y no interponerse entre el lector y el texto con las ínfulas de su propia importancia y su retórica vana. (Lo que ha hecho infumable a la crítica literaria es el abuso del descontruccionismo y su suposición de que todas las interpretaciones no solo son posibles, sino que valen lo mismo, incluso lo mismo que la obra original). Leer a Antezana, entonces, es aprender y disfrutar. ¿Qué más podemos pedir de un autor o de un libro?

Decía que este título es uno de los mejores del crítico cochabambino. Creo que es así por su carácter monográfico, porque se ocupa de un solo tema que Antezana desglosa y aborda desde múltiples perspectivas, con diferentes estrategias expositivas y con varios énfasis.

No lo logra por el procedimiento ‘normal’ de los ensayistas, que sería el del cumplimiento del ‘plan del libro’, sino por el efecto acumulativo de la reunión de ensayos escritos a lo largo de un largo periodo de tiempo (40 años). Este es de alguna manera el ‘estilo’ de Antezana. Hace mucho que este autor, dejando atrás un periodo más convencional, se expresa solamente por medio de artículos. Podría decirse que es un velocista, no un corredor de fondo. Aún más, me parece que disfruta más de leer que de escribir y, dado que es un hombre esencialmente modesto y campechano, no siente la necesidad de “ser productivo” que, en cambio, atenaza a los escritores pretenciosos o de talante calvinista. De modo que desde hace décadas que sus intervenciones son ‘de circunstancias’: prólogos pedidos por autores o editoriales, participaciones en publicaciones periodísticas especiales, etc.

Como resultado de esto, sus libros de esta etapa son siempre recopilaciones de artículos. Algunos, como el libro de sus prólogos y epílogos que hace poco también produjo Ballerstaedt, adolecen por ello de cierta dispersión, no solo por la variedad de los temas tratados, sino porque juntan contribuciones notables con escritos de compromiso. El más enjundioso Ensayos escogidos, que editó Mauricio Souza en 2011, tampoco puede leerse de principio a fin; tiene las propiedades de un banquete español, una combinación de platillos deliciosos y de sabores fuertes que conviene picotear antes que pretender agotar. Ambas obras fueron editadas por Plural. 

Hacer y cuidar. Lecturas de Jaime Saenz también es una recopilación y por tanto, como toda recopilación, corre el riesgo de la desigualdad (aunque sea una desigualdad dentro de un nivel muy alto). En cambio, sí se puede/debe leer de principio a fin. Esto para mí es importante, pues permite lo que tanto aprecia un lector: el “entrar” en el razonamiento o en la historia del libro, el sumergirse en él hasta, por así decirlo, sentirse rodeado de las palabras.

A mi juicio este fenómeno solo ocurre cuando: a) comprendemos lo que nos dicen y, gracias a esto, b) nos identificamos con el argumento, algún personaje o la voz del autor.

Por tanto, resulta muy difícil de lograr cuando la temática es tan variada que hay que pasar de una obra a otra, o de una problemática teórica a la siguiente, en cuestión de pocas páginas.

En cambio, puede lograrse con probabilidad en este último libro. Gracias a la reiteración, gracias al efecto acumulativo, el lector puede comprender con más facilidad los argumentos críticos sobre la obra en cuestión, quedar familiarizado con el personaje Saenz y acceder al hechizo de los juegos literarios y lingüísticos de Antezana. La inmersión está, por decirlo así, al alcance de la mano.