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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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El fútbol no puede ser una serie

Un análisis a las series documentales que se encuentran disponibles en diferentes plataformas de streaming.

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El fútbol no puede ser una serie

El Borussia Dortmund, líder en ese momento de la Bundesliga, acaba de perder un partido contra el Augsburgo, un equipo que pelea el descenso. Los resultados vienen siendo malos, fueron eliminados de la Copa y de la Champions, y el Bayern está a un punto en la tabla. Cuando por fin, después de casi dos horas, estamos a punto de presenciar una emoción verdadera, ese registro de lo imprevisto —perdón la cacofonía— que promete todo documental, las cámaras siguen a los futbolistas al camarín y nada: no vemos absolutamente nada.

La serie documental se llama Inside Borussia Dortmund (Amazon Prime, 2019), y aunque físicamente está dentro del club —en la sala de kinesiología, en la cancha de entrenamiento, en los despachos dirigenciales—, la producción dirigida por Aljoscha Pause no consigue esa intimidad que se espera de un título así. Nos cuentan la interesante historia del Dortmund, vemos cómo Marco Reus se recupera de su trigésima lesión y notamos lo aburrida que puede ser una ciudad industrial alemana, pero no mucho más. El drama de una derrota, la intensidad de un entrenamiento o la pasión de su hinchada, que tiene el promedio de asistencia más alto de Europa, después de sus eternos cuatro capítulos, siguen siendo un misterio.

Pero esta incapacidad de llegar al fondo de un club de fútbol no parece tanto un problema de la serie como un problema del fútbol. ¿O es una casualidad que casi ninguna de las producciones sobre este deporte, que hoy inundan el streaming, logre acercarnos realmente a la privacidad de un plantel? Más podemos saber viendo las historias de Instagram de los futbolistas que siguiendo estos maqueteados episodios, como si la esencia del fútbol y su aparente simpleza fueran inalcanzables para ninguna cámara.

En Manchester City: all or nothing (Amazon Prime, 2018), por ejemplo, una serie llena de drones y narrada por Ben Kingsley, vemos el living del Kun Agüero y el histrionismo de Pep Guardiola en cada entretiempo, pero lo único evidente al final son dos cosas: la ansiedad de este club, históricamente mediocre, por ser aceptado en la élite europea; y que lo único que hay detrás del 80% de posesión de la pelota, los 100 puntos que obtuvieron en la penúltima Premier y los goles de Raheem Sterling es el lavado de imagen de los Emiratos Árabes Unidos, el país petrolero dueño de los citizens, una monarquía sin democracia, sin libertad de expresión y donde la homosexualidad se castiga con cárcel.

¿Meter una cámara dentro de un camarín es suficiente para saber lo que pasa dentro de un camarín? Claramente no, porque en Luis, el sabio del éxito (Amazon Prime, 2019), la miniserie sobre el triunfo de España en la Euro 2008, lo que más hay son temblorosas imágenes del vestuario, grabadas, parece, por un utilero con párkinson, pero la mayoría de los minutos se los lleva el rey Juan Carlos, felicitando a los desnudos futbolistas, y no la dinámica interna del plantel. Algo le dice Puyol a Xavi, pero la cámara está más preocupada de la celebración de Sergio Ramos. La serie solo se salva por las breves charlas de Luis Aragonés, el viejo entrenador, un deté gordo y bruto como los de antes, que era sabio por la experiencia acumulada y no por memorizar conferencias del Loco Bielsa.

El problema, entonces, no parece ser ni del registro documental ni del fútbol, sino de quién encarga el documental de fútbol. Hasta ahora, la mayoría del contenido disponible sobre el deporte se trata de versiones oficiales, algo así como biografías autorizadas de los clubes y futbolistas, donde no queda espacio para la honestidad porque en los retratados hay una excesiva conciencia de estar siendo filmados —o porque los guionistas recibieron la orden de que todo se viera feliz y correcto.

Es lo que pasa en El corazón de Sergio Ramos (Amazon Prime, 2019), donde vemos en exceso a Sergio Ramos pero nunca a su corazón. Cuando habla con su hermano, su confidente y uno de los ejes narrativos de la serie, es como si respondiera las preguntas de una conferencia de prensa: pauteado y sin naturalidad. Su vida es perfecta, lo ha ganado literalmente todo, es embajador de Unicef y su mujer es hermosa. Pero justo cuando se asoma un momento realmente deportivo y dramático —el Real Madrid es eliminado de la Champions por el Ajax, y Ramos lo ve desde la tribuna por una suspensión—, donde veremos el verdadero carácter del 15 de España, las cámaras se apagan y su reacción es omitida.

“Las estrellas que quieran abrir su intimidad, y dejar entrar al gran público ‘hasta la cocina’, como dijo Ramos, deberían leer antes Open, la biografía de André Agassi”, sugiere Manuel Jabois, columnista de El País. Estoy de acuerdo. Además, agregaría que vean Sunderland ‘til I die (Netflix, 2018), la serie que sigue la temporada de este club inglés después de descender de la Premier, aunque en rigor es la única que muestra todo lo bueno y lo malo del fútbol moderno: los dueños que solo persiguen las ganancias, los representantes que mueven a los jugadores como mercancías, los entrenadores que son las personas más solas de este mundo, y los hinchas, los estúpidos y hermosos hinchas, que son los únicos que siempre siguen ahí.