Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 03:42

El universo del ser

Entrevista a la artista Cristina Mellinger, que expondrá su obra en el Centro de Exposiciones de la Fundación Patiño del 9 al 31 de mayo. Una muestra de su trabajo está disponible en la página de Instagram kina__art
El universo del ser.
El universo del ser.
El universo del ser

Sin miedo a que nos caiga la noche encima o nos pase la humedad del pasto, un atardecer nos sentamos en el jardín a conversar sobre su vida, su proceso artístico y su propio universo. Cristina Mellinger es argentina, radicada en Bolivia hace varios años, tiene encarnado el arte desde chica cuando vivía en el Chaco, en Argentina, hablando solo alemán, descalza siempre, corriendo y jugando con sus hermanos en ese gran territorio lleno de vegetación y aventura. 

Su pelo rubio, atado en un moño alto, y su cara limpia y cristalina dibujan bien aquellos rasgos que se plasman en el trazo y color de sus pinturas, la honestidad y la franqueza con sus emociones. Mientras conversamos aparecen otros temas que rondan y afectan su vida artística como: la familia, la educación de los niños en el arte, la importancia la libertad, la vejez y el gozo. También nos rodean, allí sentadas al aire libre, sus artistas favoritos como Gustav Klimt, Egon Schiele, y Friedensreich Hundertwasser. En esa intensa compañía, la charla siguió, más o menos como sigue. 

Esta es tu primera exposición, Cristina. Has trabajado mucho en el campo de la antropología y la educación ¿De dónde viene esta veta artística, esta enorme colección de pinturas?  

El lado artístico lo tengo desde pequeña. Teníamos que hacer las cosas nosotros solos en el campo cuando éramos chicos, entonces había que tener mucha creatividad, todos éramos muy creativos. Siempre he trabajado para el interior de mi círculo, para la familia. Esto (la exposición) surgió a partir de la pandemia, ahí explotó hacia afuera. Antes solo lo veía el entorno reducido e íntimo de la familia y los amigos. Esta es la primera vez que me expongo al público. 

Has denominado a tu exposición “El universo del ser”, ¿cuáles son tus principales preocupaciones pictóricas y por qué este título?

Este título viene desde la antropología, cada ser es alguien muy especial, cada persona es un universo en sí mismo. A pesar de que la cultura te transmite un montón de actitudes, de formas de ser, de roles. Estás inmerso en una cultura pero, así y todo, tú eres tú. Te saltas, adoptas cosas nuevas de otras culturas que te atraen, sus pautas y eso es lo que hace a la mente algo tan especial. En general, la mente nunca se conforma con lo que tiene, siempre quiere algo más, siempre busca más. Ahí está su inmensidad. Encuentras algo que te gusta, pero luego de un tiempo eso ya no te conforta, necesitas algo más, todo esto que presento en la exposición parte de eso, de la certeza de que cada ser es único e individual. 

Yo lo que busco con todo esto es que la gente pueda entrar en la exposición, sin explicaciones, que entren y valoren y que vean qué sucede. Porque puede ser que entren y la rechacen absolutamente la obra o digan: ¡ah! Me he identificado con algo. Entonces eso es lo que busca esta obra. 

Al recorrer la obra se siente precisamente este transitar de la mente; momentos de mucho dolor y otros pasajes más luminosos y alegres. ¿Tiene esto que ver con alguna idea preconcebida o fue más bien algo intuitivo que termina de concretarse en el proceso de montaje?

Sinceramente no había una secuencia de obras, fueron hechas más en el momento. Tienes el lienzo en blanco y ahí plasmas todo lo que en ese momento te parece y luego llega el momento de descarte, en que lo que no te parece lo tiras por la borda. Aquí adentro (en la sala de exposiciones), si bien había planteado una línea, la obra cobra una dimensión completamente diferente y sí va desde un dolor muy profundo arraigado adentro, algo negro, la soledad, las instancias de la tristeza, la desolación, la vejez, la vejez está muy plasmada en esta obra, y llega la otra parte de la vida por ejemplo el amor, los hijos, el momento de la gestación, la alegría, la luminosidad. La conexión de uno con el universo. El universo está muy latente en la obra y el amor por la naturaleza, la naturaleza está muy presente. Entonces, está todo. Está tanto la parte negra como la parte blanca y muy luminosa. Es la travesía de uno, la vida es un crecer constantemente. Uno no termina de crecer. 

En tus pinturas se pueden ver trazos de una fuerza y una delicadeza que nos remiten a algunos pintores, al momento de pintar. ¿Quiénes son tus grandes referentes o pintores que te han inspirado o han estado siempre en tu vida?

Klimt, me fascina Klimt, pero son muchos los artistas que me inspiran. He tratado de recorrer la mayor cantidad de museos posibles, en viajes, viendo a diferentes artistas y tengo muchísimos libros de arte en mi casa. Cuando estoy mal, tengo una alfombra especial, donde me siento con esos libros alrededor. Sobre todo, me consuelan, no sé por qué, pero siento que me consuelan. Incluso les hice un montón de homenajes en las paredes de mi casa. Tengo un homenaje por ejemplo a Hundertwasser, tiene toda una galería en mis paredes.  Al momento de pintar siempre es en homenaje a los grandes.  

Y esta pregunta puede ser muy amplia o capciosa, pero necesaria, ¿por qué pintas?

Hubo un momento en mi vida en que estaba tan amargada, tan desilusionada de todo, había caído en un sótano tan hondo y profundo donde todo era negro que el pintar me saca de eso. Cuando pinto me siento tan feliz, tan libre, vuelvo a estar descalza, a pintar en el suelo y escucho música a todo volumen. Es un gozo inexplicable, inmenso. Cuando me pongo a pintar pierdo la noción del tiempo y de la realidad. Solo cuando estoy famélica porque no comí o no bebí agua es cuando paro, porque si no seguiría sin parar. Es un gozo infinito. 

Infinito como el universo. Sabemos que tu línea de trabajo ha estado marcada un poco por la academia, dos carreras, Antropología y Ciencias de la Educación, varios diplomados y maestrías en estas ciencias, un trabajo largo e importante en la educación, siempre buscando ser mejor. ¿Tú dirías que el arte te ha permitido una búsqueda más hacia el interior?

Esto (la exposición) es demasiado mío. Por un lado, están representados mis sentimientos y por otro lado mis familiares. Mi madre en su sufrimiento, las angustias de mi papá en la pandemia, el nacimiento de mis hijos, hasta mi gato está presente. De alguna manera es todo lo que amo. 

Nunca pensé que iba a llegar este momento, mi centro y mi mundo es mi familia, ellos me dan la fuerza de todo. Nunca pensé que todo lo que hacía iba a terminar en esto, en la exposición. 

Le decía a una amiga hace poco: “nunca he sido tan feliz yendo a un lugar de trabajo”. Llámese trabajo al hacer que todo quede hermoso para el público, pero me siento tan feliz. Es la libertad completa, ponés el universo al revés a tu gusto, no al gusto de los demás. Eso me fascina.