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¿Descolonización o deshistorización?

¿Descolonización o deshistorización?

Odiseo vuelve a Ítaca con la victoria en el recuerdo; Eneas va en busca de una patria que fundar con la derrota de Troya en la memoria; Nicolás, el primer criollo nacido en Potosí según Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela, “f(ec)unda” una nación imaginaria (García Pabón): con la ausencia de recuerdos planta su bandera en la a-historia. ¿Cómo imaginarnos con esta amnesia selectiva, ocasionada por el trauma de la violencia colonial? El neurótico, para comprenderse, ha de empezar a recordar los traumas, hacerlos conscientes. Solo así se plantea como una posibilidad el superarlos. Con esta sencilla, pero intrincadísima, operación pueden tratarse incluso graves parálisis. Entonces, ¿cómo comprendernos en esta neurosis desde la que a menudo entendemos el término “descolonización”? 

Rodrigo Mita, en su ponencia “El sentido de lo colonial en la comprensión de lo boliviano” expuesta en el ciclo de conferencias de la Universidad Católica Boliviana “Experiencia la máquina del tiempo: recuperación de la memoria; historia y pensamiento boliviano”, se plantea y cuestiona “los posibles sentidos que el término descolonización pudiera tener”. El autor encara este planteamiento desde la reflexión sobre el influjo histórico que puede significar el mundo colonial para nuestro modo de ser en la Bolivia republicana e incluso en el Estado Plurinacional. Concebir “descolonización” como el olvido o la negación del pasado colonial y la apoteosis de un pasado precolombino idealizado es, para Mita, inaceptable.

El objetivo de la revisión que hace Mita a este término es re-pensar los presupuestos con los que se maneja el sistema educativo boliviano que intenta fundamentarse en la Ley 070 “Avelino Siñani y Elizardo Pérez”. La necesidad de descolonizar mediante la educación, planteada en esta Ley, representa una suposición no meditada cuando esta necesidad se entiende como un afán por negar, de modo ingenuo, la influencia de la época colonial sobre nuestras maneras de “pensar, sentir y soñar”. La negación de esta influencia es, en primer lugar, contradictoria y, en segundo lugar, contraproducente. Primero, porque contradice la apertura intercultural que promulga la misma ley. Y, segundo, porque produce una inconsciencia peligrosa que va en contra de la demanda de (re)conocernos en nuestra complejidad. 

A través de la lectura que hace el reconocido crítico literario Leonardo García Pabón a Arzáns de Orsúa y Vela, Mita argumenta que el horizonte de comprensión de la complejidad del boliviano se fundamenta en la complejidad de nuestro pasado colonial, dinámico y plagado de contradicciones. Un ejemplo evidente de lo complejo de la colonia está en las radicales diferencias entre el proyecto de la corona española y el proyecto de las misiones jesuíticas en las reducciones guaraníes, que, como nos cuenta Bartolomeu Meliá, entraban en conflicto por mostrar intenciones casi opuestas. Otro ejemplo es lo sorprendente que resulta el hecho de que ya habían profusas reflexiones sobre el derecho indiano hechas por filósofos del Renacimiento, como Francisco de Vitoria, cuando las atrocidades de la dominación española continuaban con fuerza y parecían nunca acabar. 

Esa estructura de conflicto y contradicción no ha dejado de existir. Es más, Mita pregunta en forma retórica: “¿No es nuestra historia hasta el día de hoy un tejido hecho de la interacción constante entre sectores que se consideran occidentales y sectores que se consideran no occidentalizados? ¿No aflora esta conflictividad en cuanto en el país estamos atravesando momentos decisivos?”. Pues parece que sí. Por lo tanto, negar nuestras raíces coloniales nos condenaría a no reconocer ni comprender este tipo de florecimientos de la interacción conflictiva entre dichos sectores sociales.

Cabe aclarar, finalmente, que si bien Mita critica la idealización de las culturas precolombinas y defiende la recuperación de la memoria de nuestro pasado colonial, en ningún momento pretende soslayar todas las crueldades e injusticias de esta época. Por otra parte, probablemente el fuerte influjo de la colonia sobre la comprensión de la subjetividad boliviana se deba no tanto al poder de la violencia española como a la actitud conciliadora a la que, según Guamán Poma de Ayala, estaban acostumbradas las poblaciones indígenas. Sin embargo, esta actitud conciliadora no evita de ningún modo el conflicto interno que surge de una “formación de la conciencia nacional” (Zavaleta) o de un “imaginar el sujeto nacional boliviano” (García Pabón) constituidos en medio de la violencia. 

En suma, la propuesta de Rodrigo Mita es agudizar la cautela al hablar de “descolonización”, pues la tradición, en un sentido gadameriano, no es ni puede ser negada por el método.  El autor exige que se piense la educación descolonizada atendiendo siempre a nuestro pasado colonial, recuperando y estudiando los textos de esta época, comprendiéndonos desde ese “horizonte clásico” (Gadamer) nuestro.

Viendo la crítica de Mita desde la perspectiva de la definición socrática del acto de enseñar, donde aprender es recordar (anamnesis o reminiscencia), exigir el olvido y la negación de una época sería definitivamente un acto anti-educativo. Ese afrancesado afán de empezar de cero, o bien, de regresar a los principios romantizados del “bon sauvage”, es -cuanto menos- ingenuo. Ignorar la tradición que nos precede sólo es malentendernos. “El neurótico no recuerda, repite”, explica Freud, y nosotros a menudo no hacemos más que repetir, una y otra vez, la violencia colonial, la “relación conflictiva entre indígenas y grupos sociales occidentalizados” (García Pabón). Estamos paralizados, huérfanos de historia, deshistorizados, condenados a revivir el conflicto, porque nos negamos a recordarlo, a reconocerlo, a estudiarlo.   

*Texto escrito sobre la primera jornada del programa de conferencias que organiza la carrera de Filosofía y Letras de la Universidad Católica San Pablo:  “Experiencia la máquina del tiempo: recuperación de la memoria; historia y pensamiento boliviano”. Cada último jueves del mes se llevará a cabo una jornada del programa

Estudiante de Filosofía y Letras de la UCB - [email protected]