Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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NIDO DEL CUERVO

Una casa construida sobre el agua y la piedra

Sobre Lluvia de piedra, obra del escritor paceño Rodrigo Urquiola publicada en 2011 por la editorial Alfaguara.
Una casa construida sobre el agua y la piedra

Behold the keenest marksman!

The most accomplished shot

Time´s sublimest target

Is a soul “forgot!” 

(Emily Dickinson – Poema 8).

Hoy toca Lluvia de Piedra de Rodrigo Urquiola Flores. Fue la primer novela publicada por el autor en 2011 por la editorial Alfaguara.  La narración transcurre mayormente en tercera persona y cuenta la historia de un hombre mayor llamado Esteban Flores que regresa a Bolivia después de muchos años. El protagonista vuelve a su tierra de origen con la intención de hacer las paces con su pasado, pero no contaba con la aparición de su novia de juventud ya fallecida, Marianela, quién lo acompañará durante toda la historia como la encarnación de ese pasado con el que debe reconciliarse.

Salvo algunos errores en la redacción de la novela y la última escena del capítulo seis que me pareció muy apresurada en su conclusión, disfruté de la lectura. En algunas partes la narración se torna repetitiva, pero es con la finalidad de incluirnos cada vez más en el ambiente donde se desarrolla la historia. Tengo mis reservas con algunas veces en que el personaje principal recurría a reflexiones metafísicas muy pesadas para llevar la historia que desentonaban con el ritmo general de la novela porque en otros momentos esas mismas cuestiones eran evidencias por lo que les ocurría a los personajes y no se las trataba de una forma tan explícita y descriptiva. Por otro lado, me encantó la forma en que se construyó al personaje principal, su ser está muy bien descrito y es agradable leer algo que no necesita ser una extensión del alma del autor o apelar al alcoholismo y al nihilismo pesimista para darle profundidad al personaje y que nos resulte interesante.  

Más allá de ser un recurso entretenido y pintoresco, la utilización de la piedra y el agua como símbolos místicos de la realidad que habitaba Esteban, conllevan una comprensión mucho más profunda del texto. Mircea Eliade, en su libro Tratado de Historia de las Religiones, dice respecto a la piedra que “Aun antes de cogerla para golpear, el hombre tropieza con ella. Si no siempre con su cuerpo, sí al menos con la mirada. Y percibe así su dureza, su rudeza, su poder. La roca le revela algo que trasciende de la precaria condición humana: un modo de ser absoluto”. La roca representa aquello que permanece, aquello que lucha por mantenerse ante el embate del tiempo. La roca es la casa que se mantiene sin derrumbarse, la memoria que sostiene nuestra historia a través del tiempo. Eliade también menciona que las piedras, antiguamente, funcionaban como vínculos entre este mundo y el de lo sagrado.

El agua, por otro lado, representa la movilidad, lo que fluye; el tiempo. Somos seres empapados de tiempo y en la novela, Santa Fe, la zona donde vive el protagonista, está constantemente bajo lluvia, y Esteban vive constantemente bajo ella mientras que Marianela siempre permanece seca y nunca tiene sed. La lluvia también representa lo vital, la germinación, la fecundación y este aspecto se evidencia en la necesidad de Esteban para reconciliarse con su pasado y reconstruir su historia, su deseo de vivir.

La lluvia que se transforma en piedra representa a ese tiempo vital que se convierte en memoria petrificada, en el pasado que se repite una y otra vez y nos aplasta con su peso como una roca que no deja de crecer y que lo abarca todo; el hecho fundamental que obliga al personaje principal a retornar a casa y confrontar su culpa.

La historia de Esteban trasciende su propia finitud y se convierte en algo mucho mayor que significa la vida que transita entre varias dimensiones; lo real (la ciudad de La Paz), lo imaginario (la casa de Esteban, los cuadros), lo onírico (el patio de la casa, Marianela), la temporalidad (agua), lo que permanece (piedra), la soledad (el frío), el amor (calidez); todos estos aspectos van conformando el mundo que habita Esteban y también conforman el mundo que habitamos todos y nos llevan a preguntarnos qué parte del mundo vemos, imaginamos o soñamos.

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