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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Carta a TD. ‘La espera’

‘La espera’ (2022) es una película argentina dirigida por Ingrid Valencic y Celeste Contratti. Un documental que aborda la vida de un cazador en el monte pampeano que busca a su presa: un ciervo colorado.
Un fotograma de la película dirigida por Ingrid Valencic y Celeste Contratti. INCAA
Un fotograma de la película dirigida por Ingrid Valencic y Celeste Contratti. INCAA
Carta a TD. ‘La espera’

¿Qué es la espera? ¿Cuál es el sentido de esperar? En este caso es la razón de vida de un hombre que en su soledad encuentra los motivos de estar en su lugar natural mientras dedica el tiempo a encontrar al ser que le permitirá seguir con su existencia. El retrato intimista que realizan las directoras de este acto tan cuestionado en las sociedades modernas (la caza, y la espera también) permite también a quien ve hacerse preguntas sobre lo que está sucediendo en la pantalla. Por eso la ausencia de palabras y diálogos a lo largo de toda la primera parte del documental. Para increpar al espectador acerca de lo que está viendo, mientras el cazador prosigue con su propia historia, dando respuestas con sus actos, mientras se deja ver.

En su texto “Fragmentos de un discurso amoroso” Roland Barthes dice: “¿Estoy enamorado? –Sí, porque espero”. El otro, él, no espera nunca. A veces, quiero jugar al que no espera; intento ocuparme de otras cosas, de llegar con retraso; pero siempre pierdo a este juego: cualquier cosa que haga, me encuentro ocioso, exacto, es decir, adelantado. La identidad fatal del enamorado no es otra más que ésta: yo soy el que espera.

Barthes entonces propone otra reflexión sobre “la espera” que la asocia directamente con el amor, articulando esto en función del amor romántico, sin alejarse del sentido mismo de esperar. Esa manera que existe de sentir la ansiedad -alguna vez la angustia- de querer saber del otro; y sin embargo, no claudicar en la tarea de ser en la espera. Algo así sucede en la película, el hombre es en su espera.

Esto es así, cada uno es su propia espera, y en ella nos hacemos. Volvemos a ver lo que ya conocemos en sueños, en madrugadas oscuras, recorriendo el espacio para ir en la búsqueda, mientras nos esperamos. La rapidez de un mundo que está allá afuera, que exige prisas innecesarias, todo esto se cuestiona cuando puedes detenerte.

El documental de las argentinas provoca a un espectador acostumbrado a sentir la velocidad de los hechos en la pantalla, le propone volver sobre sus propias esperas, cuestionando al tiempo. Su forma, que propone las búsquedas de un lenguaje (el que espera también inventa un lenguaje propio), permite explorar en lo audiovisual el sentido de estar en un lugar. Increpando de esta manera a quien cree no esperar. 

La película desmorona en cada minuto las concepciones clásicas de lo que es la caza, esas búsquedas y un estilo de vida, que si se contraponen a lo que hace cualquier mortal no tiene razón de ser cuestionado, porque de alguna manera esto mismo (esperar) es lo que hacemos siempre. El sentido está fijado, y su desarrollo juega con el tiempo, o el tiempo juega un poco con nosotros. Y nos entregamos a la(s) espera(s).

La espera no es una ni única. Mientras se espera algo o a alguien, hay otras esperas en paralelo, y también existen los deseos de las otras esperas, aquellas que van más allá. La espera de ella. Nuestra espera entonces guarda, más allá de nuestros hallazgos el sentido de la vida misma. Tal vez espero por aquello que dice Barthes, o quizás porque la defensa de la alegría radica en seguir persiguiendo el sueño, en estar construyendo a diario la urgencia del encuentro. Si el cazador dejara de esperar entonces toda su existencia se vendría abajo. Más que una espera paciente, es un acto de fe consigo mismo. La manera en la cuál entiende él su propia vida guarda estrecha relación con su diaria y obstinada manera de preparase para esperar. Porque no es en caso alguno que él se entrega al tiempo mientras espera, sino que construye toda su temporalidad en función de esta. Sabe quien espera, cuando tiene conciencia de esto, que la búsqueda es la razón y el motivo. Que nuevas esperas vienen, y que mientras lo hace en verdad se prepara para persistir en su infatigable labor de seguir haciendo(se).