Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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En busca de la esencia de la cueca boliviana

El disco ’20 Cuecas Bolivianas. Simeón Tadeo Roncal Gallardo’, grabado por el pianista cochabambino Ernesto Flores Meruvia, ya está disponible en plataformas digitales
En busca de la esencia de la cueca boliviana.
En busca de la esencia de la cueca boliviana.
En busca de la esencia de la cueca boliviana

No cabe ninguna duda que la cueca se ha convertido en una forma popular emblemática dentro de la música boliviana. Esta forma, derivada de algunas músicas españolas como la jota aragonesa y otras, ha cobrado carta de ciudadanía y forma parte indiscutible del sentimiento patriótico y emocional de la música boliviana. “Viva mi Patria Bolivia”, cueca de Apolinar Camacho es, sin lugar a dudas, el segundo himno o la segunda canción patriótica boliviana.

La evolución de la cueca ha sido vertiginosa en estas dos últimas décadas. Una ley promulgada en 2015 estableció que el primer domingo de octubre se celebre el Día Nacional de la Cueca Boliviana, y también ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial. Autores como Willy Claure, Juan Antonio Rojas, Ramiro Soriano, Juan Antonio Maldonado y la propia Matilde Casazola, han venido contribuyendo no solamente a su enriquecimiento, sino a su definitiva modernización.

Sin embargo, este sendero no podría ser entendido sin la presencia definitiva de dos compositores sucrenses: Simeón Roncal y Miguel Ángel Valda, quienes consolidaron esta forma, no solamente creando inolvidables melodías, sino elaborándolas pianísticamente y legando a Bolivia verdaderas joyas equivalentes, por factura y construcción, a las Polonesas y Mazurcas de Chopin o repertorios pianísticos similares, propios del Romanticismo europeo del siglo XIX.

Y aquí surge la figura de un joven pianista e investigador boliviano, nacido en Cochabamba, Ernesto Flores Meruvia, quien ya aportó a la música boliviana con la edición completa de la música parta piano de Miguel Ángel Valda, en una magnífica edición presentada y compartida en todo el país, que recibió elogiosos comentarios de músicos y otros especialistas. 

En esta ocasión, Ernesto se ha dado a la tarea de proponernos la música de este otro gran compositor, Simeón Roncal, no ya desde la edición de su música, en gran parte publicada, sino a través de la interpretación pianística de las famosísimas “20 Cuecas Bolivianas” publicadas en 1900. Se trata, como lo apuntamos más arriba, de una colección absolutamente deliciosa de 20 cuecas, muchas de las cuales forman parte del repertorio de grupos, solistas y folkloristas de toda Bolivia. Títulos como “La ausencia”, “La brisa”, “Julia”, “Noche Tempestuosa”, “La huérfana Virginia”, “Recuerdo”, “El olvido”, “Decepción”, “La soñadora”, etc. son ya icónicos y constituyen parte de nuestra identidad nacional.

Las interpretaciones de Ernesto, son claras, delicadas y por sobre todo, respetuosas de las intenciones del autor. La mano izquierda, ricamente elaborada, no queda en un plano secundario, sino que el pianista la resalta y le da toda la importancia que merece jugando y formando un rico contrapunto –y por qué no llamarle contracanto- con la melodía desarrollada por la mano derecha. Las armonías ricamente construidas en el estilo de las armonías del Romanticismo europeo, complementan ese todo expresivo que hacen que, toda la colección, sea una muestra acabada de un nacionalismo exuberante, de gran belleza que ha enriquecido, no solamente la música para piano en Bolivia, sino en Latinoamérica.

Muy recomendable la audición de las “20 Cuecas Bolivianas” en la versión de Ernesto Flores Meruvia, de quien esperamos nuevos aportes futuros en un terreno musicológico poco trabajado en un país que reclama conocer más y mejor sus propias raíces, ricas en cultura y tradición. 

La Paz 22 de diciembre de 2022

El autor es compositor