Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Bienvenidos a la última pelea

Una reseña sobre la obra de teatro Respiro: el último pecado, de Freddy Chipana, que fue respuesta hace un par de semanas en La Paz.
Bienvenidos a la última pelea

Dice una máxima del boxeo que el golpe que no ves es el que te noqueará. Respiro: el último pecado (loable colaboración entre Alto Teatro-La Paz y Nueva Escena-Jujuy) amaga con el nocaut pero el golpe perfecto no llega nunca. Mario “Rocky” Arguello es una vieja leyenda y ahora se pregunta quién es, quién era. Si algún día fue dios, ya no. Ahora respira desde el infierno, no quiere pelear. Tiene miedo de perder, miedo al amor. La vejez le cayó encima.

“Rocky” Arguello fue inmortal, fue un hombre de sueños improvisados, un hombre-pecado que solo sabía pelear. Tenía al tigre en los ojos. Ahora no se arrepiente de nada pero se siente solo, como cuando era un niño. Ahora traga de todo para llenar sus vacíos. El “grillo” es su manager, su entrenador, su amigo, su confidente. Es otro hombre roto, sin solución. El (des)amor puede con ellos cada noche de velada.

“Somos bestias, los hombres solo sabemos lastimar, abandonamos y matamos a las mujeres y luego pedimos perdón”. Las doce cuerdas son un confesionario para tirar la toalla. Respiro: el último pecado sabe a poco (apenas dura 40 minutos) y hubiese funcionado mejor -quizás- como monólogo. La obra escrita y dirigida por Freddy Chipana es un gancho al aire, decepciona, cancherea, se confía. Y ese es su “pecado”: dar vueltas alrededor del ring.

Jorge Jamarlli, un “jujeño nacido en La Paz” como él mismo se define, regala lo mejor de sí, ofrenda su talento y su carisma a prueba de golpes, pone el cuerpo al servicio de la obra, vuela (en la mejor escena –poética- de la obra) pero no alcanza (lo mismo vale para Omar Lafuente). El guion –a salto de mata- no ayuda. El libreto abarca mucho (machismo, perdón, infancia, madre-refugio, muerte, padre ausente, viejos amores, familia, amistad, redención…) y aprieta poco.

Post-scriptum: Respiro: el último pecado fue representada en agosto del año pasado en la Escuela de Arte y Talentos de Cochabamba y hace dos semanas fue repuesta en la ciudad de La Paz en el teatro Nuna.

Periodista y crítico de cine – Twitter: @RicardoBajo