Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 22 de marzo de 2023
  • Actualizado 21:32

‘Para avanzar con proyectos de cine necesitas el apoyo de tu país’

Entrevista a la cineasta boliviana Yashira Jordán, quien participó en el Talents del Festival de Cine de Berlín con su largometraje en preparación ‘Diamante’
‘Para avanzar con proyectos de cine necesitas el apoyo de tu país’

Yashira Jordán es paceña, bordea los 37 años y, desde que se acuerda, la cámara ha sido su compañera de aventuras. A los 17 años, convencida ya de ser una cineasta, organizó una premier de una película que había terminado. No dudó en invitar a la premier al maestro Jorge Ruíz (Vuelve Sebastiana, 1953) y al cineasta Martín Boulocq (Lo más bonito y mis mejores años, 2005). Ambos acudieron a la cita.

De ese encuentro le quedó una certeza: que Boulocq se convertiría más adelante en su mentor. Luego se iría a estudiar formalmente cine a la Universidad de La Plata (Argentina). Este febrero, Jordán participó de la sección Talents, que anualmente organiza el Festival Internacional de Cine de Berlín. Se trata de un programa de desarrollo de talentos que explora el cómo y el porqué de la creación cinematográfica. Desde 2003, se ha convertido en un espacio para profesionales y amantes del cine, con charlas públicas, talleres sobre disciplinas específicas, laboratorios de desarrollo de proyectos y encuentros para establecer contactos.

Jordán participó con su proyecto Diamante, el cual se encuentra en la etapa de finalización del guion. Aún le queda un largo trecho por recorrer, dado que debe encarar la falta de apoyo estatal boliviano para poder conseguir los recursos que le permitan desarrollar la preproducción y posteriormente el rodaje y la postproducción de su película. 

Desde 2019 y debido a la crisis política y de salud a raíz del COVID 19, Bolivia arrastra problemas con el Fondo Ibermedia –instancia iberoamericana que financia proyectos cinematográficos de la región iberoamericana– por el impago de sus cuotas anuales. A fines del 2022, los cineastas bolivianos alertaron que los proyectos del país no fueron publicados debido justamente a la falta de pagos de las gestiones 2021 y 2022 por parte del gobierno boliviano. 

Hace poco más de una semana, el director de la Agencia de Desarrollo del Cine y el Audiovisual Boliviano (Adecine), Germán Monje, indicó que ya se realizaron las gestiones para que el país pague la deuda que tiene con este programa internacional de fomento y que los cineastas bolivianos pueden postular a los nuevos fondos para la gestión 2023. Lo cierto es que hasta que no se pague lo que se debe, los proyectos de 2022, entre ellos Diamante, se quedan en el limbo.

La RAMONA conversó en Berlín con Jordán sobre su proyecto y los desafíos que le esperan para llevarlo a la pantalla grande. 

¿Cuál ha sido el camino que ha seguido Diamante y en qué etapa se encuentra? 

Nosotros estamos hace más de un año trabajando en el desarrollo del proyecto. Vengo escribiendo el guion ya hace bastante tiempo, pero como equipo empezamos a finales del 2021. Desde entonces ha sido bastante intenso, el feedback que hemos tenido hasta ahora es que Diamante tiene mucho potencial. Es creativo, tiene un tema nuevo. Ha tenido un arranque maravilloso. El proyecto ha participado en Ventana Sur, a la sección proyecta, y después tuvimos un año intenso visitando los mercados, encuentros de coproducción y residencias. El guion fue primero seleccionado por el ICLAB (Intercultural Creativity Lab) y hemos estado más que nada con el desarrollo de producción en Málaga, Locarno y Sørfond, entre otros. En todos los lugares que hemos estado, hemos ganado dos a tres premios.

¿Cómo llegas a ser seleccionada en la sección Talents de la Berlinale?

A finales del año pasado yo me encontraba un poco distanciada del guion, porque estábamos trabajando en la presentación del proyecto, la estrategia de producción. Yo tengo una co-guionista, Laura Ruggiero, que es argentina y está como mentora de la Berlinale hace unos cinco años. Si bien con ella hemos estado trabajando todo el año, también estaba bueno cómo encontrar miradas del texto más desde afuera. Decidimos aplicar al Script Station de la Berlinale y quedamos seleccionados entre los 10 primeros de todo el mundo, de un total de 203 proyectos. Para mí, eso fue un regalo. Fue un privilegio por los feedbacks, los trabajos que hemos tenido con los mentores. Antes del inicio del festival hemos trabajado 10 días online de manera muy íntima con el grupo de estos 10 proyectos. Lo que me gustó mucho fue que hubo una curaduría muy importante porque los proyectos resonaron mucho entre ellos.

Hay una especie de sensibilización para hablar la diversidad, de género, de la inclusión, que creo son temas que está abordando el festival. Así que para mí ha sido perfecto llegar acá poder hablar con la tutora, los compañeros y darme cuenta de las cosas que estaban trabando el guion. 

¿Cuál es el argumento de Diamante?

Diamante cuenta la historia de Petra, una chica que vive a las afueras de La Paz y que ama cantar trap y hip hop, principalmente en quechua. Pero vive en una familia muy tradicional, en su familia las mujeres están en la cocina, deben trabajar sirviendo a los hombres. Es bastante fuerte la tradición de usar la pollera y las trenzas. Ella tiene un fuerte rechazo a que le digan lo que tiene que hacer, al punto de que comienza a sentir una especie de presión y violencia y, a raíz de eso, comienza a sentir síntomas extraños en su cuerpo. El doctor le dice que estos síntomas son extraños y que lo que tiene es una enfermedad rara y que la heredó de su padre. Ella no sabe nada de él, solo que está muerto. Pero su madre luego le revela que su padre está vivo en La Paz. Saldrá en su búsqueda y descubrirá mucho más de lo que se imagina. 

Con todo el panorama que enfrenta ahora mismo el cine boliviano. ¿cómo te planteas trabajar para que tu proyecto avance al rodaje?

Estamos en un momento muy complicado en Bolivia. El tema es que hay un boom en el cine boliviano, estamos en foco en muchos países y en la industria internacional, pero no hay absolutamente ningún apoyo del Estado boliviano. Ni Adecine ni el Ministerio de Culturas ni nada. De hecho, están funcionando en contra del cine, no hay ley activa, pero tampoco pagaron Ibermedia. Solo con eso nos hacen retroceder nuestros procesos, estamos avanzando tan bien afuera y entonces se nos abren puertas y, al tener estos problemas, tenemos que retroceder. Porque en cine lo primero que tienes que tener es el apoyo de tu país, de esa forma consigues apoyo afuera. 

Nosotros fuimos preseleccionados en Ibermedia y ahora no hay resultados oficiales. Se viene la convocatoria de Ibermedia de la próxima etapa y no sabemos qué hacer. 

Pienso que Adecine debería hacer un informe concreto, no un post de Facebook. Estamos en el limbo con este proyecto porque teníamos un plan para este año. Teníamos que terminar el guion y comenzar la producción y no sabemos qué va a pasar.

¿Se puede buscar la coproducción y que el otro país asuma como proyecto?

El problema es que es un esquema en el que, si una cosa falla, comienza a fallar todo. Las coproducciones también necesitan del apoyo de los países.  Si no sale, vamos a tener que ver los medios para seguir adelante con el proyecto. 

Muchas veces, el apoyo que te da el Estado es reducido y muchas películas salen más que nada por el compromiso de sus directores, que buscan financiamientos… En ese contexto del cine boliviano, ¿qué lugar asumes como directora?

Seguro, si no hay Ibermedia, vamos a hacer lo que acostumbramos… hacerlo por nuestro lado, pero creo que no está bien acostumbrarse a algo que es tan negativo. Mi película habla de eso, habla de rebelarse ante las estructuras que oprimen y no dejan expresarte. Entonces, si bien puedo decir no importa, vamos a coproducir con Alemania o Francia y todo bien, me encuentro ante un hecho injusto. Creo que es importante no callarse y buscar un poco la unión entre cineastas y poder pelear juntos y lograr algo para todos. 

¿Cómo has vivido toda esta experiencia en la Berlinale?

Lo que mejor me ha hecho como realizadora ha sido encontrar a este grupo de gente tan talentosa que está con sus películas en festivales clase A. Me siento igual, pero siento que tienen una trayectoria buenísima. Reconocerme como parte de ese grupo ya es un premio. Lo que me gusta de los festivales son estas mini comunidades que se generan con proyectos resonando entre ellos. Los mismos mentores y guías son muy empáticos y se vuelven muy humanos y esos son los festivales que más me gustan.