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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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La asombrosa recreación del terror de la Norteamérica segregada

Reseña del primer episodio de ‘Lovecraft Country’, la serie de horror y aventura que se emite por HBO
La asombrosa recreación del terror de la Norteamérica segregada

El primer episodio de Lovecraft Country ha causado diferentes reacciones. Los entusiastas del terror y la aventura, en general han encontrado en HBO una receta ideal para mezclar distintos géneros y hacer un comentario racial pertinente tras uno de los veranos más conflictivos en materia de lucha por los derechos civiles que recuerda Estados Unidos. Pero por otra parte, hay muchos a los que no les hace gracia su planteamiento combativo.

Muchos mensajes racistas en redes sociales, reacciones de base de quienes ven que un producto protagonizados por afroamericanos en una época sin los avances que hoy vivimos tan solo fomenta la confrontación. Es decir, hay gente a la que no le gusta que le recuerden que Norteamérica fue un país muy inseguro para los negros, y resulta que los hechos acaecidos en verano, tan solo hacen el mensaje más relevante. Estados Unidos aún no es un lugar seguro para la gente diversa. 

Puede que a muchos les decepcione ‘Sundown’ porque deja claro que Lovecraft Country no es una serie sobre Lovecraft, sino una inspirada en un libro que juega con el nombre y creaciones del escritor, pero de una manera consciente. Sus libros existen en la ficción que propone. Sin embargo, aprovecha esto para acercarnos al pulp fiction de Edgar Rice Burroughs y otros autores. Incluso hay un cameo de El Conde de Montecristo. Es una especie de Sobrenatural de naturaleza semiantológica en el que caben todo tipo de entes sobrenaturales.

Es, cuanto menos, singular que el estandarte con el que se vende la serie es que “Lovecraft era racista” cuando lo que nos presenta la serie es un montón de ciudades en donde el racismo era hasta tal punto un modo de vida que no se permitía entrar en ellos a negros por la noche. Esto está creando una confrontación de obra y autor un tanto desatinada cuando, en realidad, pese a que algunos de sus miedos se argumentaban en esas ideas y pánico al extranjero, no es algo que defina su literatura y que no es explícito salvo en algunos extractos de obras muy concretas, como algunas descripciones o el poema ‘on the creation of n*ggers’ que aparece en la serie, pero que es uno de sus trabajos más desconocidos, marginales y ajenos a su universo.

Una confrontación que podría hacerse, sin embargo, en decenas de obras de aventuras colonialistas que tratan a los negros de áfrica como animales, quizá porque esa idea no nos resulta tan conflictiva en nuestro acomodo occidental a nadie se le ocurre retitular El libro de la selva de Disney Kipling country. Desde luego, afrontar el racismo de Lovecraft como lo hace la serie es mucho más inteligente que como lo hacen algunos análisis en redes y debates vacíos sobre si era “un poquito más racista o no” que otros autores de su época.

Lo que plantea la serie de Misha Green es un dibujo de la Norteamérica que hizo posible la literatura weird y pulp, habitualmente pensada y dirigida hacia un público blanco porque ni siquiera se planteaba la posibilidad de que “the colored” leyeran libros y fantasía. Lo que hace es dibujar un mapa de ese país, el mismo que ahora y cómo estaba pensado para que los hijos de los esclavos no se mezclaran con el resto. Y lo hace a través de un personaje que adora esa literatura que no está pensada para él y que le pone en una tesitura tan incómoda como saber que tu autor favorito te odia. 

Road Movie por el Jim Crow Country

Atticus Freeman (Jonathan Majors) se dispone a encontrar a su padre desaparecido con la ayuda de su tío George (Courtney B. Vance) autor de una guía similar al Green Book real que ayudó a los negros a viajar con seguridad a través de América en la era Jim Crow. La amiga de la familia y fotógrafa Letitia (Jurnee Smollett) se une a su viaje a un siniestro lugar de Nueva Inglaterra que no aparece en los mapas. Pero lo que busca Green es mostrar esa américa real, de la forma más honesta posible. 

En su viaje Atticus y compañía se encuentran en un pueblo en el que los negros no pueden estar al anochecer, un contraste con la aterradora tradición de los “Sundown Towns” de la vida real, que refleja el peligro verdadero al que se enfrentaron los negros a mediados de la década de 1950 y mucho antes. El Museo del Holocausto Negro de Estados Unidos marca el comienzo de las ciudades del atardecer alrededor de 1890, durante la Era de la Reconstrucción.

Estos municipios fueron creados por estadounidenses blancos en todo el país, solo para personas blancas. En 1930, 44 de los 89 condados a lo largo de la Ruta 66 eran Sundown Towns, al viajar por ella, los negros sabían que debían evitar los negocios que tenían las K en el título como “Kozy Kottage Kamp” porque indicaba que se trataba de establecimientos del Ku Klux Klan. También había carteles de “Propiedad estadounidense”, lo que significa que no son propiedad de Inmigrantes.

La historia y la existencia actual de algunas de estas ciudades agrega otra capa de inquietud al ver Lovecraft Country, que juega de forma brillante con este concepto, creando una clara sátira con el metafórico monstruo de la semana: un grupo de monstruos-vampiros merodeadores que solo aparecen después del anochecer.