Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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El artista Tsuguharu Foujita en Bolivia (I)

Uno de los más artistas más importantes del siglo XX no solo visitó Bolivia en 1932, sino que durante su estancia en La Paz produjo pinturas y dibujos que hoy se cotizan a elevados precios en el mercado internacional de arte  
 “Le chat bolivien”. (La Paz, 1932) y “Madeleine” (La Paz, 1932), obras de Tsuguharu Foujita. CORTESÍA
“Le chat bolivien”. (La Paz, 1932) y “Madeleine” (La Paz, 1932), obras de Tsuguharu Foujita. CORTESÍA
El artista Tsuguharu Foujita en Bolivia (I)

El nombre del artista Léonard Tsuguharu Foujita (1886-1968) puede causar cierta incertidumbre en nuestro tiempo, incluso entre los estudiosos del arte.  No obstante, durante la primera mitad del siglo pasado, fue uno de los de mayor fama y prestigio mundial por una obra pictórica y dibujística en la que se conjugaban las tradiciones japonesa y europea con un lenguaje muy personal inscrito en las vanguardias artísticas de la época.  Como uno de los miembros más destacados de la Escuela de París, hacia mediados de la década de 1920 Foujita había alcanzado la cima del mundo artístico con rotundo éxito ante la crítica y los ámbitos comerciales, como lo prueban la inclusión de 6 de sus obras en el prestigioso Salón de Otoño de París en un periodo de tan solo tres años y su nombramiento, en 1924, como miembro de la Academia de Artes de Tokio y, en 1925, su condecoración con la Orden del monarca belga Leopold y de la Legión de Honor de Francia.  Asimismo, desde su llegada a Montparnasse en 1913, el excéntrico artista japonés se había establecido como uno de los protagonistas de la agitada bohemia parisense, compartiendo toda suerte de aventuras con artistas ya consagrados como Pablo Picasso, Henri Matisse, Amadeo Modigliani, Juan Gris, Chaim Soutine, Fernand Léger y Diego Rivera, además de poetas e intelectuales de renombre.  Ninguno de estos antecedentes pudo evitar, sin embargo, que para finales de esa década Foujita se haya visto obligado a abandonar el país acosado por una deuda de impuestos impagos por las millonarias ventas de sus trabajos. Como consecuencia, en 1931, Foujita inició un recorrido itinerante de casi tres años por varios países del continente americano llegando a Bolivia en agosto de 1932. 

Como en otros países, durante su estadía en La Paz el artista realizó una exposición de su obra que fue instalada en la galería de arte del Círculo Militar, recibiendo elogiosos comentarios en prensa de parte de intelectuales bolivianos como Fernando Diez de Medina y Roberto Prudencio.  Asimismo, de acuerdo a su fama de artista prolífico e inquieto, continuó produciendo cuadros que fueron debidamente firmados señalando a La Paz como su lugar de elaboración. Tal es el caso de obras que pasaron silenciosamente al mercado internacional de arte, entre las cuales la más importante parece ser una versión de sus famosos autorretratos en posición sedente en su taller, titulada “Autoportrait dans l’atelier”, que hoy forma parte de la colección Kenzo Matsumura.  Otras obras del artista producidas en Bolivia son tres pinturas correspondientes a una colección privada que fueron cotizadas por la prestigiosa casa de subastas Christie´s en Nueva York en 2019: “Le chat bolivien”, “Nature morte aux poissons” y “Madeleine”. La noticia de su exposición en La Paz así como la existencia de obras firmadas en Bolivia dan a suponer que quizás otros dibujos y pinturas de Foujita permanezcan en colecciones locales.  

En la actualidad la obra de Foujita es parte de algunas de las más importantes colecciones de arte moderno de museos de países como Japón, Francia, EEUU, Inglaterra, Brasil y Argentina.  La importancia que tuvo el artista se encuentra corroborada, además, por los precios que sus pinturas, dibujos y grabados han adquirido en el mercado internacional del arte. Basta revisar, por ejemplo, el catálogo digital de Christie´s en el que cuadros de sus variados periodos se encuentran estimados en precios que oscilan los Sus. 150.000 y los 15.000.000 así como el valor actual que tiene cada uno de los 500 libros de grabados de gatos que publicó en Nueva York en 1930. Asimismo, puede corroborarse la realización de varias exposiciones conmemorativas de su efigie en Japón y Francia durante la última década, mismas que han contribuido a rescatarla del olvido.  Otros indicadores no deleznables de la importancia que tuvo y tiene el artista son las referencias a su nombre y a su vida en la obra de literatos como el nobel japonés Kawabata Yasunari o la edición en Europa, EEUU y Japón de más de una decena de libros dedicados a recopilar tanto su prolífica obra como su agitada existencia.  Como colofón de estos certificados de la fama y la importancia de quien en su día fue el artista asiático más conocido en el mundo se encuentra una película biográfica franconipona centrada en su vida sentimental estrenada en 2015 bajo el sencillo título de “Foujita”.   

Ante estas informaciones, caben cuestionamientos como los siguientes: ¿Existe algún otro artista moderno de tal prestigio internacional que haya pisado suelo boliviano y que haya producido una parte - aunque sea mínima- de su obra en nuestro territorio? ¿Cuál fue el destino de las obras que expuso y vendió en su exposición en el Circulo Militar de La Paz? ¿Existen todavía obras de Foujita que permanezcan en colecciones locales? Estas y otras cuestiones acaso más interesantes como su documentada relación de amistad con el pintor potosino Cecilio Guzmán de Rojas iniciada en Francia en 1920, la inclusión de elementos andinos en una de sus pinturas producidas en Bolivia, sus impresiones sobre nuestro país registradas en entrevistas y memorias y su interrelación con artistas e intelectuales locales durante su estancia en La Paz, son algunas de las cuestiones que serán tratadas en una siguiente entrega. 

Investigador en artes y artista