Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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El arte en el proyecto nacionalista y la creación del Museo Nacional de Arte (I)

En esta primera parte, resulta importante conocer el contexto de la creación de esta institución oficial, tanto para el análisis y valoración de su historia y su desarrollo, como para la reflexión acerca de su presente y futuro en el marco del Estado Plurinacional
El Museo Nacional de Arte es un símbolo cultural de Bolivia.     MNA
El Museo Nacional de Arte es un símbolo cultural de Bolivia. MNA
El arte en el proyecto nacionalista y la creación del Museo Nacional de Arte (I)

El Museo Nacional de Arte (MNA) se creó en 1960 en un contexto particular de fomento a las artes y a la cultura promovido como parte del proyecto nacionalista del gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).   Su surgimiento en la década sucesiva a la Revolución Nacional de abril de 1952 no fue, entonces, accidental, sino que se encuentra vinculado a diversos antecedentes relacionados con la ideología del periodo.  En este entendido, resulta importante conocer el contexto de la creación de esta institución oficial, tanto para el análisis y valoración de su historia y su desarrollo, como para la reflexión acerca de su presente y futuro en el marco del Estado Plurinacional.

La década de 1950 fue un periodo particularmente importante en la conformación de aquello que desde la historiografía oficial es conocido como una “cultura nacional”.  En casi todas las disciplinas artísticas este es un periodo de renovación y de institucionalización.  En el campo de las artes plásticas, en este tiempo se registra un agotamiento de la estética indigenista marcado simbólicamente por dos hechos acaecidos en 1950: el suicidio de su principal representante e impulsor desde la Escuela de Bellas Artes de La Paz, el pintor Cecilio Guzmán de Rojas, y la partida del país de otro de sus cultores principales, el lituano Juan Rimsa, quien había desempeñado una función fundamental en la formación de una siguiente generación de artistas en Sucre y La Paz. Este “fin” del indigenismo, se vería propiciado asimismo por la llegada tardía al país de dos corrientes de las vanguardias del arte moderno en los pinceles de artistas de entre 20 y 30 años: el abstraccionismo y la pintura social.  Tanto por sus cultures como por la historiografía sucesiva, ambas corrientes serían enfrentadas en un debate en torno al rol que el arte cumple en la sociedad. 

Este también es el periodo de surgimiento de la teoría del arte en Bolivia. Aunque en décadas previas se habían publicado escritos breves de temática artística en periódicos y revistas, los primeros libros dedicados exclusivamente al asunto aparecerían en este periodo.  La primera publicación de relevancia es el libro “Arte contemporáneo. Pintores, escultores y grabadores bolivianos” de Rigoberto Villarroel Claure, una recopilación de escritos de prensa de carácter analítico y crítico sobre la obra de una treintena de artistas.  Publicado en abril de 1952, en este libro Villarroel identifica en su época un “anhelo saludable de renovación artística”, mismo que en su criterio constituye una superación del “decorativismo” indigenista que permite la incorporación del arte boliviano a “la categoría de arte americano”.  

El segundo hito inicial en la formación de una teoría del arte local, y quizás más importante por su extensa repercusión, es la publicación, en 1956, del famoso “Holguín y la pintura alto peruana del virreinato”, por parte de los jóvenes arquitectos e historiadores José de Mesa y Teresa Gisbert. Este trabajo, publicado por el gobierno nacionalista a través de la alcaldía de La Paz, consolidará plenamente en nuestro país el interés por la pintura virreinal que había iniciado en Potosí en la década de 1930 y coadyuvará al establecimiento de este arte como objeto de estudio, afiliándose a las investigaciones sobre el barroco andino arquitectónico y a la teoría de un estilo “mestizo” vigentes desde la década de 1940 en las academias de España, Argentina, EEUU y Perú.  Se trata, sin lugar a dudas, del primer estudio serio sobre el arte en Bolivia, al sustentarse en una metodología positivista basada en la revisión de documentación histórica, trabajo in situ de registro de obras del patrimonio cultural boliviano ubicadas en zonas urbanas y rurales de la zona andina y el análisis y lecturas sustentadas en la teoría del arte.   

Otro antecedente de importancia para la proyección de un museo nacional será el rol particular que la alcaldía de La Paz otorgaría a los ámbitos de la cultura y el arte.   Como apunta la historiadora del arte argentina Carla Guillermina García en su ponencia “La alcaldía de La Paz y los contornos de lo autóctono (1953-1956)”, entre 1953 y 1956 la gestión del munícipe Juan Luis Gutiérrez Granier concretaría el proyecto nacionalista del MNR en el ámbito cultural mediante diversas acciones concretas entre las cuales la más determinante resulta la creación, en 1953,  de la Dirección Municipal de Cultura (cargo asignado al intelectual Jacobo Libermann, alegado del presidente y líder de la revolución Víctor Paz Estensoro), dependencia desde la cual se crearían la prestigiosa revista de artes y letras “Khana”, se gestaría la  colección “Biblioteca Paceña” en la que se incluiría el famoso “Holguín” de los Mesa-Gisbert, y se establecería el “Salón Municipal de Artes Plásticas Pedro Domingo Murillo”, entre otras acciones.   Paralelamente, según corroboran los estudios de la investigadora, el municipio impulsaría mediante diversas actividades la práctica de un arte popular vinculado a la artesanía indígena tratando de incorporar sus productos al mercado turístico. En este ámbito, resulta de importancia la realización de la “Exposición de artesanía popular indo mestiza” de 1955, misma sobre la cual se proyectaría la creación de un museo dedicado a la artesanía boliviana y a colecciones de arte mobiliar prehispánico incautadas en la época.   En este ámbito, un suceso que puede considerarse como un antecedente ineludible para el establecimiento de un museo nacional lo constituye el proyecto de creación del Museo de la Cultura Boliviana “Emeterio Villamil de Rada” en el cual, de acuerdo a la ordenanza municipal redactada para su concreción, debían incluirse colecciones de obras precoloniales, coloniales, de arte popular, de arte moderno, de la cultura aymara y de otros grupos étnicos, de instrumentos musicales y de hombres representativos paceños, además de una biblioteca especializada. 

Investigador en Arte y Artista