Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Ariel Magnus y su juego de espejos en ‘Doble vida’

Sobre la más reciente novela del escritor argentino, editada por la editorial El Cuervo.
Portada de ‘Doble vida’ del autor argentino Ariel Magnus. CORTESÍA
Portada de ‘Doble vida’ del autor argentino Ariel Magnus. CORTESÍA
Ariel Magnus y su juego de espejos en ‘Doble vida’

«No hay quizá peor tragedia que la que viene sucediendo desde antes de que uno se entere. Mientras que la tragedia repentina pega y se va, dejándonos entre sus escombros, ya de cara a la reconstrucción, la tragedia largamente amasada añade, a la incertidumbre sobre el futuro, el vacío casi más angustioso de un pasado de pronto lleno de anuncios posibles, indicios que uno no quiso ver, años de vivir en una mentira». Con esas palabras, el escritor argentino Ariel Magnus abre Doble vida. Una novela engañosa (Editorial El Cuervo, 2022).

Se trata de un librito tan breve como dinámico. Cada capítulo comienza con una reflexión sobre la tragedia y sus golpes insospechados, y termina con un diálogo revelador que le da un giro impredecible a la trama. Y entre esa introducción y esa sorpresa, conocemos la historia de Anoush Sedanian. Es una mujer de ascendencia armenia, tan bella como exitosa en su negocio, cuya vida cambia para siempre un viernes cualquiera, cuando su esposo, Filippo Alexis Dimitrópolus, le confiesa como si nada que le es infiel. Pero no se trata de una simple aventura, pues incluso le dice que tiene una hija (algo que Anoush no había querido darle).

La historia que gatilla esa confesión está contada con tantos giros y sorpresas que, por momentos, da la impresión de que Magnus se presta los trucos y mecanismos de una novela policial.

Anoush trata de deshacer el enredo en el que se ve metida, pero al hacerlo acaba enredándose a sí misma —esta vez por su cuenta— en un problema incluso más intrincado. Mientras todo esto ocurre, reflexiona sobre la doble vida de su marido y sobre las vidas falsas que ella misma llevaba (aunque en su caso se dieran solo en el plano de la fantasía, como todo le pasa a todo el mundo). Así, se da cuenta de que también «su vida concreta se había revelado como falsa, sin que por eso las falsas se revelaran como concretas. Había llevado una doble vida en la que ambas era imaginadas».

Pero a pesar de que la historia de Anoush es una pequeña tragedia, y a pesar de estar escrita con una prosa mesurada, está contada un humor elegante y sutil que la hace entretenidísima. Es uno de esos libros que atrapan de inmediato, que se leen de un tirón.

Sin duda, Magnus es un autor inteligente. Y esto se nota no solo en sus reflexiones y su mirada atenta al contexto de sus personajes, sino también en su manera de jugar con el lector y sus sospechas. Tiene una capacidad brillante para engañar (y darle vueltas al engaño), sobre todo si se toma en cuenta que lo consigue en muy pocas páginas.

«Si la tragedia fuera aquello que vemos venir y no podemos hacer nada por detener, ni siquiera distraernos más o menos deliberadamente de su evidencia y hasta inminencia, entonces lo más probable es que aún estuviera por ser inventada, o que sucediera con tanta frecuencia que ni nombre tendría», escribe Magnus, que entiende el peso de lo inesperado para que una tragedia sea tal, «porque siempre logra sorprendernos a último momento, como si ni ella misma supiera hacia dónde estaba yendo, o solo conociera a grandes rasgos la dirección, nunca el lugar donde finalmente termina impactando».

En 2021, también de la mano de El Cuervo, se publicó en Bolivia la traducción del alemán que Ariel Magnus hizo de la maravillosa novela El idioma de la lluvia, de Roland Schimmelpfennig. Pero el trabajo de Magnus no se limita al de la traducción (del alemán, del inglés y del portugués), sino que es un autor con varios libros publicados. Y da gusto que El Cuervo lo publique en el país y nos permita conocerlo ahora como escritor.

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