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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Los hijos que engrandecieron al valle

Los hijos que engrandecieron al valle


La grandeza de un pueblo está determinada, sin duda, por sus ilustres y prominentes hijos, que, tal cual señala el himno de Quillacollo, “abren surcos, henchidos de afán, con honrado trabajo, prolijos, aseguran su hogar y su pan”. Quillacollo, al igual que otras ciudades del mundo, forjó en su cuna a destacadísimos músicos, pintores y escritores, que son referentes del arte y la historia del país.



TEÓFILO VARGAS

El músico quillacolleno Teófilo Vargas (1866-1961) es, sin duda, una de las mayores joyas de la música para la provincia y el país. Su genialidad es reconocida hasta el día de hoy por importantes figuras del mundo musical.

Fue el papa Pío X, quien, a través de una bula (documento pontífico), ordenó que todas las iglesias católicas del mundo interpreten la música religiosa de Vargas. Asimismo, el reconocido compositor, director de orquesta y crítico austriaco Kurt Pahlen calificó a Vargas como “el padre de la música boliviana” y el “Bach de América”, refiriéndose a uno de los más grandes compositores de todos los tiempos, el alemán Johann Sebastian Bach.

Sin embargo, las grandes partituras de este maestro no pudieron ser popularizadas en su región debido a la complejidad de su composición. Es por esto que solo los temas más simples, como “Verbenita” o “Primer amor” (más conocida por la interpretación del grupo Amaru) son, hasta el día de hoy, los más reconocidos.



EL “PINTAMONOS”

Uno de los pocos pintores quillacolleños inclinados al arte sacro y barroco fue don Antonio Quiroga y Torrico, más conocido por sus amigos como el “Pintamonos”, apodo ganado durante un trabajo con el clero de Cochabamba.

Quiroga fue encomendado para retratar a los curas de la época en posición de los 12 apóstoles en la Última Cena. Para realizar su trabajo, éste instruía a los religiosos diciendo: “Te vas a sentar ahí como mono... para que te pintemos”. Esta reiterada instrucción fue escuchada por un cura, quien lo apodó como el “Pintamonos”.

“Él nos contaba: ‘Pero me he vengado. Ese cura des... , me ha pagado su atrevimiento, porque yo le pinté su rostro en el cuerpo de Judas”, cita el profesor de música Carlos Vargas, recordando las palabras del artista y la pintura que hasta el día de hoy es guardada en el templo de San Francisco.



Óscar rojas

Quién no recuerda a don Óscar Rojas Caballero, uno de Los Brillantes, que deleitó e hizo bailar a generaciones con sus memorables taquiraris, cuecas y bailecitos. Con acordeón, piano y marimba mexicana, don Óscar Rojas brilló desde muy joven siendo el eterno estudiante destacado de la Escuela Nacional de Mestros “Mariscal Sucre”, adonde retornó como docente.

Como hijo de otro hábil músico, sus conocidos recuerdan anécdotas como aquellas noches en que su padre, al calor de las copas, se dormía en plena “tocada” y era Óscar quien tomaba su lugar para continuar el entretenimiento, sin que nadie se percatara del cambio.



ARTURO SOBENES

“Un timbre claro, elegante y expresivo”. Así describe la revista Pentagrama del Recuerdo la voz del cantautor sipesipeño Arturo Sobenes Rico, quien fue uno de los músicos más destacados de su época, que recorrió escenarios y casas disqueras internacionales.

Boleros, bambucos, valses, zambas y hasta merengues cautivaban al público internacional, mientras que en Bolivia los suyos disfrutaban sus más de 50 composiciones, con temas como el taquirari "Bohemio", el carnaval "Pan de arroz", la ranchera "El caminante", la balada "Amar con el corazón" y la cueca "¡Adelante Wilstermann!".



HUGO BOERO ROJO

Escritor, enciclopedista y cineasta, Hugo Boero Rojo es un literato e investigador muy notable del país. Aunque muchos lo creían paceño, Boero tiene su cuna en el municipio de Vinto, de la provincia Quillacollo.

El Diccionario Cultural Boliviano del Museo del Aparapita destaca brevemente su trayectoria, que inició como estudiante de ciencias exactas en la Universidad Católica de Chile y derecho en la UMSS de Cochabamba. Fue un periodista que en sus inicios se ligó a El Mundo (1959), y fue fundador del Centro Cultural Edmundo Camargo (1965). Dirigió las revistas Thinkuna (1964), Clarín Internacional (1965-1968) y Confirmado internacional (1968-1975). Fue docente universitario, miembro de la Academia Boliviana de la Lengua (1991) y, como cineasta, tiene varias producciones, entre ellas “El Lago sagrado” (1981).



DANIEL SALAMANCA UREY

Abogado y político boliviano, Daniel Salamanca Urey nació en Collpapampa (Colcapirhua) y fue presidente constitucional de la República, en 1931. El "hombre símbolo" se lo llamó por el respeto que despertaba su sobriedad, honradez y capacidad intelectual.

Su mandato marca la historia del país por la pérdida de la Guerra del Chaco (1932 - 1935). La revista “Bolivia. Cuentos y Costumbres” señala que a Salamanca le tocó un rol dramático en este episodio de convencer al país que la guerra era un imperativo nacional.



FRANCISCO SOSSA SANABRIA

El cuentista quechuista del Valle Bajo Franciso Sossa Sanabria fue también uno de los compositores más queridos que dejó, entre otro temas, "La pulguita", más conocida como "Calzón de seda", y que hoy se ha convertido en la canción tradicional de los matrimonios vallunos.