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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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LA PLATA EXTRAÍDA DE LAS MINAS DE POTOSÍ FORTALECIÓ LA ECONOMÍA DE BOLIVIA DURANTE MUCHOS AÑOS. SU POBLACIÓN LLEGÓ A SUPERAR A LA DE PARÍS EN 1625

La riqueza del Cerro Rico trascendió las fronteras

La riqueza del Cerro Rico trascendió las fronteras

El Cerro Rico de Potosí es el ícono de este departamento y representa la bonanza que alcanzó durante la Colonia. JOSÉ NOVILLO G.



¡Vale un Potosí! Esta frase fue conocida durante la Colonia por la gran riqueza que tenía este departamento. Miguel de Cervantes Saavedra acuñó este dicho español en su monumental obra "Don Quijote de la Mancha".

La inmensa riqueza del Cerro Rico convirtió a la ciudad de Potosí en una de las más pobladas del mundo durante la Colonia, superando a París, Sevilla y Londres.

Sin embargo, y pese a que Potosí abasteció de riqueza a Europa y generó ingresos para todo el país, en la actualidad es uno de los departamentos más olvidados de Bolivia.

BONANZA

Para 1570, tan sólo veinticinco años después de su nacimiento, la población de Potosí ya era de 50 mil habitantes. Inicialmente se constituyó como un asiento minero dependiente de la ciudad de La Plata, pero tras una larga lucha por conseguir su autonomía, adquirió el rango de ciudad el 21 de noviembre de 1561 mediante una capitulación expedida por el entonces virrey del Perú Diego López de Zúñiga y Velasco.

Mediante esa capitulación, la ciudad recibió el nombre de Villa Imperial de Potosí y adquirió el derecho a elegir a sus autoridades.

La inmensa riqueza del Cerro Rico y la intensa explotación a la que lo sometieron los españoles hicieron que la ciudad creciera de manera asombrosa. En 1625 tenía ya una población de 160 mil habitantes, por encima de Sevilla (España) y mayor aún que París (Francia) o Londres (Inglaterra).

Los españoles que vivían en la ciudad disfrutaban de un lujo increíble. A comienzos del siglo XVII Potosí ya contaba con 36 iglesias ornamentadas; otras tantas casas de juego y 14 escuelas de baile. Había salones de baile, teatros y tablados para las fiestas que lucían riquísimos tapices, cortinajes, blasones y obras de orfebrería. De los balcones de las casas colgaban damascos coloridos.

Apuntes.

Gran urbe

En 1625 Potosí tenía 160 mil habitantes, mucho más que Sevilla (España) y París (Francia).

Lujos

Los españoles que vivían en esta ciudad gozaban de grandes lujos, gracias al auge de la plata.

Explotación

La población indígena sufrió una explotación infrahumana. Decenas de miles de indígenas fueron sometidos

a la mita, un sistema de esclavitud cuyo uso intensificaron los españoles. Se estima que hasta 15 mil indígenas murieron en la explotación de la plata, entre 1545 y 1625.

Del auge de la plata y del estaño a la decadencia

La producción de plata llegó a su punto máximo alrededor del año 1650, momento en el cual las vetas empezaron a agotarse. En 1719 una epidemia de tifoidea mató a cerca de 22 mil personas, y otras tantas abandonaron la ciudad. Para 1750 la población se redujo a 70 mil habitantes. Treinta años después cayó a 35 mil habitantes. 

Desde 1776 Potosí, como todo el Alto Perú, pasó a formar parte del Virreinato del Río de la Plata, por lo que la plata dejó de embarcarse a España por el puerto de Arica y empezó a llevarse por el de Buenos Aires.

Al estallar el movimiento de independencia, la población había descendido a tan sólo 8.000 habitantes.

Lo que salvó a Potosí de convertirse en un pueblo fantasma fue la producción de estaño, un metal al que los españoles nunca le dieron importancia. La explotación se inició durante la primera mitad del siglo XIX. Pero, a principios del siglo XX, la sobreproducción hizo que los precios internacionales cayeran, por lo que Potosí volvió a hundirse en la pobreza.

ESCLAVOS

Con el agotamiento de trabajadores indígenas, los colonizadores importaron hasta 2.000 esclavos africanos por año para trabajar en las minas. Los esclavos también fueron usados como acémilas humanos; era más barato reemplazar un esclavo que un burro.

El descubrimiento de la veta más rica de plata

Una versión de la Historia señala que las vetas de plata fueron descubiertas de forma casual, una noche del año 1545, por un pastor quechua llamado Diego Huallpa, que se perdió mientras regresaba con su rebaño de llamas. Decidió acampar al pie del Cerro Rico y encendió una gran fogata para abrigarse del frío. Cuando despertó por la mañana, se encontró con que, entre las brasas humeantes de la fogata, brillaban hilillos de plata, fundidos y derretidos por el calor del fuego. El 1 de abril de 1545, un grupo de españoles encabezado por el capitán Juan de Villarroel tomaron posesión del Cerro Rico, e inmediatamente establecieron un poblado.

Según otra versión, los Incas ya conocían la existencia de plata en el cerro, pero cuando el emperador Inca intentó comenzar la explotación, éste lo expulsó mediante una estruendosa explosión.