Una boliviana fue víctima de feminicidio en Perú. Felicidad Pizarro Morales, de 31 años, fue encontrada sin vida en la sala de su vivienda el pasado 30 de octubre. El cónsul de Bolivia en Lima, Perú, Jorge Ledezma, busca contactar a sus familiares debido a que nadie reclamó el cuerpo de la víctima.

Según las investigaciones, Felicidad falleció unos tres o cinco días antes del hallazgo de su cuerpo. En ese tiempo, sus cuatro hijos de 13, 9, 7 y 3 años, tres de su primera relación y una de la última, se quedaron encerrados en una habitación.

El principal sospechoso del feminicidio es Hilsen S., de nacionalidad peruana. Es el padre de su hija menor. El hombre se encuentra detenido por el presunto delito de feminicidio. 

Medios locales dieron a conocer que uno de los hijos de Felicidad declaró que vio cuando Hilsen acabó con la vida de su madre; sin embargo, luego cambió de versión presuntamente porque fue presionado. Dijo que su mamá se cayó y perdió la vida. Los vecinos contaron que el sindicado era celoso y la agredía físicamente. 

Los hermanitos fueron separados; dos se encuentran con la familia paterna y dos en un albergue. En tanto, el cuerpo de Felicidad continúa en la morgue de la ciudad de Iquitos. 

El Consulado de Bolivia en Lima tomó conocimiento del caso el 25 de octubre. Desde entonces, buscan a los familiares de la victima. Ledezma dijo que Felicidad  era oriunda de la provincia Azurduy de Chuquisaca. Vivía en el barrio María del Carmen. Esa información está siendo socializada a fin de dar con personas cercanas a la mujer victimada en Perú, quienes pueden comunicarse al WhatsApp +59176447590 o constituirse a la Cancillería del Estado. 

BOLIVIANAS EN EL EXTERIOR

Dora Cruz, María Leidy Barriga, Patricia Rendón, Silvia Kelly Vaca y Felicidad Pizarro son los nombres de las mujeres bolivianas asesinadas en el exterior en lo que va de este 2022. 

Las víctimas migraron en busca de oportunidades, pero les arrebataron sus sueños. Los crímenes se registraron en Argentina (2), Chile, Estados Unidos y Perú.

Uno de los principales problemas para las familias de victimadas en el exterior tiene que ver con el tema económico. Las repatriaciones de los cuerpos suelen realizarse con ayuda de las autoridades, pero los trámites no son inmediatos y eso aflige a los dolientes. También les preocupa que los crímenes queden impunes puesto que ellos no pueden realizar viajes constantemente por cuestiones económicas y, de esa manera, realizar el debido seguimiento a fin de conseguir una pena justa.