Con una emotiva misa, recuerdan un año de la muerte del arquitecto Ariel Rodríguez Orellana.

La celebración eucarística se realizó en inmediaciones de una urbanización de Chacacollo, donde hallaron los restos óseos del joven, en Sacaba.

Sus familiares frecuentemente le llevan flores a ese lugar, donde armaron una apacheta. A un año del asesinato, sus seres queridos no han recibido los resultados genéticos ni sus restos óseos para despedirlo y darle cristiana sepultura.

La esposa y padres de Ariel no encuentran consuelo. Sus vidas cambiaron desde el 23 de octubre de 2020, cuando el arquitecto salió de su vivienda en su camioneta a una reunión laboral, pero no volvió más. El 19 de marzo de este año, encontraron los restos óseos calcinados de la víctima en Chacacollo, muy cerca de casa donde lo habrían asesinado.

A siete meses del hallazgo, los restos óseos no fueron entregados a la familia ni avanzaron las pericias genéticas. Los dolientes piden celeridad en ese proceso para despedirlo y darle descanso.

Bolivia no cuenta con la tecnología para esa pericia, considerando el estado en el que fueron encontrados los restos, y solicitó ayuda de Argentina.

“Hay una pericia que no tenemos la capacidad de hacer por la cantidad apenas de dos centímetros de hueso que hemos podido colectar. Por ello, se ha establecido un requerimiento para realizarse (la pericia) en laboratorios de alta tecnología de Argentina, estamos aguardando ese trámite. Aún con lo que se tiene, en el ámbito investigativo penal tenemos la convicción de que se trata del arquitecto y tenemos identificados a los partícipes del hecho”, informó la fiscal departamental de Cochabamba, Nuria Gonzáles.

Por el asesinato, hay siete personas con detención preventiva. Edwin C.B. (expareja de la hermana de Ariel), Lucio A.M., Cristian Q.O., Brayan Q.B., Erika Beatriz V.G. y otros dos hombres más que fueron detenidos hace unas dos semanas; uno en posesión de la camioneta de la víctima en Villa Montes y otro está siendo vinculado a la venta del motorizado.

 Edwin sería el principal autor, quien habría planificado el crimen por “venganza”. 

Ariel fue asesinado cuando esperaba la llegada de su primer bebé, a quien le puso nombre, pero no pudo conocerla. Su niña nació tras que hallaran sus restos óseos. Su esposa lo sueña y, desde el 23 de octubre de 2020, no ha descansado buscando justicia. La familia pide pena máxima para los asesinos y celeridad en las pericias para que Ariel descanse en paz.