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  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
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Betsabé fue asesinada a la hora de su último chat y cerca de su hogar

El policía Adán Mina Alanes, condenado por feminicidio, sacó el cuerpo de la que era su enamorada en su auto, a las 22:41. Los restos óseos hallados en Maica Chica son de la víctima.

Vecinos y amigos encienden velas para Betsabé en su velorio, en Quillacollo. FOTO: Noé Portugal
Vecinos y amigos encienden velas para Betsabé en su velorio, en Quillacollo. FOTO: Noé Portugal
Betsabé fue asesinada a la hora de su último chat y cerca de su hogar

“Me ha quitado lo que más quería en este mundo, mi bebé. Es un maldito, ¿Por qué destruyó mi familia?”, estalló en llanto este lunes la madre de Betsabé Mara Alacia Z., mientras su esposo salía del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) sosteniendo un ataúd pequeño color blanco, símbolo de pureza al tratarse de una joven soltera, con los restos de su hija.

Vecinos y amigos se aproximaron a la vivienda de Betsabé para despedirse de ella y expresar sus condolencias a la familia en el velorio, a unas horas de su entierro. La joven, de 24 años, fue asesinada por el teniente Adán Boris Mina Alanes, su enamorado. El oficial, de 34 años, fue condenado a 30 años de cárcel en El Abra tras someterse a un proceso abreviado declarándose autor confeso del delito de feminicidio, este domingo.

Betsabé murió a las siete horas de haber salido de su casa y a unos 300 metros de su hogar, el 11 de agosto. El último mensaje que ella envió, a través de WhatsApp, fue a su amiga y le dijo “(estoy) en la casa de Boris y no deja que me vaya”, a las 20:57. Una hora y 44 minutos después, el teniente salió de su vivienda en su vehículo y ya tenía el cadáver de la joven en el asiento que está detrás del conductor, de acuerdo con su declaración informativa y las cámaras de vigilancia del lugar. Se presume que la mató cerca de las 22:00.

SU DESAPARICIÓN Y ASESINATO Betsa, como la llamaban algunas amistades, salió de su vivienda para encontrarse con Adán Boris tras que él le insistiera porque su relación no atravesaba por un buen momento, al promediar las 15:00.

Betsabé le contó a su amiga que encontró al policía en estado de ebriedad, según el mensaje que le envió por WhatsApp, a las 18:49. Luego, le dijo que lo descubrió hablando con otra, que no la dejaba irse, que se ponía a llorar y no le mostraba (el teléfono), a las 20:00. Como media hora después, le indicó que estaba con un arma y que se encontraba nerviosa.

Su amiga le escribía pidiéndole que le responda, que le dé su ubicación y que le diga qué estaba haciendo, pero la joven no respondía con rapidez presuntamente por la situación en la que se encontraba.

De acuerdo con la versión del teniente, Betsabé lo increpó por unos mensajes que vio en su celular, mientras él había ido al baño. Ella quiso retirarse, pero el policía le pedía que hablaran y solucionaran sus problemas. Luego, él le dio su arma diciéndole que antes de irse lo matara y la discusión continuó hasta que, según su declaración, la joven le dijo que no iba a matarlo y que prefería matarse ella, y que habría tomado el arma poniéndolo a la altura de su sien y disparó. “No tenía en cuenta que el arma estaba cargada. Salió un tiro y ella se fue directamente a la cama. Del susto no sabía qué hacer y la envolví entre las colchas. Hice hora y no sabía qué hacer en mi cuarto, hasta que decidí meterla a mi auto, ya no había nadie en la calle”.

Sin embargo, el supuesto suicidio fue desvirtuado por los estudios. “Betsabé no se mató, eso se ha podido establecer. El orificio de entrada fue por la nuca y el de salida por la boca”, dijo el abogado de la familia de la víctima, Percibal Garrón.

Al respecto, el director nacional del IDIF, Ándres Flores, informó que Betsa murió a consecuencia de “un disparo de proyectil de arma de fuego en la cabeza y la trayectoria condiciona la participación de una segunda persona”. Explicó que la trayectoria de la bala va de arriba hacia abajo, de derecha a izquierda y de atrás hacia delante.

SUS RESTOS ÓSEOS Y EL CRUCIFIJO El teniente puso el cuerpo de Betsabé en su movilidad y salió de su vivienda, a las 22:41. Se percató que no tenía combustible y fue a un surtidor de Quillacollo, donde llenó el tanque y pidió que le vendieran gasolina en un bidón, declaró. Se dirigió hacia el sur, cuando llegó al kilómetro siete de la avenida Capitán Víctor Ustariz y recorrió calles que estaban a la orilla del río Rocha.

“No había gente en el lugar, la dejé (a Betsabé) y al ver el bidón de combustible le eché todo encima y le prendí fuego. Después regresé a mi casa y descansé. Fui a mi trabajo, me cambié, saqué mi auto sin rumbo, quería salir del departamento, pero estaban cerradas las carreteras”, dijo.

Él se encontró con los familiares de la joven, que estaban desesperados buscándola, el 13 de agosto. Al principio, les dijo que hace tiempo que no sabía de ella, pero la familia sabía que fue vista por última vez con el policía y terminó diciéndoles que su hija estaba en un alojamiento y que en una hora iba llevarla a su casa. Se subió a una moto y escapó, desde entonces no respondió más las llamadas.

El 18 de agosto, casi una semana después de la desaparición, vecinos encontraron restos humanos en Maica Chica. Un cráneo, columna vertebral, pelvis y varios huesos de distintas partes del cuerpo calcinados fue lo que levantó la Policía en el sector del puente. En el lugar había cabellos y retazos de prendas de vestir, además de una cadena con un crucifijo, que terminó siendo el que usaba el teniente.

El IDIF certificó que los restos óseos hallados en La Maica pertenecen a Betsabé, de acuerdo con el dictamen pericial en genética que se realizaron con muestras de los progenitores de la víctima. El estudio de quimioluminiscencia concluyó que los restos de sangre del asiento trasero de la movilidad del agresor son de la joven.

BÚSQUEDA Y CAPTURA El policía declaró que estuvo consumiendo bebidas alcohólicas durante los tres días siguientes al crimen y dormía en su vehículo. El 18 de agosto, el mismo día que encontraron los restos de Betsabé, él abordó una flota y llegó a Montero (Santa Cruz). Estuvo en un alojamiento hasta la madrugada del sábado, cuando fue aprehendido y trasladado a Cochabamba.

Antes de salir del departamento, entregó a su hermano Robert su arma de fuego y su auto para que los escondiera. “Le dije que paso algo grave y que quería matarse”.

Su hermano y su cuñada fueron sentenciados a dos años de prisión por encubrimiento, pero no los cumplirán en un penal. Saldrán en cuanto presenten algunos papeles como certificado de antecedentes, dijo Garrón. El agresor también involucró en el caso a otras dos mujeres con las que tuvo una relación amorosa. Se trata de su exesposa que lo estaba ayudando económicamente y otra enamorada con quien compartió bebidas tras el crimen.

El hombre pretendía huir a Brasil, pero le faltó recursos económicos y antes de que pueda conseguirlo fue aprehendido.

El teniente tenía el cabello largo porque antes de ser destinado a la Estación Policial Integral (EPI) 6 era oficial de inteligencia de narcóticos, según cercanos.

Betsabé y Adán Boris eran vecinos, vivían en Quillacollo. Él se mostraba como una persona “buena” y no daba señales de ser violento. Se conocieron hace dos meses e iniciaron una relación hace aproximadamente un mes. El teniente, quién le prometió amor eterno e incluso le decía que quería casarse con ella, disparó su arma de fuego y acabó con su vida.

Protección

La familia de Betsabé denunció que sufren amenazas de muerte presuntamente de parientes del sentenciado y piden protección de autoridades.