Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Reciclaje en Bolivia: las iniciativas afloran desde empresas y emprendimientos

Residuos de caucho convertidos en pisos para parques de niños. Latas, plástico y cartón dando nuevas oportunidades. Papel que vuelve a ser usado para dar vida a atractivas libretas. La reutilización cobra cada vez más fuerza en el país.
 
Personal de Mamut en una de sus instalaciones. Cortesía Mamut
Personal de Mamut en una de sus instalaciones. Cortesía Mamut
Reciclaje en Bolivia: las iniciativas afloran desde empresas y emprendimientos

“La basura de uno es el tesoro de otro” es el conocido refrán que muchos olvidamos a la hora de crear un negocio. No fue el caso de Manuel Laredo, creador de Mamut, la empresa que transforma residuos de caucho a materiales de construcción sostenibles. Utiliza residuos o “basura” de otras industrias (caucho de llantas en desuso y de repuestos de vehículos, entre otros) como insumos clave para la producción y venta de pisos de goma para parques infantiles, parques urbanos de calistenia, pistas atléticas, canchas deportivas y ahora su nueva diversificación a productos de seguridad vial. 

A finales de marzo de este año, a Laredo se le otorgó el reconocimiento de la cámara de diputados al ser un emprendimiento tecnológico destacado. 

El negocio del reciclaje en Bolivia es relativamente inexplorado, y cada vez más, la gente se da cuenta de su potencial económico. Es el caso de las Reciclandantes, un grupo de mujeres que se dedica al reciclaje para generar sus propios ingresos. Ellas reciclan desde hace ya 20 años y fueron evolucionando poco a poco en una asociación de alto valor y renombre en Bolivia. Este mes, abrieron su centro de acopio para residuos reciclables en Irpavi, La Paz, el cual será completamente administrada por ellas.
 
Organizarse alrededor de los residuos e impulsar una iniciativa de reciclaje con objetivos de generación de ingresos ha permitido a las Reciclandantes recuperar el uso de casi todo, desde zapatos hasta muebles. Así han creado trabajo para muchas mujeres que partieron de cero para ahora ver cómo su negocio crece. 

Desde el lado de las grandes compañías también hay iniciativas de impulso al reciclaje. Una reciente es la lanzada por Nestlé en Bolivia, que en medios de comunicación y redes sociales impulsa desde este mes el reciclaje de las cajas de todas sus líneas de cereales, ya sean en emprendimientos o dentro de los hogares bolivianos. “Trabajar con materiales en desuso no sólo tiene puntos positivos en lo económico, sino también es la ocasión de crear”, sostiene la gerente de Asuntos Corporativos de esa empresa, Inés Lara.

Y esto último lo tiene claro Tamiz Papel, un emprendimiento que nació en pandemia. Esta empresa transforma los papeles ya usados en libretas, papel plantable (semillas que se encuentran dentro del papel) y cartas de presentación, entre otros.  Todo realizado de manera artesanal, gracias a la creatividad y la reutiliación de objetos que cualquiera daría por desechos. Esta empresa ha logrado imponerse ante las dificultades de la pandemia y la crisis, y de forma sostenible se ha posicionado en el mercado de libretas y de papel. 

La contradicción entre negocios prósperos y ecológicos se queda en el pasado, mientras vemos casos como los ya citados tener éxito al apostar por este modo de funcionamiento. Solo hace falta creatividad y un plan para prosperar salvando al planeta.