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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Luis Arce Gómez, el tigrecillo de Chonchocoro que no le temía a la muerte

El exdictador murió sin dejar en claro lo ocurrido con los restos de Marcelo Quiroga Santa Cruz. Se supo que también mantuvo en secreto un reconocimiento que le habrían dado los iraníes por supuestamente haber hecho un envío de armas.
El dictador Luis García Meza (d), junto a su ministro del Interior Luir Arce Gómez
El dictador Luis García Meza (d), junto a su ministro del Interior Luir Arce Gómez
Luis Arce Gómez, el tigrecillo de Chonchocoro que no le temía a la muerte

Tenía quien le cuide en la cárcel, también una persona que cocinaba sus alimentos, otros reos se mostraban diligentes con él; pero, Luis Arce Gómez también sentía miedo en Chonchocoro, un penal de máxima seguridad en La Paz, donde estaba condenado a prisión por 30 años.

El 30 de marzo murió Arce Gómez a los 82 años. Fue militar y político de la época de la dictadura (1980 - 1981) en Bolivia, fue ministro del Interior (hoy de Gobierno) de Luis García Meza y jefe de seguridad de Palacio Quemado en la época que Alfredo Ovando comandó un golpe de Estado. No reveló dónde están los restos de Marcelo Quiroga Santa Cruz, político y líder socialista asesinado el 17 de julio de 1980. También fue el dueño de la frase "con el testamento bajo el brazo".

Periodistas y escritores narran los encuentros que tuvieron con él en Chonchocoro, mientras cumplía condena sin derecho a indulto por alzamiento armado y organización e integración de grupos irregulares, genocidio y delitos contra la libertad de prensa. Con las investigaciones y entrevistas de Gezien Manzilla, Cecilia Lanza y Álvaro Irusta se construye parte de su historia.

Manzilla fue la última persona quien le entrevistó, en septiembre de 2019. Ella hacía una tesis y escribía el libro "Marcelo: Noticias de un asesinato". Lanza tuvo dos encuentros extensos con él y, además, recibió algunas llamadas telefónicas de Arce Gómez; escribió los detalles en "Prontuario". Irusta y su compañero filmaron su celda y le escucharon hablar, "menos de Marcelo Quiroga Santa Cruz".

En diciembre de 1989, a los 51 años, el exdictador fue detenido en Santa Cruz y extraditado a Estados Unidos. Allá estuvo en prisión hasta 2009 por narcotráfico.

En abril de 1993, cuando tenía 55 años, fue sentenciado a 30 años por la justicia boliviana.

En julio de 2009, a los 71 años, fue deportado y llegó a Bolivia para cumplir su sentencia, en la misma cárcel donde también estuvo Luis García Meza y donde todavía permanece "El Killer" (Froilán Molina), a quien apuntan como responsable del asesinato de Quiroga Santa Cruz.

LA FRASE La noche del 18 de julio de 1980, Arce Gómez advirtió: "Todos aquellos elementos que contravengan al decreto ley (de Estado de sitio impuesto por García Meza), tienen que andar con el testamento bajo el brazo, porque seremos taxativos: ¡No va a haber perdón!".

Aquellas palabras se recuerdan en un fragmento del documental Bolivia Siglo XX:

Aquella rigurosidad con la que se expresaba en los años 80 ya no existía cuando estuvo en el penal de Chonchocoro, donde llegó con afecciones de salud.

"MENOS DE MARCELO" Tenía 75 años en 2013. Ocupó la celda 209 del bloque A, el menos peligroso, de Chonchocoro. Entonces, se movía en una silla de ruedas en el patio, aunque en la celda se paraba para preparar una taza de chocolate o hacer otras cosas, según recordó Irusta.

Durante aquella visita, autorizó la filmación, pero rechazó hablar de Quiroga Santa Cruz.

Entonces, tenía una cama en la parte superior y debajo estaba acondicionado un espacio pequeño, como un living, con fotografías de su familia en las paredes, imágenes que permanecieron ahí por años.

Sin referirse a en ningún momento a Quiroga Santa Cruz, contó otras cosas, entre ellas que él no quería ser militar sino "médico de niños"; y que vendía poleras, que enseñó, con su foto de joven y la frase: "Con el testamento bajo el brazo...".

Aquel encuentro se revive en el capítulo IV de la serie de notas periodísticas Cárceles de Bolivia - Chonchocoro:

En enero de 2017, fue sentenciado, junto a otros, a cadena perpetua por el Tribunal de Roma por crímenes cometidos contra italianos en el denominado Plan Cóndor, la operación de represión ideada por el chileno Augusto Pinochet. La cadena perpetua se ratificó en 2019.

Arce Gómez quería negociar información, hablar sobre Quiroga Santa Cruz a cambio de cumplir condena en su domicilio. Manzilla recordó: "Lo que me dijo fue que nunca había dicho la verdad respecto a Marcelo, qué nunca había respondido con la verdad sobre dónde estaba Marcelo, y que si querían saberlo iba a ser a cambio de 'casa por cárcel'; no libertad, pero al menos pagar condena en su casa. No logró hacerlo, porque no hubo acuerdos".

Lanza expuso que Arce Gómez ratificó que los restos estuviesen enterrados en la propiedad del expresidente Hugo Banzer Suárez en Santa Cruz, y añade el detalle de que entregaron el cuerpo en el Estado Mayor. Arce Gómez habría llamado a Banzer y este último envió el avión del exprefecto de Santa Cruz Widen Razuk, para recogerlo y llevarlo a la estancia de Bánzer.

Lanza investigó sobre la muerte de Quiroga Santa Cruz, y Arce Gómez le confirmó sus hallazgos: "Quien ha asesinado a Marcelo no es el Killer (Froilán Molina); Franz Pizarro Solano fue quien disparó y no se sabe de él".

RECONOCIMIENTO DE IRÁN Arce Gómez le había contado a Tomás Molina, exdirector de Régimen Penitenciario y escritor, sobre el tráfico de armas a Irán. Aunque no lo dijo directamente, se concluyó que fue él el enviado por Ovando para la transacción de entrega de armas al Gobierno de Irán. Cuando Lanza le preguntó sobre este tema, lo negó argumentando que "era ficción", para "hacer una película".

Sin embargo, Lanza percibió que sí sería cierto. Acotó que Arce Gómez tendría a buen recaudo, "en su casa, en Santa Cruz", un reconocimiento realizado por los iraníes por aquella entrega de armamento. "Es lo que me ha dado a entender", dijo.

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ENTORNO Y SEGURIDAD Cuando Manzilla llegó a Chonchocoro junto a su amiga, ambas fueron orientadas por un "taxi", persona que a cambio de un pago guía a las visitas hasta los reclusos solicitados dentro la cárcel. Pero se negó a cobrar. "Es el coronel, yo no puedo recibir nada", les dijo.

El exdictador les manifestó que "no daba entrevistas a periodistas porque mienten", pero acepto cuando le explicaron que era para un libro.

Otro coronel, Roberto Meleán, también reo, implicado por haber sido el sepulturero de Quiroga Santa Cruz, participaba de los momentos de charla sobre el tema, claro, siempre y cuando así lo autorizara Gómez, como percibió Manzilla. También daba órdenes de "silencio" para poder conversar.

Arce Gómez siempre ocupó la celda 209. Pero su cama ya no estaba en la parte superior sino abajo. Tenía "baño privado" o más bien un inodoro dentro la celda, no había otra puerta.

El espacio estaba equipado de electrodomésticos, y solía ofrecer chocolate, café o zumos a visitas.

En la pared continuaban las fotos de sus hijos y nietos. "Se culpaba por no poder criar a sus hijos menores, porque estuvo en la cárcel", expresó Manzilla.

El exdictador tenía a una persona que le preparaba la comida. Hace años, comía el mismo alimento que el resto de los reclusos, pero solo si la oferta le gustaba.

En los meses anteriores, no usaba la silla de ruedas. Pero, era notorio un cansancio propio de su edad. Tenía "algo en la cara" y dijo que era por un cáncer de piel, de lo que había sido operado en el hospital general; no tenía seguro militar.

Lanza, quien estuvo con él por el mes de julio del año pasado, describió que entonces estaba muy lúcido, sano, claro que tomaba remedios y estaba lleno de "cajitas de medicamentos", pero en general estaba muy bien.

El "coronel" tenía quien le cuide, quien le dé seguridad en la cárcel. Lanza precisó que, a la edad de más de 80 años, Arce Gómez no podría representar peligro ni riesgo, sino todo lo contrario.

"Él pagaba a gente para que lo cuide, y no porque fue un exministro del Interior de una dictadura, no por la dictadura, sino porque en un espacio como Chonchocoro todo puede pasar. Unos cuidan a otros. No era percibido como un hombre peligroso. Hay gente de la que ocuparse más riesgosa que Arce Gómez, gente involucrada con el narcotráfico y otros".

Acotó que quienes sabían quién era, "le trataban con respeto, pero no con miedo".

Arce Gómez fue descrito en los últimos años como una persona amable y educada, sin borrar la historia de tortura, prepotencia y persecución que lo envuelve desde la época de la dictadura. Convencido, él negaba todo.

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DATOS

BIBLIOTECARIO

Arce Gómez fue encargado de la biblioteca, equipada con material de donación, del penal de Chonhocoro. El ambiente estaba a unos 50 metros de su celda. Cuando un recluso solicitaba algún libro, él sacaba la llave para abrir la biblioteca y entregar el pedido registrando al solicitante. Cuando no se devolvían los ejemplares, también era el encargado de recuperarlos.

EL TELÉFONO

El exditacdor atendió varias veces, sin que los receptores lo percibieran, los teléfonos del bloque A de Chonchocoro, cuando los encargados no estaban cerca. Desde el penal, él también hizo llamadas telefónicas, incluso a periodistas para complementar información.

LA MUERTE

Cecilia Lanza incluyó en sus escritos que Arce Gómez no le temía a la muerte. En medio de este tema recordó que cuando era niño vio como "un tigrecillo se comía a una niña de su barrio" y a él no le afectó aquel hecho. "El propio García Meza dijo alguna vez que con él (Arce Gómez) todo era muerte".