Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 18:41

La familia orureña con 7 infectados se libró del virus lavando utensilios con lavandina

La mamá, de 65 años, sin saberlo, trajo la enfermedad desde Italia en una visita a sus hijos en Bolivia. Fue la paciente cero. Se enfrentaron al mal sin saber cómo era ni cómo reaccionar ante ella. El amor y medidas extremas tuvieron resultados.
La familia orureña con 7 infectados se libró del virus lavando utensilios con lavandina

La familia de la paciente cero, de 65 años y de Oruro, se enfrentó a lo desconocido. Ella fue uno de los primeros dos casos en Bolivia de coronavirus. Transmitió el mal a siete integrantes de la casa, uno de ellos un adolescente de 13 años.

Hoy, tras casi dos meses de ese momento, están libres del virus y solo esperan el alta final para reanudar, poco a poco, su vida que quedó en suspenso desde marzo. Vencieron al coronavirus a base de sacrificio, de amor, de medidas extremas como lavar los utensilios con lavandina.

Mucho se ha dicho sobre ellos. Las redes sociales fueron implacables con las conjeturas, con la desinformación y discriminación. Se publicó incluso una falsa carta que hasta llevaba un nombre y apellido de la paciente cero en la que denunciaba, supuestamente, que se sentía decepcionada de los bolivianos porque había recibido maltrato y marginamiento.

También estaba la historia inventada de que se trataba de la dueña de una panadería y los “consejeros virtuales” recomendaban no comprar el alimento, hasta había la sugerencia de hacer que se vayan del país.

La verdadera historia la cuenta la familia. Una de las hijas, que es médica, relató que su mamá vive en Bérgamo, Italia, desde hace mucho tiempo. Se fue por trabajo y cada dos años programaba una visita a sus hijos. Este año le tocaba el viaje y reservó los pasajes con mucha anticipación para esas fechas.

La señora estaba en Italia con su otra de sus hijas quien adelantó su viaje a Oruro por Carnaval. Llegó por Santa Cruz y fue en vuelo a La Paz. Uno de sus yernos fue a recogerla hasta La Paz para llevarla a su hogar, en Oruro.

“La familia le fue a esperar con vehículo propio hasta La Paz, no ha utilizado un bus de transporte público como dice la gente”, aclaró la hija.

“Creímos que se trataría de una visita más. La esperamos como a toda mamá. Los hijos, los sobrinos, los nietos. Hemos estado presente la mayoría. Desconocíamos que este viaje iba a ser diferente. El contagio fue a siete miembros de la familia. No ha sido a todos, gracias a Dios porque algunos estaban en sus propias actividades. Ella llegó al domicilio del hijo mayor que trabaja en Cochabamba. Fuimos a recibirla y  algunos no estaban todos los días con ella porque nos dedicamos a trabajar, de pronto de esa forma se ha evitado que no se contagie toda la familia”.

Llegaron los síntomas de la enfermedad, la prueba y el primer resultado positivo al SAR-COVID-19. Tras la noticia nadie podía creer lo que estaba pasando en la casa, relató a OPINIÓN, la hija.

“Pero una vez que recibimos la información debíamos aislarnos. No nos hicieron a todos los exámenes ese momento, solo a mi mamita. No sabíamos si estábamos contagiados, pero ya al saber que ella dio positivo directamente se aisló a la familia. Una vez realizados los exámenes se sabía quiénes eran positivos y quiénes negativo”.

Siete resultado infectados, de los que seis eran mayores de edad y un menor de 13 años.

De ahí para adelante todo era organización. Mantuvieron el aislamiento en dos domicilios separados. La mamá estaba con la mayoría de los pacientes y los demás en otra vivienda.
“Hemos tratado de llevar la situación. Como es una enfermedad nueva no sabíamos cómo reaccionar. Incluso mi mami pensaba que iba a fallecer al escuchar  de tantas bajas en el mundo”.

La doctora dijo que les afectaba mucho ver afectada la salud de su mamá. “Era una pena verla en ese estado. Fue un golpe muy fuerte. Su mayor pena era pensar que sin querer y sin saber había contagiado a sus seres queridos. Pero ella sabe que una madre  es el pilar de la familia, así que la vimos ponerse fuerte y decía: ‘Yo voy a salir adelante a mis hijos y nietos’”.

Estuvieron cinco personas en un domicilio tomando recaudos en cuanto a bioseguridad.

No poder abrazarse teniendo tan cerca a los hijos y a la madre fue quizá el mayor. Al interior de la casa se pusieron reglas extremas: mantener distancia, lavarse constantemente las manos, todo lo que tocaban debían limpiar de inmediato, lavar los utensilios incluso con lavandina. “Hemos extremado todo. Hemos aprendido a realizar actividades que nunca habíamos pensado, pero siempre unidos”.

El apoyo entre la familia fue importante. Las palabras de aliento era el alimento diario. “El apoyo moral delante de mi mamá fue la base. Nadie sabía hasta qué punto íbamos a llegar, gracias a Dios solo dos personas presentaron principios de neumonía. Los demás éramos asintomáticos. Era como un resfrío común sin llegar a los cuadros de neumonía, de tos, de dificultad respiratoria. Los más delicados fueron mi mami y dos familiares. Uno de ellos el hermano que está en Cochabamba que incluso llegó a la clínica para internarse”.

El hijo de la paciente cero fue también el paciente cero en Cochabamba. Viajó a Oruro para visitar a su mamá y su familia en Oruro, él retornó a su trabajo en Chimoré (en la zona del Trópico de Cochabamba), pero se mantenía con fuerte resfrío lo que debilitó sus defensas y por tanto la afectación fue mayor en su salud.

Él, al detectarse como positivo, fue trasladado en una ambulancia hasta un hospital en Cochabamba, donde fue tratado y curado. El 3 de abril recibió también el alta médico y se mantuvo en cuarentena en su casa. Cuando se recupere totalmente volverá a viajar para abrazar a su mamá, esposa e hijos.

La doctora cuenta que en Oruro cumplieron con el aislamiento. “Como éramos los primeros aquí, en Oruro, teníamos miedo. No salíamos ni a la puerta ni a saludar a los vecinos”.

Consultada si los vecinos estaban enterados, respondió que sí, que expresaron miedo. “Ese miedo les llevó a la discriminación, pero se entiende, porque como digo nadie sabía nada”.

En tanto ellos combatían la enfermedad, afuera en las calles se libraba otro tipo de batallas, el de la desinformación. En redes sociales e publicaba que la paciente cero era la dueña de una panadería. Incluso circuló una carta falsa.

Ya al final de la tormenta, la hija se ríe de ese documento. “No la escribió mi mamá. Dijeron de todo, incluso que hasta nos habían hecho desaparecer. Pero era lo contrario, estábamos a buen recaudo en el domicilio. La mayoría estaba asintomática. Tampoco hubo necesidad de un hospital, pero siempre estábamos bajo el cuidado de los médicos del Servicio Departamental de Salud, SEDES de Oruro. El control ha sido estricto con visitas y llamadas telefónicas”.

La paciente cero llegó con la mentalidad de quedarse en su país. “Pero con esta situación analiza retornar después. Creemos que por lo menos este año la tendremos en casa”.

La mamá tiene cinco hijos y fue la primera paciente con recibir el alta médico, y los siete restantes están en camino.  

La doctora de la casa termina diciendo: “Hemos salido juntos. Se puede salir siempre y cuando se cumplan las medidas de seguridad. El lavado, el uso de barbijos. Hemos estado en un domicilio que no era muy grande y tuvimos que adecuar las habitaciones. Hay cosas que la gente debe saber, por ejemplo, no por estar al lado de una persona con coronavirus ya estás contagiado, tiene que pasar muchas cosas, salvo que esa persona empiece a toser y estornudar”.

Consideró también que las ventajas que tuvieron en la familia fue que la mayoría fue asintomática y pasaron como si fuera un resfrío.

Ella expresó su convencimiento de que costará volver a vida normal, pero que todo se puede con disciplina y cariño.