Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 17:02

Culto a las “ñatitas” vuelve al cementerio tras la pandemia

Con pedidos de protección y prosperidad inició el culto a decenas de calaveras humanas en el camposanto después de un año de pausa por la COVID-19.
Dos %22ñatitas%22 en el camposanto paceño. EFE
Dos %22ñatitas%22 en el camposanto paceño. EFE
Culto a las “ñatitas” vuelve al cementerio tras la pandemia

"Jesusa", "Angelito", "Rayitas", "Cirilo" y "Lucas" son algunas de las “ñatitas” (calaveras humanas), llamadas así porque no tienen nariz, que llegaron hasta el patrimonial Cementerio General de La Paz para recibir rezos y obsequios de quienes les confiaron sus deseos de protección y prosperidad.

El 8 de noviembre es la fecha elegida por los devotos de estas calaveras para rendirles culto en una tradición muy arraigada y que logró superar la pausa de 2020 por la pandemia de la COVID-19.

Centenares de personas llegaron con sus “ñatitas” hasta este camposanto, algunas en urnas de cristal, otras protegidas en cajones o envueltas en aguayos, los multicolores tejidos indígenas, todas vistiendo sus mejores galas para ser veneradas.

Sombreros, lluchus o gorros de lana usados en el Altiplano, gafas para el sol e incluso pelucas fueron parte de los atuendos lucidos por las calaveras.

En los alrededores del camposanto una multitud de vendedores ofrecía las tradicionales coronas de flores que se ofrecen a estas calaveritas, además de hojas de coca, cigarrillos y velas que también se les obsequian a cambio de algún favor.

Sus dueños se apostaron en distintos lugares del cementerio para exponerlas, aguardando a que algún devoto se aproxime a ellas para prenderles velas, agasajarlas con coronas o pétalos de flores e incluso hacerles fumar cigarrillos, ofrecerles bebidas o contratar grupos musicales para que les canten.

HISTORIAS

"Rayitas" fue en vida René Huayhua, un músico asesinado hace dos décadas en un incidente hasta ahora no aclarado, comentó su hermano Justo, quien lo recuerda con mucho cariño.

Unos metros más adelante está Regina Laura junto a su madre y siete “ñatitas”, entre ellas "Lucas", "Cirilo", la "Santa Marisol", "Virginia" y "Coco", una heredada del abuelo y las demás que les llegaron como obsequios, en busca de protección.

Muchas de las personas que tienen “ñatitas” aseguran haberles visto en sueños y de esa forma saben si en vida fueron hombres o mujeres y qué nombres ponerles.

Es el caso de Irene Jaldín, quien se soñó con "Angelito", una calavera que tiene en casa junto a "Daniel" y "Amalia".

"Ellos nos dan todo lo que uno quiere pedirse, depende de lo que estés pidiendo, a eso te retribuye la ñatita, pero también te castigan cuando no le cumples", advirtió.

Tras los rituales en el camposanto, algunas personas salen en procesión hacia salones contratados para hacer fiestas con abundante comida, bebida y música.

Algunos llegan bailando alegres tonadas de música folclórica boliviana con los correspondientes trajes típicos y otros, más solemnes, van vestidos de negro acompañados con música religiosa.